viernes, 29 de abril de 2011

La discapacidad no impide el amor.

Las discapacidades físicas no impiden el goce

“Si uno no se saca la silla de rueda de la cabeza y la coloca donde corresponde, tu vida entera estará limitada. La discapacidad va más en la cabeza que en cualquier otra parte. Yo tengo una pareja hace un año y tres meses, trabajo, hago deporte, y soy tetrapléjica. No muevo las manos, los dedos ni mis piernas y he jugado tenis durante tres años y ahora practico artes marciales”, cuenta Carolina Pérez, 30 años. Al referirse a su sexualidad, la respuesta es obvia.



Sin embargo, hablar sobre sexualidad en personas discapacitadas es un tema que se ha estigmatizado por ignorancia y tabú.



“Yo no me siento discapacitada. Siento que tengo más capacidades que discapacidades. He aprendido a sacarles el jugo y creo que antes de mi accidente, incluso, no sabía que las tenía. La silla de ruedas tiene que ser tu amiga, como todo lo que viene alrededor tuyo, y tu pareja tiene que estar consciente que tu necesitas ayuda y, si está contigo, está con tu silla de ruedas, con tus necesidades, con tu físico, con todo… como en cualquier relación”, explica Carolina Pérez, acupunturista de profesión, que trabaja como asistente comercial y realiza charlas motivacionales (charlas.motivacionales.chile@gmail.com).



En ese sentido, destaca que lo fundamental es ser honestos desde el principio donde la comunicación es vital. “Tienes que estar expresándote siempre para que la relación sea trasparente, pero eso no es distinto a las relaciones que tuve antes del accidente. Hay que romper con esa estigmatización”, aclara.




Ampliar la sexualidad




La sexualidad no solo tiene que ver con el acto sexual. “Nuestra forma de relacionarnos con el mundo es sexual e independiente que tenga la posibilidad de tener un coito, una erección para poder penetrar o que la puedan penetrar a esa persona, la sexualidad de un discapacitado se desarrolla en un marco lo más cercano a la normalidad”, explica Christian Thomas, médico ginecólogo, sexólogo, y director general Centro de Estudios de la Sexualidad – Chile



Algunos tendrán mayores dificultades pero la construcción de relaciones amorosas es la misma. “Los cuidados corporales, las formas en que conversamos o necesitamos a otro, todo aquello pertenece al ámbito de la sexualidad y está marcada profundamente por la sensualidad y una persona discapacitada debería vivirla en plenitud”, afirma.



En ese sentido, Lenka Parada, enfermera jefe experta en rehabilitación sexual de Clínica Los Coihues (www.loscoihues.cl) afirma que el apoyo que se les entrega a los pacientes, tiene que ver primero con afirmar su derecho a la vida sexual desde la adolescencia a la edad adulta, a sentirse atractivo, conquistador, estar abierto a tener pareja y sobrepasar los propios miedos; “se les enseña a manejar el espacio y vencer el miedo a dañar la columna cuando la tienen quebrada y logran convencerse que no les va hacer daño”, comenta.



Para el Dr. Thomas es una sexualidad distinta y una de las tantas variaciones que puede tener. “Hay muchos casos de sexualidad limitada y la idea es que cada uno pueda trabajar su sexualidad para poder ir ampliándola. Por ejemplo, hay muchos hombres que les carga que los toquen, que les hagan caricias. Se limitan a penetrar y viven centrados en meter el pene en la vagina. Yo creo que una persona tetrapléjica puede tener una sexualidad mucho más variada y plena que una persona que aparentemente es ‘normal’”.



Afirma que, aún en casos con lesiones en cuanto a la erección en los hombres o sensibilidad y movilidad en las mujeres para el sexo penetrativo o más primitivo, habrán otras formas de poder suplir aquello.



Por tanto, las limitaciones estarían dadas por cada uno. “Si asumes tu condición de discapacidad como una persona no válida, de ahí en adelante cualquier tipo de relación (laboral, familiar, amorosa) que entables va a ser una frustración. Uno le echa la culpa a la sociedad pero uno tiene que cambiar el switch”, reflexiona Carolina Pérez.

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