Guatemala es un país que sufre el embate simultáneo de la erupción del Volcán de Pacaya y el ingreso del ciclón Agatha, ambos fenómenos naturales han destruido la infraestructura elemental de la nación centroamericana.
La descarga de miles de toneladas diarias de cenizas volcánicas sobre la mayor parte del territorio guatemalteco, ha ocasionado graves perjuicios a la agricultura y ganadería; además de los trastornos de la vida cotidiana por la acumulación de cenizas en la ciudad de Guatemala, cuya tarea de recolección es algo titánico y desesperante, porque la tarea se concluye hoy y hay que continuarla mañana, como si no hubiera disminuido en algo la ceniza en las calles y techos de la urbe.
El azote del ciclón Agatha barrió literalmente con carreteras y puentes, con viviendas y plantaciones agrícolas, con personas adultas y niños. De nuevo la naturaleza se ensaña con las miserables naciones centroamericanas, cuyas economías son inestables y al borde de la quiebra siempre.
Empezar de nuevo es la constante en Guatemala, desde siempre, así lo marca la historia desde hace cuatrocientos años; ahí están los restos del terremoto que asoló la Antigua Guatemala. La capital de la república ha tenido por ello cuatro traslados, en su historia desde la colonia hasta nuestros días, y la causa siempre han sido los terremotos. Vivimos en un país con una alta sismicidad, producto de varias docenas de volcanes que surcan todo el país de poniente a oriente.
La desolación es lo que priva en todos los guatemaltecos al ver con dolor las enormes heridas que han dejado, tanto la erupción del Pacaya como el ingreso de Agatha con toda su fuerza destructiva.
Desde que era un niño siempre experimenté el terror de los temblores de tierra y las erupciones volcánicas, cosa "naturales" en Guatemala. A la distancia me conduelo por mis paisanos, los jodidos de siempre, que han perdido todo, menos la dignidad y la risa.
Guatemala volverá a ponerse de pie, con grandes sacrificios como siempre, pero somos una raza de guerreros de estirpe Maya, decididos a vencer las contrariedades de la vida.
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