Hay motivos
Va el 'Financial Times' y me proclama a Guindos el peor ministro de Economía de la UE, con diferencia. Serán ingratos: con lo chuleta y lo campechano que es él
Yo no tengo la culpa. Me había hecho el
propósito de volver a mi chiringo de famosetes y pijos, y dejar mi
faceta de analista política para cuando las ranas críen pelo –cito
textualmente la amable sugerencia que me trasladó mi jefe en su
despacho–, cuando va el Financial Times y me proclama a Guindos el peor ministro de Economía de la UE,
con diferencia. Serán ingratos: con lo chuleta y lo campechano que es
él, que se mete a sus homólogos en el bolsillo del terno de Puebla en cuanto asoma por Bruselas. Yo que él estaría superindignada: renuncia a tus bonus
de tiburón de las finanzas por servir a tu pueblo y déjate el lustre de
cumbre en cumbre como zorro por rastrojo, para que unos guiris te
pongan en tu sitio, a años luz de tu compadre Schaüble, por cierto. Yo no puedo permanecer impertérrita, como Letizia en un besamanos, ante tamaña afrenta a la marca España. Así que vuelvo a las andadas. Motivos sobran.
Que Guindos habla el mejor inglés de ese
Ejecutivo y que es el que más perfil internacional acredita, dice el
rotativo, ahí estoy de acuerdo: no hay más que ver esas cejas homéricas y
esa nariz aquilina. Pero, ay, que la bicefalia con Montoro
lastra su comunicación con los inversores europeos. Tampoco está mal
visto: en cuestión de imagen y labia no hay color entre Luis y
Cristóbal. Por no hablar de Fátima Báñez, la tercera ministra del ramo, a la que los del Financial
no controlan porque está desaparecida en combate contra los seis
millones de parados. Total, que para mí que los superexpertos esos no
tienen ni zorra de cómo funciona La Moncloa y le han cogido tirria al
único que da la jeta. Eso dejando aparte que el FT, otrora biblia de la prensa económica, parece el Cosmopolitan con esos rankings
de los próceres mejor dotados, yo en la línea editorial de cada casa no
me meto, no sea que me tapen la boca con lo de la paja en el ojo ajeno y
la viga en el propio.
Hablando de biblias, como la que Tamara Falcó lleva en el iPhone –lo tiene declarado a Yo Dona–, el que la ha liado parda es Su Santidad Benedicto. Casi 2012 años después de Cristo, viene el sucesor de Pedro a decirnos que en Belén no había ni buey ni mula, pero que Jesús nació de María
virgen y pura, que lo sabe él de buenísima tinta. Eso, al tiempo que
los anglicanos sentencian que sacerdotisas, vale que vale, pero que obispas, ni de coña.
Está claro que lo de nosotras parimos, nosotras decidimos no ha calado
entre ninguna curia, y voy yo y me pregunto: ¿Por qué son tan misóginos
los de misa diaria?
Habrá que preguntárselo a Fátima, que tiene mano con dos Vírgenes: su
homónima, que es muy milagrosa, y la del Rocío, que no se le cae de la
boca. O a Botella, que se encomienda a la Almudena para sobrellevar lo del Madrid Arena. La alcaldesa –chica Telva de noviembre, por cierto– está tan desbordada con el asunto, que echó a su esbirro Villanueva a los leones de la prensa, para coger resuello e inaugurar el Rastrillo con doña Pilar de Borbón, que siempre es un acto más lucido y más mono. En fin, que entre pitos y flautas –de las presuntas cuentas de Mas
en Suiza no opino, que hoy es jornada de reflexión y no quisiera que
nadie cambiara el sentido de su voto por mi culpa– la actualidad no me
deja volver a mi negociado, y voy a objetar conciencia, porque lo que
sufro no está ni agradecido ni pagado.
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