martes, 5 de abril de 2011

Vogue, con modelos normales.

Un Vogue que anuncia la primavera y que sopla un viento nuevo". Así presenta Emmanuelle Alt, sucesora de Carine Roitfeld, su primer número desde que tomó las riendas de la biblia francesa de la moda. Aunque había manifestado su voluntad de tirar más de celebridades francesas, para su primera portada Alt se permite el lujo de contar nada menos que con la brasileña Gisele Bündchen.

La modelo posa con un fresco vestido blanco con transparencias y encaje de Dolce & Gabbana. Con este número, Alt inicia su lenta revolución de la revista, dispuesta a pasar página tras el escándalo de las niñas modelos del número de Navidades, que posiblemente le costó el puesto a Roitfeld.

"Aunque me guste soñar, quiero una revista con chicas que parezcan pertenecer a la vida real", admitía Alt en una reciente entrevista, en la que anunciaba su voluntad de huir de todo lo que fuera "demasiado sexy, provocador o fashion victim". Sin mencionar directamente los excesos del pasado, dejaba entrever un magazine más rebajado de tono al concluir: "Somos franceses, podemos mostrar el tabaco, los desnudos... No tenemos límites y tenerlos puede ser algo bueno".

La nueva directora, reputada por su estilismo, apuesta decididamente por ampliar la parte dedicada a las tendencias, al estilo de la publicación en los años ochenta. En el actual número, un etéreo y elegante reportaje sobre las "falsas ingenuas" vestidas de encaje, a semejanza de la portada, se completa con diferentes sesiones fotográficas, en las que la gran mayoría parten del blanco.

Alt incluso firma la realización de uno de ellos, en el que el fotógrafo David Sims retrata una serie de vaqueras pistoleras, bajo el título de Wanted, en las que domina esta vez el negro. "La moda tiene la energía del deseo y ocupa el terreno", escribe la directora en el resumen.

Junto a las secciones habituales, este número presenta una serie sobre las nuevas tendencias verdes, haciendo hincapié en las nuevas cremas biológicas, que aseguran respetar por igual el ecosistema de la piel que el del planeta. Aunque la última palabra del número queda reservada al premio Nobel de Literatura de 2006, el escritor turco Orhan Pamuk, al que entrevista con motivo de la publicación de su última novela. "Quise mostrar el amor tal y como es", dice Pamuk. "Algo que es humano y que no logramos controlar".

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