La corona británica asegura que será un matrimonio sencillo, apelando a la austeridad. No se repetirán los gastos realizados para la boda entre el Principe Carlos y Diana de Gales, y que fueron estimados en más de 50 millones de dólares de la época. Pero claro, nunca será fácil ni barato costear un evento con dos mil invitados y donde no puede faltar ningún detalle, ya que además será una ceremonia vista por más de dos mil millones de personas en el mundo.
Algunas estimaciones de la revista Star indicaron que entre los gastos del servicio religioso, vestidos, comida, flores, transporte y las diferentes recepciones, la boda real tendría un costo cercano a los 40 millones de dólares (aún no se han dado cifras oficiales) y que será costeado por ambas familias y donaciones de privados. Incluso los novios adelantaron que todos los regalos que reciban serán donados a un fondo solidario.
Detrás de toda la elegancia y expectación del evento, al interior del Reino Unido han aparecido críticas por celebrar una boda real en medio de la crisis económica, pero los comerciantes son los menos preocupados. Cálculos de la consultora Verdict estiman que los ingresos del comercio serán cercanos a los 1.030 millones de dólares, en su estimación más optimista. Esto, producto de la demanda hotelera, los cientos de miles de turistas que llegarán a presenciar la ceremonia y del merchandising que se comercializa desde hace meses y que en estas últimas semanas ha alcanzado su peak.
Por ejemplo, la cadena de supermercados Tesco comercializó una réplica del vestido azul oscuro que Kate Middleton usó el día que anunció su compromiso. Costaba 26 dólares y en menos de una hora se vendieron todas las unidades. Otra cadena de supermercados, Asda, vende réplicas de las tazas, platos y la vajilla que se utilizará durante la comida del matrimonio.
La tienda de muñecas de colección Franklin Mint ofrece una réplica de Kate vistiendo su vestido de compromiso por 195 dólares y arrasó con las ventas. Los fabricantes preparan otros diseños con el vestido de matrimonio esperando que supere las ventas del primero.
Esto no se ha vivido sólo en Europa. En Estados Unidos la joyería de zafiros The Natural Sapphire Company, ha vendido más de mil anillos de imitación del modelo que el Principe Guillermo le regaló a Middleton para sellar su compromiso. Uno de los encargados de realizar estas réplicas es el joyero chileno Jorge Valdés, que asegura recibir de 20 a 25 pedidos diarios de anillos de zafiro azul, que oscilan entre los mil y 100 mil dólares, dependiendo del tamaño de la piedra. Los zafiros llegan de Sri Lanka o Magadascar y se cortan allí, para ser luego montados en el taller que la compañía tiene en Manhattan.
Los hoteles son los más beneficiados con la boda. Se estima que el fin de semana del 29 de abril más de un millón de personas llegarán hasta Londres y los hoteles de cinco estrellas han triplicado sus tarifas. La prensa británica señala que el valor promedio de una habitación es de 230 euros la noche, pero durante esos días ascenderá hasta 640. Por su parte, el lujoso Hyatt Regency ofrecerá una promoción denominada "William y Kate, una historia de amor", que por 550 dólares incluye una noche de alojamiento, más un cóctel y una caja de trufas, todo inspirado en la boda.
Pero lo más llamativo del negocio tras la boda es el particular merchandising que se ha comercializado, donde destacan bolsas de té, muñecos de trapo de Kate y Guillermo, una moneda con la cara de ambos, preservativos, bolsas de mareo similares a la de los aviones, protectores de celulares, uñas postizas con sus imágenes, cucharas de plata con la foto de los novios y hasta mazos de cartas con fotos de la familia real.
De esta forma, se aprovecha una fiesta nacional para buscar nuevas alternativas de productos para el mercado, algo que sirve para incrementar el comercio de una de las economías más poderosas del mundo. Un ejemplo de como la planificación y el aprovechamiento de oportunidades pueden contribuir a los modelos de gestión.
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