jueves, 21 de abril de 2011

Devoción por la lectura.

Devoción por la lectura
Por: Winston Manrique Sabogal


"El autor sólo escribe la mitad del libro. De la otra mitad debe ocuparse el lector". Josep Conrad

Cuanta razón tiene Conrad en la frase del epígrafe. Hoy es el turno de los lectores y la lectura en Papeles perdidos, tras el arte de la creación literaria y el libro como objeto, en esta serie sobre El arte de escribir y de leer, con motivo del Día del Libro pasado mañana. Una serie coral que ustedes completan con sus opiniones, diálogos, informaciones y comentarios. Un tema, este de la lectura, que dará a conocer muchas opiniones y compartir diversas experiencias, porque lo que todos somos en este blog es lectores, antes que periodistas, escritores, editores, libreros, distribuidores, agentes literarios, en el caso de quienes trabajamos en cualquiera de los puntos cardinales del mundo del libro. Un hábito reconstruido hoy a través de reflexiones de Goethe, Wharton, Jerrold, Vargas Llosa, Wilde y de ustedes, que en palabras nuestras seguro incluirá alguna de estas apreciaciones:

Un placer...

Un vicio...

Una necesidad...

Una oportunidad...

Una felicidad...

¿Por qué leemos? ¿Para qué leemos? ¿Qué es la lectura? Estas podrían ser algunas de la preguntas a contestar hoy. Mucho se ha dicho sobre el leer. Incluso el dramaturgo y narrador inglés Douglas Jerrold afirmó que "hay dos clases de lectores: los que cuidadosamente pasan a través de un libro, y los que con igual cuidado dejan que el libro pase a través de ellos".

Sí, es verdad. Y esa importancia de la lectura la resumió Goethe en una frase: "Cuando se lee no se aprende algo; se convierte uno en algo".

Y parte de eso lo describió entusiasta Mario Vargas Llosa: "La lectura, los libros, son el más asombroso principio de libertad y fratenidad. Un horizonte de alegría, de luz reflejada y escudriñadora, nos deja presentir la salvación, la ilustración, frente al trivial espacio de l ya sabido, de las aberraciones mentales a las que acoplamos el inmenso andamiaje de noticias siempre las mismas, porque es siempre el mismo nuestro apelmazado cerebro. Lo slibros nos dan más, y nos dan otra cosa".

Sobre esa devoción y el auge de la lectura, Edith Wharton escribió el excelente artículo 'El vicio de escribir', que se recoge varias piezas de la escritora en Escribir Ficción (Páginas de Espuma). La autora de obras como La edad de la inocencia empieza así su artículo: "Eso que llaman 'difusión del conocimiento' que habitualmente se inlcuye, junto a la máquina de vapor y el sufragio universal, en la categoría de logros de la modernidad, ha traído consigo la existencia de un nuevo vicio: el vicio de leer.

Ningún vicio es tan difícil de erradicar como los que se suelen considerar virtudes. Entre ellos, el vicio de leer es uno de los más destacados. Que leer basura es un vicio es algo generalmente aceptado; pero leer per se -el hábito de leer- nuevo como es, está ya a la altura de virtudes tan arraigadas como ser ahorrador o sobrio, levantarse temprano o hacer ejercicio regularmente. (...)

¿Qué es leer? en un análisis definitivo, no es más que un intercambio de pensamientos entre escritor lector. (...) El valor de los libros está en proporción con lo que podría llamarse su 'plasticidad', es decir, su cualidad de serlo todo para todos los hombres, de ser moldeados de maneras diferentes por el impacto de nuevas formas de pensamiento. (...) Leer no es una virtud, desde luego. Pero leer bien es un arte, un arte que solo el lector nato puede adquirir".

Y para desacralizar o dar un toque de humor, encajan, aquí a la perfección, las palabras de Oscar Wilde: "Más de la mitad de la cultura intelectual moderna depende de lo que no debía leerse". Ello en consonancia con algunas de las opiniones recibidas estos días en esta serie.

Ahora los invito a releer las preguntas que he formulado antes: ¿Por qué leemos? ¿Para qué sirve la lectura? ¿Qué es leer?

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