jueves, 28 de abril de 2011

Los enamoramientos.

'Los enamoramientos', el 'thriller' que no lo era
Javier Marías presenta su nuevo libro en el Cervantes


El escenario parecía solemne pero el acto no lo fue: una sala forrada de madera en la sede madrileña del Instituto Cervantes y 200 personas con una inusualmente baja media de edad que la llenaban desde tiempo antes de que llegaran los protagonistas (algunos aprovechaban para terminar sobre la marcha la novela que se presentaba: Los enamoramientos, publicada por Alfaguara). Los protagonistas eran el autor de ese libro, Javier Marías, y el editor y crítico Manuel Rodríguez Rivero, desde 1999, Real Cronista en Lengua Española (o "Inca Garcilaso") del Reino de Redonda, el famoso islote caribeño cuyo monarca es el propio novelista madrileño, que este año cumple 60 y parece que va camino de dejar de ser, por fin, el joven Marías.


Pese a lo formal del contexto, la charla fue de todo menos estirada

El novelista escribe sobre asuntos que le preocupan en su vida cotidiana
Pese al fervor del auditorio y lo formal del contexto, la charla fue de todo menos estirada. Los personajes del drama no dudaron en llevarse la contraria todo lo que hizo falta: "Es patético que sigas escribiendo a máquina", dijo el segundo con la charla ya lanzada. Se contravino así el código no escrito de las presentaciones literarias según el cual el presentador dice maravillas del presentado y este las agradece.

Este agradeció, no obstante, la hospitalidad de un Instituto del que no acepta invitaciones para acudir a las muchas sedes que tiene por el ancho mundo siguiendo la norma de no aceptarlas de las instituciones públicas: "El Estado no tiene por qué dar nada y menos gastar dinero en eso". Lo dijo sin quejarse, porque también dijo que de sus mayores aprendió a no hacerlo. De sus mayores y del Real Madrid "hasta que llegó Mourinho; uno no se queja de los árbitros; siempre he sido madridista pero ahora estoy casi buscando equipo".

"¿Después de las 1.328 páginas de Tu rosto mañana no pensaste en escribir una novela más ligera, un thriller tal vez? ¿No sabes hacer thrillers o no sabes descansar?", disparó de nuevo Rivero, que, por cierto, en Babelia describió certeramente Los enamoramientos como un thriller filosófico en el que la protagonista se ve "atrapada en el laberinto moral del amor". "¿Un thriller?", respondió Marías, "yo nunca los he hecho; mis novelas no pierden de vista la trama pero nunca busco temas para ellas: escribo sobre asuntos que me preocupan en mi vida diaria: el engaño, la envidia, el secreto...".

"¿Pero no te pedía el cuerpo...?", arrancó Rodríguez Rivero. "¡El cuerpo no pide cosas literarias! Pide otras cosas", zanjó el aludido. Respecto a la hipotética dificultad de escribir en primera persona con voz de mujer, Marías recordó a Juan Benet citando a Lola Flores: "Cuando le hacía gracia algo lo repetía continuamente y durante dos semanas, cuando le preguntabas cómo estaba decía: ¡Disgustadísima! Pensé en él cuando se me escapaba un 'estoy seguro' por 'estoy segura'".

En el fondo, la charla de Rivero fue, claro, un irónico elogio de la obra de su amigo, al que, no obstante, le recordó cuanto pudo el retrato que él mismo hace en su novela de los escritores como "gorrones, tacaños y sin orgullo". "Bueno", explicó Marías, "la protagonista trabaja en una editorial y habla como habla la gente que convive con escritores, o sea, mal". También se habló, por supuesto, algo del amor y del estado de enamoramiento y nada de la trama de una obra que, por sus preguntas, mucha gente parecía haber devorado ya.

No en vano, el propio Javier Marías recordó el pasaje en el que, al hilo de un relato de Balzac, se dice que lo que ocurre en las novelas "da lo mismo y se olvida, una vez terminadas. Lo interesante son las posibilidades e ideas que nos inoculan y traen a través de sus casos imaginarios, se nos quedan con mayor nitidez que los sucesos reales". Tal vez valga lo mismo para las presentaciones. En algunas, como en la de ayer, no hace falta llevar corbata -ni en el cuello ni en la cabeza- para que estén llenas de ideas y posibilidades.

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