martes, 31 de enero de 2012

El Laberinto de la memoria/cuento corto.

Los laberintos de la memoria.
Por Juan José Lara.



Un día que fui al geriátrico a visitar a mi madre, en el corredor encontré un hombre decrépito. Tenía la mirada perdida; sentado en una poltrona acechaba los tímidos rayos del sol de la mañana.
Me impresioné cuando me confesó la enfermera encargada, que se trataba nada menos que del coronel Díaz López. Recordé los años aciagos de la guerra, cuando con solo mencionar su nombre le daba a uno pavor.
Pase junto a él y quise ver de cerca en sus ojos, alguna sombra del rencor vivo de sus mejores días. Algún rescoldo del fuego con que arrasó a los que consideraba sus enemigos. Nada, en su mirada solo había un agujero vacío como el de aquel pozo tenebroso, donde arrojaron a sus victimas.
Si saber es acordarse de todo, entonces él no sabia nada. Infructuosos serian los interrogatorios de la fiscalía de delitos contra la humanidad, y de los periodistas deseosos de apuntalar la historia.
En las celebraciones del fin de año, dieron un concierto de marimba para los internos. Cuando el instrumento musical entonó la pieza: “Soy de Zacapa”, el coronel cambió sus facciones, y seguro si sus miembros hubieran respondido capaz se pone a bailar. De lejos vi en sus ojos un destello nuevo de vitalidad, olvidó los recuerdos pero no la música de juventud.

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