Silencioso y extraordinario
Iniesta compara a Alexis con Eto'o por su verticalidad y agresividad y el entrenador azulgrana resalta que les tiene "robado el corazón"
Alexis Sánchez tenía un cd con jugadas de Ronaldinho que veía una y otra vez cuando soñaba en jugar con los mejores futbolistas del mundo. Por eso, cuando Gino Pozzo, hijo del propietario del Udinese, le comunicó que tenía ofertas del Manchester City, el Chelsea y el Barcelona, cogió el teléfono, dio las gracias a Mancini y Villas-Boas y le dijo a Pozzo que solo aceptaría ir traspasado al Barça.
"Ya me dijeron que aquí uno tiene que aprender a jugar de nuevo", dice el chileno
Piqué: "Aunque no le entendamos mucho, como persona es un 10. Le gusta reír"
Llegó Alexis al Barcelona en el ordenador de Albert Valentín, que, cuando era secretario técnico del Espanyol, ya intentó su fichaje. Tras incorporarse al equipo de Antoni Zubizarreta, Valentín mantuvo el seguimiento. Así que, cuando Pep Guardiola pidió un punta -primero solicitó dos, pero, tras ganar la Champions, le bastó uno-, le pusieron tres nombres sobre la mesa: Alexis, Nilmar y Pato. El resto fueron negociaciones complicadas con los italianos, que un día cerraban el acuerdo y a la mañana reabrían las negociaciones. Hasta que por 26 millones de euros, más 11 pactados en función del rendimiento, Alexis se puso la camiseta azulgrana. Guardiola no puede estar más contento: "Es un fichaje extraordinario".
"Siempre que se ficha hay un riesgo, pero nos tiene el corazón robado", dijo Guardiola cuando en el Bernabéu le elogió públicamente tras encarrilar la eliminatoria. "Alexis nos da cosas que no teníamos. Tiene mucho trabajo y no se deja ir. Aguanta de espaldas, tiene gol, va en profundidad como nadie, nos descarga, marca la línea, encuentra el espacio, es fuerte en el choque y... es muy humilde", resalta el entrenador, a quien solo le preocupa una cosa: "A veces te da la sensación de que está un poco solo porque tiene 23 años [recién cumplidos] y ha venido solo". Aunque no hable mucho y las bromas únicamente se las entienda Messi, se ha ganado a los compañeros.
"Como persona, es un 10, un espectáculo. Le gusta reír. Se ha adaptado a las mil maravillas, aunque no le entendamos mucho", dice de él Piqué, que se descubre al hablar de su aportación en el juego: "Le encanta recibir el balón de espaldas y le da igual tener defensas. Te da aire porque, si no tienes muy claro adónde dar el pase, se lo das a él en corto y solucionado. Además, te pica al espacio, hace goles y es muy joven. Hemos fichado un gran jugador que seguro que aún lo hará mejor". Sin más ruido que ocho goles en lo que va de temporada y seis asistencias, Alexis quiere amargar la vida al Madrid: ya le marcó un gol en el partido de la Liga.
"Antes de llegar, me dijeron que en el Barcelona uno tiene que aprender a jugar de nuevo al fútbol", explica Alexis. "Estoy contento de lo que he hecho, pero sé que, si trabajo, puedo mejorar", reconoce. "Él está entendiendo cómo jugamos y nosotros le estamos descubriendo a él. Pero, para el poco tiempo que lleva, nos da mucho", resume Xavi. "En el campo tiene algo de Eto'o, esa verticalidad y la agresividad de Samu", destaca Iniesta. "Es muy bueno", dice Messi, con el que se entiende bien dentro del campo y fuera de él. De hecho, es el único que comprende sus guasas en el vestuario: "Me llevo bien con él. Es el que entiende mis chistes porque hablo muy rápido". Víctor Valdés, otro de sus vecinos, no piensa lo mismo: "Es muy bromista. Entra muy bien en el rollo, pero no es fácil entenderle", cuenta el portero. "Me dice: 'Chileno, no te entiendo nada", confiesa Alexis.
Remite Alexis a los jóvenes que en su país se conocen como flaites, fanáticos de la moda y la música reggaeton; cabros, como se llama allá a los muchachos, educados en los restos de la enseñanza pública tras la dictadura de Augusto Pinochet, muchos sin escolarizar, con una manera de hablar muy particular, que marcan la diferencia entre ricos y pobres desde el lenguaje.
Escapó de la pobreza en Tocopilla, una zona degradada del norte del país donde los británicos abrieron minas hace 200 años y apenas queda alguna. En Tocopilla se bebe cola de mono y se come pan de pascua por Navidad. A Alexis le llaman Dilla porque, cuando asomó por la Liga regional, con solo 11 años, brincaba como una ardilla, era hiperactivo en los campos de tierra y, además, tenía una enorme facilidad para trepar por los árboles en busca de la pelota perdida. Lavaba coches antes de su debut en la Primera chilena con el Cobreloa y hoy vive en el mismo barrio donde lo hizo Ronaldinho, cerca de Messi. Discreto en sus hábitos, según explicó Isaac Lluch en el semanal del diario chileno La Tercera, los vecinos apenas se han enterado de su presencia. Ni siquiera cuando invitó a comer a sus compañeros de la selección chilena aprovechando que disputaron un partido amistoso en Barcelona.
A Alexis es fácil verle comer a solas en el puerto olímpico de Barcelona, donde regala camisetas a los camareros, o en la parrilla argentina Ushuaia -"tímido, tranquilo y afable"- y el Kama del Mar, donde suele pedir chicken Tikka, a 7,20 euros el plato.
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