Hoy comenzó realmente el Campeonato Mundial de Fútbol, al saltar a la cancha el mejor equipo del planeta, Brasil. Su contrincante fue Corea del Norte, un equipo mediano sin ningún talento especial para jugar al fútbol. Además, la selección de Corea del Norte, tuvo a bien esperar a que su presidente les enviara la alineación titular para este encuentro. Su presidente es un dictador con todas las agravantes del caso.
Brasil es espectáculo, magia, talento y diversión.
Naturalmente, la selección coreana no era un rival de altura para los brasileños, pero así lo planeó la FIFA para que estos equipos modestos le sirvan de trampolín a los grandes y así asegurar el negocio comercial de la Copa del Mundo.
Se imaginan ustedes que en la primera ronda fueran eliminados: Brasil, Argentina, Italia, Inglaterra y Francia, el caos sería maravilloso y las pérdidas serían multimillonarias en dólares.
Así que todo está debidamente planeado para que ocurra lo que tiene que ocurrir en Sudáfrica, que ganen los de siempre y que pierdan los de siempre, también. Por eso existen los premios de consolación para los invitados de segunda categoría internacional. Para los africanos y asiáticos hay algunos millones de dólares y las debidas gracias por haber participado, sin ellos el mundial no tendría chiste. Es bueno que existan perdedores con quienes el público pueda identificarse siempre.
Ahora sí arrancó el mundial con el "jogo bonito" de los brasileiros.
Hay muchos comparsas débiles, inclusive de origen europeo, que son solamente telón de fondo, escenografías, para que se luzcan los grandes equipos de fútbol del mundo.
Faltan muchas estrellas en la verde-amarela, pero ni se notan sus ausencias. Así es Brasil un país que produce futbolistas de gran nivel en cantidades industriales.
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