martes, 24 de enero de 2012

¡ Este juicio es una farsa !

"¡Este juicio es una farsa!"
Unas 300 personas acuden al Supremo a apoyar a Garzón



El frío no desanimó ni siquiera a los que ya pasaban de largo los 70 y los 80 años. Unas 300 personas se han concentrado esta mañana frente al Tribunal Supremo para apoyar al juez Baltasar Garzón, que hoy volvía como acusado al tribunal por su investigación de los crímenes del franquismo.Muchos, parapetados detrás de una enorme fotografía a modo de pancarta en la que se veía una fosa común exhumada a tamaño natural. "¡Este juicio es una farsa!", gritaban.

"Estoy aquí por solidaridad con él porque es el único juez que se ha atrevido a enfrentarse a los crímenes de la dictadura", explicaba el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo. "Y porque la respuesta de los tribunales, en este caso, del Supremo, de la mano de los herederos del franquismo, ha sido perseguirle como un delincuente. No lo es. Y eso no es compatible con un Estado de derecho y una democracia".

Juristas, políticos, como Gaspar Llamazares y Cayo Lara (IU), actrices, como Pilar Bardem, ancianos, jóvenes, gente que ya ha logrado recuperar los restos de sus familiares fusilados durante la Guerra Civil, y personas que los siguen buscando. Todos quisieron acudir esta mañana a la puerta de la justicia a apoyar al juez que pretendió investigar los crímenes del franquismo y atacar con dureza al tribunal que le juzga por ello: "¡Garzón, amigo, el pueblo está contigo!", "¡Depuración de los jueces franquistas!"; "¡Tribunal Supremo, esperpento nacional!", gritaban. Había pancartas en inglés -"The crime is to hide the crime": "El crimen es esconder el crimen" - porque los simpatizantes del juez saben de la repercusión internacional de su procesamiento. Más de 30 corresponsales extranjeros están acreditados para seguir el juicio.

Muchos llevaban fotografías de sus familiares, fusilados durante la Guerra Civil o la dictadura y desaparecidos desde entonces. Albino Calvo sujetaba una pancarta con un retrato de sus padres. Aunque tiene muchos más familiares represaliados. El primero fue su tío. "Se lo llevaron los falangistas un día por ser de izquierdas. Fue el 5 de abril de 1939. Le dieron una paliza, lo cosieron a puñaladas y fueron a casa de mi abuelo. 'A la puerta del cementerio hemos dejado al hijo de puta de tu hijo y si al amanecer no está enterrado, lo echamos a los perros'. Así que mi padre fue a enterrar a su hermano".

Después, detuvieron a su padre, a su madre, y a su abuelo. "Eso fue en junio de 1939. Yo, que aún no había cumplido los tres años, me quedé con mi abuela y con otros dos tíos míos, que tenían 13 y 15 años. Mi madre se llevó a mi hermano pequeño, que tenía cuatro meses, a la cárcel. Pero allí cogió un montón de enfermedades por las condiciones de la prisión y le pidió a mi abuela que se lo llevara para intentar salvarlo. Murió tres días después".

"A mi padre lo condenaron por pertenecer al Ejército rojo. Él solo fue a la guerra para defender la República. Tenía 27 años cuando lo fusilaron. Mi madre pudo verle antes de que le mataran. Les obligaban a ir a misa y fue en una misa donde mi padre le pasó una nota. Uno de los vigilantes lo descubrió, pero antes de que se la quitara, mi madre se tragó el papel. 'Ahora, si quieres, me lo quitas de la tripa', le dijo. Tenía mucho carácter. Ella estuvo un año en la cárcel. Tengo sus cenizas guardadas. Todo lo que quiero es encontrar a mi padre para poder juntarlas".

"Yo no entiendo mucho de leyes. Soy prácticamente analfabeto", cuenta Albino. "¿Pero no es un poco raro que los que pongan las querellas sean los ladrones y los que se sientan en el banquillo los jueces? ¿Que Falange denuncie al juez que investiga los crímenes que cometió Falange y el tribunal admita la querella?".

En la pancarta de Julia Merino también hay dos retratos de sus padres. "A él lo fusilaron el 25 de noviembre de 1936. Y mi madre murió de pena. Él tenía 29 años y ella 27. Su único delito era ser del PSOE. Mi padre era secretario de la Casa del pueblo de Medina del Rioseco. He venido hoy aquí porque sé que van a por Garzón y me parece una vergüenza. Hizo lo mismo en Argentina y Chile y ahora le acusan de prevaricar, ¿no es eso un delito muy grave? Yo no creo que prevaricar sea decir la verdad".

La Plataforma contra la impunidad del franquismo ha enviado al presidente del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar, una carta en la que se lee: "Si no toma medidas para detener ese juicio, vergüenza nacional e internacional, con el que queda claro que todavía subsiste el fascismo en diferentes poderes del Estado español, le solicitamos que dimita en beneficio de la democracia".

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