Uno de los grandes problemas que le plantea la sociedad posmoderna a sus individuos, es la pérdida de la privacidad. ¿Hasta dónde está permitido que lo vigilen a uno? ¿Dónde comienza la vida pública y donde principia la vida privada?
En casi todas las urbes del mundo moderno, existen infinidad de cámaras de video que están constantemente registrando en video todo lo que ocurre, ya sea en las calles y avenidas, como en los edificios públicos y privados, también en las residencias y multifamiliares. Nadie se escapa de esas pequeñas cámaras de video que todo lo ven y todo lo registran en una memoria.
En la antiguedad funcionaba de otra manera la vigilancia, se hacía a través de lo que se conocía como "visión panóptica", el Estado le hacía creer a los ciudadanos que "siempre" estaban bajo la supervisión de una entidad secreta. La estructura arquitectónica de la "visión panóptica" tomó la forma de grandes torres, sólidas, de ladrillo rojo, con algunas mirillas en la parte superior, para dar la sensación ilusoria de que alguien vigilaba desde ahí.
En las prisiones de casi todo el mundo se estableció el sistema de torres panópticas, que se colocaban estratégicamente enmedio de los patios en donde los reclusos se reunían varias veces al día para tomar el sol o descansar. Los presos "sentían" las miradas vigilantes de los guardias del penal en sus espaldas.
En la obra magnífica "1984", se describe al Big Brother observando todos los movimientos de los miembros de la sociedad, quienes vivían bajo el síndrome de la paranoia, siempre perseguidos por una mirada oculta inexistente.
Hoy el mundo occidental, urbano, cosmopolita, pega de gritos al cielo al saber que "su información personal", que circula en las redes sociales no es privada, sino que está a disposición de todos, lo cual acarrea el inevitable fenómeno de estar expuesto a la mirada ajena, y quién sabe con qué fines.
El asunto no es de poca monta, se trata de poner límites y barreras efectivas a
la información que un usuario pone en su Facebook, por ejemplo, y que no vaya a circular por terrenos de la economía, o la política, con fines ajenos a los de la propia red social, sin su consentimiento.
La sociedad posmoderna tiende a borrar las barreras privadas de los individuos y a convertir a los ciudadanos en simples peones de ajedrez que se pueden mover al capricho del Estado o de las grandes transnacionales, para beneficios ajenos a los mismos individuos.
Toda gran ciudad del mundo contemporáneo está repleta de centros de observación y control policiaco de los movimientos de automóviles y personas en la vía pública, además de los otros sistemas de vigilancia privados que se instalan en edificios de gobierno o bancarios, por ejemplo.
No hay vida privada o íntima para nadie, todos estamos expuestos a la mirada del otro, sinrubor o recato.
Estamos desnudos, inermes ante la posmodernidad que todo lo quiere ver y hurgar hasta los más mínimos pliegues de la piel.
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