miércoles, 7 de noviembre de 2012

Gracias por ayudarnos a perder el Senado

Gracias por ayudarnos a perder el Senado”

Varapalo del electorado a los dos candidatos republicanos que polemizaron sobre si las violaciones son consentidas o las quiere Dios

El partido les dirige reproches por arruinar la campaña de Romney

El candidato republicano Todd Akin besa a su esposa tras el discurso en que reconoció su derrota como candidato al Senado por Misuri. / Charlie Riedel (AP)
"Solo quiero dar las gracias a @ToddAkin por ayudarnos a perder el Senado". El tuit del presidente del Comité de Política Nacional del Partido Republicano, Jason B. Whitman, no ocultaba su amargura por una delirante polémica entre sus filas, durante la campaña, sobre si los embarazos de las mujeres que son violadas son consentidos por estas o decididos por Dios. Puede haber sido uno de los factores que arruinó la campaña de Romney, alejándole del voto femenino y del de cualquiera con cierta sensibilidad hacia el drama de la violencia sexual. En particular, esas declaraciones han acabado con las aspiraciones de los dos candidatos que se pronunciaron en este sentido: el congresista Todd Akin, que ahora optaba al Senado por Misuri, contra quien Whitman expresaba su rabia en la noche electoral, y el aspirante a senador por Indiana Richard Mourdock. Ambos fueron vapuleados por las urnas, en un claro mensaje de las líneas rojas que el electorado moderado no acepta que se pisen.
Akin había declarado su oposición al aborto incluso en el supuesto de violación. "Por lo que me dicen los médicos, eso es raro. Si se trata de una violación legítima, el cuerpo de la mujer tiene mecanismos para cerrarse del todo" y prevenir el embarazo, declaró en agosto el parlamentario, uno de los favoritos del Tea Party. "Asumamos que ese recurso no funcionó. Creo que debería haber un castigo, pero el penalizado debería ser el violador, no el bebé”, dijo en una televisión local. En el momento de la polémica, las encuestas daban a Akin hasta 11 puntos de ventaja sobre la demócrata Claire McCaskill. Después de que Akin hablara de violaciones "legítimas" (se entiende que quería decir auténticas), McCaskill se ha hecho con la victoria por un margen aplastante: 55% frente al 39% de Akin.
La declaración de Akin obligó al Partido Republicano a desmarcarse de él, pero él se negó a rectificar. "No he hecho nada ética o moralmente incorrecto", dijo tras ser desautorizado por su partido. “Creo en la defensa de los que aún no han nacido y tengo un gran respeto por la vida... Creo que no son cosas de las que uno deba huir".
Pero Akin no fue el único en polemizar sobre el aborto por violación. El candidato republicano al Senado por Indiana Richard Mourdock, que aspiraba a la reelección, había asegurado que los embarazos provocados por una violación son “algo que Dios quiere que suceda”. Dejó en bandeja a Obama que dijera en televisión: "Una violación es una violación. Es un crimen". Y obligó a Romney a aclarar que él no iba a modificar las normas sobre el aborto, asunto al que ninguno de los candidatos presidenciales habría dedicado una frase de no ser por la movilización de los más conservadores. Sin embargo, Romney no acabó de retirar su apoyo a Mourdock como sí hizo con Akin. Dio igual. Finalmente el demócrata Joe Donnelly obtuvo un 50% del voto frente al 44% del lenguaraz republicano en Indiana.
Lo extraño ha sido el empeño de algunos sectores cercanos al Tea Party por devolver el asunto del aborto al primer plano del debate político. En Estados Unidos el derecho al aborto fue establecido por la sentencia del caso Roe contra Wade del Tribunal Supremo en 1973. Desde entonces, el embarazo puede ser interrumpido por libre decisión de la madre antes de que el feto sea viable (es decir, capaz de vivir autónomamente), en la práctica durante el primer trimestre. La sentencia se relacionó con el derecho a la privacidad que establece la décimocuarta enmienda constitucional. Solo una reforma constitucional podría restringir el acceso al aborto en EE UU. El electorado no ha comprendido que se pretenda limitar precisamente para las mujeres violadas.

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