La sombra del Chelsea planea sobre Guardiola
El club necesita al entrenador pero, ¿Guardiola necesita al Chelsea?
“Lo que te hace feliz, te hace rico".
Refrán ruso.
Roman Abramóvich sería el megabillonario más feliz del mundo y la afición de su club, el Chelsea, lo celebraría con más ilusión que la victoria contra el Barcelona en la semifinal de la Champions, pero ¿sería bueno para Pep Guardiola aceptar el cheque en blanco que le ofrecería el ruso? El Chelsea necesita a Guardiola pero, ¿Guardiola necesita al Chelsea?
Hay cuatro poderosos motivos para sospechar que no y solo uno, quizá, para creer que sí.
1. El sueño de Abramóvich sería que Guardiola trasplantara el fútbol del Barça al Chelsea. Bien. Pero eso es como pedir a Ferrán Adrià que se haga cargo de un McDonald’s y en nueve meses lo convierta en un restaurante tres estrellas Michelín. Bueno, no. Eso es ser un poco injusto con McDonald’s, que lo que sí tiene es una identidad definida. El Chelsea posee un conjunto de jugadores que el dueño ha fichado con los mismos criterios que Samuel Eto’o cuando vivía en Barcelona y cada dos días se compraba un coche de lujo nuevo o un reloj. Porque eran vistosos, porque eran caros, porque otros los codiciaban. El Chelsea, gracias a los caprichos de Abramóvich, no sabe quién es. Sufre un trastorno de personalidad múltiple, como se demuestra en la decisión esta semana de nombrar a Rafa Benítez como entrenador interino hasta (se supone) el fin de la temporada. Como es bien sabido, el modelo Benítez es al de Guardiola como un tractor a un Porsche.
2. Cuando Guardiola llegó al Barcelona una de las primeras cosas que
hizo fue quitarse de encima a Ronaldinho y Deco, considerando que eran
elementos subversivos en el vestuario. En el Chelsea se encontraría con
cuatro jugadores de corte “puto amo”, como diría él. John Terry, Frank
Lampard, Ashley Cole y Petr Cech. Fueron los que acabaron quitándole el
puesto al joven entrenador portugués André Villas-Boas en marzo de este
año. Guardiola se podría cargar a un par de ellos pero Terry, aunque es
exactamente el tipo de central fornido incapaz de salir con el balón
jugado que Guardiola aborrece, le presentaría problemas. Es el chico
malo de la Premier pero para el sector duro de la afición, un icono. O sea, complicado panorama para Guardiola, nada más llegar.
3. Lo que no faltaría sería dinero para fichajes. La apuesta más certera: hacer un trasplante literal del Barça al Chelsea; con 500 millones de euros en la mano, más la oferta de salarios siderales, convencer a Piqué, Jordi Alba, Busquets, Iniesta, Xavi, Fábregas, Pedro y Messi que se muden al sur de Londres. Lamentablemente para el señor Abramóvich, Guardiola no lo haría. Pasar de ser el héroe del Barcelona al villano no es un futuro que contemplaría un hombre cuyo corazón siempre será culé. Existen otros jugadores que le podrían gustar, como Ozil del Real Madrid, pero tengamos en cuenta también que fichar jugadores (Ibrahimovic, Chigrinsky) no ha sido siempre el fuerte de Guardiola…
4. En caso incluso de que todo vaya como la seda –que resuelva los
problemas del vestuario, que ponga orden al caos táctico del actual
equipo, que fiche bien– habría otro motivo para no solo no ir al
Chelsea, sino para descartar a la Premier League como destino:
la nada improbable presencia de José Mourinho en un equipo rival.
Primero, porque la idea de enfrentarse una vez más a la violencia
retórica del portugués le revolvería las tripas y, segundo, porque
Mourinho es el entrenador más triunfador y más idolatrado de la historia
del Chelsea. La sombra mourinhiana planearía sobre él, y con
especial tenebrosidad en el caso de que las cosas no le vayan bien en el
Chelsea. Imagínense una racha de malos resultados y la afición del
estadio de Stamford Bridge coreando, “¡José Mourinho!” Para pegarse un
tiro.
¿Cuál sería el motivo a favor de que Guardiola fuera al Chelsea? El reto herculano que representaría. En el caso de que Abramóvich le prometiese al menos dos temporadas (aunque el ruso suele preferir la fórmula de dos entrenadores por una temporada), existiría la posibilidad de que Guardiola transformase al Chelsea en un equipo ganador capaz de dominar con brillantez el tempo del juego y la posesión del balón; es decir, un equipo admirado en todo el mundo y Pep Guardiola reconocido, independientemente de su alma mater catalana, como el único y auténtico Special One.
El riesgo sería enorme; pero el premio también. Mejor opción: Brasil.
Refrán ruso.
Roman Abramóvich sería el megabillonario más feliz del mundo y la afición de su club, el Chelsea, lo celebraría con más ilusión que la victoria contra el Barcelona en la semifinal de la Champions, pero ¿sería bueno para Pep Guardiola aceptar el cheque en blanco que le ofrecería el ruso? El Chelsea necesita a Guardiola pero, ¿Guardiola necesita al Chelsea?
Hay cuatro poderosos motivos para sospechar que no y solo uno, quizá, para creer que sí.
1. El sueño de Abramóvich sería que Guardiola trasplantara el fútbol del Barça al Chelsea. Bien. Pero eso es como pedir a Ferrán Adrià que se haga cargo de un McDonald’s y en nueve meses lo convierta en un restaurante tres estrellas Michelín. Bueno, no. Eso es ser un poco injusto con McDonald’s, que lo que sí tiene es una identidad definida. El Chelsea posee un conjunto de jugadores que el dueño ha fichado con los mismos criterios que Samuel Eto’o cuando vivía en Barcelona y cada dos días se compraba un coche de lujo nuevo o un reloj. Porque eran vistosos, porque eran caros, porque otros los codiciaban. El Chelsea, gracias a los caprichos de Abramóvich, no sabe quién es. Sufre un trastorno de personalidad múltiple, como se demuestra en la decisión esta semana de nombrar a Rafa Benítez como entrenador interino hasta (se supone) el fin de la temporada. Como es bien sabido, el modelo Benítez es al de Guardiola como un tractor a un Porsche.
El Chelsea, gracias a los caprichos de Abramóvich, no sabe quién es. Sufre un trastorno de personalidad múltiple
3. Lo que no faltaría sería dinero para fichajes. La apuesta más certera: hacer un trasplante literal del Barça al Chelsea; con 500 millones de euros en la mano, más la oferta de salarios siderales, convencer a Piqué, Jordi Alba, Busquets, Iniesta, Xavi, Fábregas, Pedro y Messi que se muden al sur de Londres. Lamentablemente para el señor Abramóvich, Guardiola no lo haría. Pasar de ser el héroe del Barcelona al villano no es un futuro que contemplaría un hombre cuyo corazón siempre será culé. Existen otros jugadores que le podrían gustar, como Ozil del Real Madrid, pero tengamos en cuenta también que fichar jugadores (Ibrahimovic, Chigrinsky) no ha sido siempre el fuerte de Guardiola…
Un motivo para no solo no ir al Chelsea, sino para descartar a la Premier League como destino: la nada improbable presencia de José Mourinho en un equipo rival
¿Cuál sería el motivo a favor de que Guardiola fuera al Chelsea? El reto herculano que representaría. En el caso de que Abramóvich le prometiese al menos dos temporadas (aunque el ruso suele preferir la fórmula de dos entrenadores por una temporada), existiría la posibilidad de que Guardiola transformase al Chelsea en un equipo ganador capaz de dominar con brillantez el tempo del juego y la posesión del balón; es decir, un equipo admirado en todo el mundo y Pep Guardiola reconocido, independientemente de su alma mater catalana, como el único y auténtico Special One.
El riesgo sería enorme; pero el premio también. Mejor opción: Brasil.
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