Más de una generación de cineastas españoles se crió devorando películas de vaqueros frente a aquella televisión de antaño que los sábados por la tarde no ofrecía alternativas. Así que era cuestión de tiempo que aquella cultura de hombres duros, de pocas palabras, gatillo fácil y principios casi indestructibles -según si era el bueno o el malo de la película- se colara por las rendijas del cine español.
"La referencia es 'Grupo salvaje' y los filmes de Peckinpah", asegura su director
Ahora, el reto se multiplica si la película se presenta frente a un público estadounidense, por mucho que sea un atrevido homenaje al género rodado en inglés y firmado por Mateo Gil, conocido por su trabajo como coguionista con Alejandro Amenábar. Gil ha dirigido el western Blackthorn, escrito por Miguel Barros, junto al que se ha atrevido a resucitar al legendario bandido Butch Cassidy.
A la salida de la proyección el pasado domingo en el Festival de Cine de Tribeca, donde compite en su sección oficial, la gente se arremolinaba para felicitar a los cineastas, e incluso hubo distribuidores que mostraron interés en estrenarla comercialmente, un sueño tanto para Gil como para Barros, que han peleado durante seis años para conseguir que esta película llegara a hacerse.
"El guión nació de un viaje que hice a Bolivia con la idea de hacer un documental político que no salió y a la vuelta, después de descubrir que allí la leyenda de Butch Cassidy aún seguía muy presente, me puse a escribir. Mateo lo leyó y le entusiasmó, pero hubo muchos momentos en que pareció que no se filmaría", comentaba tras la proyección Barros, responsable del documental Los sin tierra. "Queríamos hacerla en español. Nadie nos la financiaba así que optamos por el inglés. Y mostrarla aquí es la prueba de fuego", explica Mateo Gil, tan nervioso por el estreno como feliz.
Sin embargo, pese a que ya no sea un género de moda, Blackthorn tiene muchos atractivos: es una película de aventuras sólida y entretenida, con algunos momentos mágicos aliñados por la espectacularidad del altiplano boliviano y en la que además se revisa a un personaje legendario tanto del mundo real como del cine.
Blackthorn es la resurrección de Butch Cassidy, al que da vida el veterano actor Sam Shepard. El espectador se reencuentra con ese Cassidy que inmortalizó para el celuloide Paul Newman en Dos hombres y un destino transformado en un hombre mayor que dejó que el mundo pensara que había muerto y que tras años en Bolivia decide regresar a casa. Su última aventura la compartirá con un ladrón español, interpretado por Eduardo Noriega, con el que volverá a recordar, aunque sea por poco tiempo, el valor de la amistad. "Es una película cargada de nostalgia, es inevitable cuando haces un western.
Sin embargo, pese a la asociación que suele hacerse con Dos hombres y un destino, nuestra referencia es Grupo salvaje y todas las películas de Sam Peckinpah", explica Gil. "Siempre quise dirigir, aunque la vida me puso al lado de Amenábar y me embarqué con él como guionista. He aprendido muchísimo a su lado, pero el sueño seguía ahí". Gil lleva años tratando de filmar Pedro Páramo, "aunque el proyecto siempre se viene abajo". Todo es cuestión de tenacidad. "Algún día ese también saldrá".
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