jueves, 17 de junio de 2010

Cáncer de mama, la peste.

Después de haber estado en un proceso de investigación sobre el cáncer de próstata, me di cuenta que el cáncer de mama es el que más estragos causa entre las mujeres, sin importar mucho la edad, igual hay jóvenes de veinte años que mujeres de más de cuarenta años, que son por cierto la mayoría.

Mientras estuve sometido a una serie intensiva de sesiones de radioterapia, por más de cuarenta días consecutivos, los pacientes que acudíamos a esas terribles sesiones de tortura china, eran en su mayoría mujeres con cáncer de mamá.

Esas mujeres habían perdido sus cabelleras pero no la dignidad, llegaban a la consulta con sus pelucas o sus turbantes de telas coloridas. Todos nos sabíamos hermanos del mismo dolor, y se generaba una corriente de simpatía entre todos, sin palabras.

Mariana es una joven mujer universitaria, psicóloga, recién casada, que se encontraba haciendo estudios de posgrado en Nueva York, cuando descubre ella misma un nódulo en su pecho, que resultó canceroso.

Mariana fue mi alumna en la universidad, posteriormente fue también mi paciente en psicoanálisis, la conozco profundamente y sé que es una guerrera que luchará por su vida con todas sus fuerzas.

Mariana ya perdió una mama, lamentablemente.

Ayer nos encontramos y fue maravilloso poder compartir nuestras experiencias en torno al cáncer y sus terapeuticas agresivas. La ví hermosa, con su cabeza rapada como bola de billar, su juventud no se ha mermado nada, y mantiene una actitud fuerte para enfrentar las embestidas de la enfermedad.

Escucho más ahora que antes, acerca de la proliferación del cáncer de mama, esto es preocupante porque es una de las primeras causas de muerte entre las mujeres contemporáneas.

Igual que para los hombres, el perder los testículos por efectos del cáncer de próstata, representa un dolor emocional que afecta su identidad masculina, para las mujeres el asunto es igualmente complicado de resolver a nivel emocional, ya que la pérdida de sus mamas resulta un agravio a su identidad femenina, que no se resuelve con unos implantes o postizos.

Debe la ciencia médica encontrar los paliativos y las curaciones adecuadas para resolver el tema del cáncer, ya que se ha convertido en la peste del siglo XX y lo que va del XXI.

Yo ya puse mi grano de arena en ese propósito, serví como "conejillo de indias" en un protocolo de investigación para encontrar la medicina correcta para atacar el cáncer de próstata. Me pidieron firmar que los exculpara de todo lo que me pudiera pasar durante la investigación, inclusive su cláusula principal es que podía morir en el intento, y aún así firmé y me atreví a que siguieran explorando nuevas posibilidades en mi cuerpo.

Vivo sin cáncer y feliz.

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