El soldado Bradley Manning, acusado de robar cientos de miles de documentos de las redes secretas del Pentágono para filtrárselos a Wikileaks, ha sido trasladado a una prisión del Ejército en medio de las planicies de Kansas, una zona de temperaturas extremas y máxima seguridad. Aquí se halla ya en unas condiciones radicalmente distintas a las que se le aplicaron al ser detenido el año pasado en Irak y ser trasladado a una base de los marines en Quantico (Virginia), donde se le puso brevemente en régimen de prevención de suicidio.
Su trato provocó protestas de organizaciones humanitarias e incluso una dimisión en el Departamento de Estado. Ahora, el Pentágono ha decidido trasladarle a un nuevo centro de prisión preventiva donde, dice, se le tratará como a un inocente hasta que se demuestre que es culpable. El Pentágono abrió ayer las puertas de este presidio a unos pocos medios de comunicación, entre ellos EL PAÍS.
Al interno ya no se le quitará la ropa para dormir y podrá tener visitas
El trato que ha recibido desató las protestas de grupos humanitarios
Manning llegó aquí, desde la cárcel de Quantico, situada cerca de Washington, el miércoles 20 de abril. "Entonces culminó el proceso de evaluación mental del soldado, lo que nos permite trasladarle a una cárcel más adecuada para su situación", explicó el coronel Thomas Collins, portavoz del Ejército.
"Ahora estamos a la espera de una investigación según el artículo 32, que es el equivalente militar a una investigación con un gran jurado". Tras ello, tendrá lugar el consejo de guerra, para el que aún hay fecha prevista. Desde su llegada a esta cárcel, en Fort Leavenworth, se ha sometido a Manning a un pormenorizado análisis físico y mental. La dirección del presidio decidió ayer colocarlo en situación de custodia de nivel medio.
El aislamiento total de soldado Manning ha tocado por lo tanto a su fin. Compartirá a partir de hoy módulo de vivienda con otros tres presos, comerá con el resto de los 150 reos de la cárcel y podrá pasar una hora de recreo al aire libre y otras dos en los pabellones internos o en la biblioteca. Podrá tener consigo 10 libros y 20 cartas y periódicos. De una celda vacía de seis metros cuadrados, pasa a otra de 7,9 metros cuadrados, con luz natural.
No se le quitará la ropa para dormir. Se le permitirá además tener visitas diarias de amigos o familiares. También se le consentirá hablar con ellos por teléfono. El preso debe confeccionar una lista de contactos que tendrá que ser aprobada por la dirección de la cárcel previamente.
Fort Leavenworth, construido en octubre, es un recinto todavía tan intacto como aparentemente vacío. Es un lavado de cara después de los nueve meses de aislamiento y miserias del soldado. Aquí, por haber, hay hasta una barbería, un dentista y una sala de fisioterapia.
"Para lo único para lo que debería salir un preso de aquí es para ser sometido a cirugía", explicó un oficial de la prisión. En el caso de Manning, para eso y para asistir a las investigaciones previas a su juicio militar, sobre las que sigue teniendo jurisdicción el Pentágono, en Virginia.
En esta cárcel se mantiene a presos que estén a la espera de juicio y a reos que hayan sido condenados a penas de menos de cinco años de prisión. A escasos metros de aquí se halla otro presidio, el único de máxima seguridad del Pentágono, que alberga a 450 presos, todos condenados a más de cinco años de cárcel y seis de ellos a la espera de que se les ejecute. Si Manning es declarado culpable, y se le condena a más de cinco años (los fiscales de Defensa pedirán la perpetua), acabará seguramente en ese otro presidio cercano. Allí compartiría prisión con soldados como Charles Graner, condenado por malos tratos a detenidos en la prisión de Abu Ghraib, cerca de Bagdad .
Manning fue detenido en Irak el 26 de mayo del año pasado, después de que el pirata informático norteamericano Adrian Lamo le delatara. El soldado había mantenido con este último una serie de conversaciones a través de Internet en las que le había confesado que había sustraído documentos clasificados para entregárselos a Wikileaks. En conversaciones con EL PAÍS, Lamo dijo que lo hizo para evitar "una crisis en la seguridad nacional". El soldado fue trasladado el 29 de julio a la base militar de Quantico. En enero se le aisló durante 23 horas al día y se le desnudó para dormir.
Manning se quejó mediante una carta al coronel Daniel J. Choike, jefe de la base de Quantico, de la cual EL PAÍS obtuvo una copia. Su régimen de detención provocó protestas por parte de grupos de ciudadanos y de organizaciones como Amnistía Internacional. El soldado es de madre británica y pasó parte de su infancia en Gales, lo que originó que Londres preguntara sobre su estado a Washington.
Tal fue la presión sobre la diplomacia que el 10 de marzo el portavoz de Hillary Clinton, P. J. Crowley, criticó públicamente al Pentágono en una conferencia ante estudiantes en Massachusetts, diciendo que el trato a Manning era "ridículo, contraproducente y estúpido". Dimitió tres días después.
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