martes, 5 de abril de 2011

El divorcio empobrece a los dos.

JUAN CARLOS NAVARRO

Abogado

—¿Cómo ha influido la crisis en los divorcios y separaciones?

—A partir de 2007 se notó una disminución relevante de los procedimientos de separación y divorcio, así como un incremento de las modificaciones de medidas, principalmente hombres que han perdido su empleo. No debe llevarnos a engaño el dato; la recesión ha aumentado las crisis matrimoniales, lo que ocurre es que la resignación, ante situaciones de necesidad, se ha impuesto. Las separaciones y divorcios suponen un «empobrecimiento mutuo» de la pareja. No obstante, a comienzos de año hemos observado un repunte de los procesos.

—El artículo 96 del Código Civil otorga el uso de la vivienda familiar al progenitor que se queda con los niños. ¿Sería adecuado modificarlo?

—Este régimen se establece en beneficio de los hijos menores, con independencia de los intereses de sus padres. No obstante, entendemos que en situaciones de precariedad, mantener la propiedad sobre la vivienda conlleva más perjuicios que ventajas, incluso para los menores, porque obliga a destinar la mayor parte de los recursos al pago de la hipoteca, enturbiando las relaciones personales y abocando en ocasiones a la subasta del bien ante los impagos a las entidades financieras.

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