sábado, 28 de julio de 2012

Música y humor en las Olimpiadas.

La Jornada Olímpica / Londres 2012
Música y humor, sello de la fastuosa inauguración
Siete jóvenes atletas, los encargados de encender el pebetero, que quedó en el centro del estadio
Durante casi cuatro horas de ceremonia se aludieron los aportes de la cultura británica al mundo
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Los fuegos artificiales dieron realce a la ceremoniaFoto Ap
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La taekwondoísta María del Rosario Espinoza, al frente de una colorida delegación mexicana, durante el desfile inaugural de los 204 países que participan en los Juegos Olímpicos.Foto Notimex
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Se mostró desde la campiña inglesa hasta la Torre de Londres iluminada con fuegos artificiales.Foto Ap
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Fue una fastuosa ceremonia plena de música y humor, en la que se rindió homenaje a personajes, artistas, historia y cultura británicos.Foto Ap
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No podía faltar Paul McCartney con su clásica canción Hey JudeFoto Ap
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La llama se mantendrá encendida hasta el 12 de agostoFoto Reuters
Agencias
 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de julio de 2012, p. 2
Londres, 28 de julio. Un enorme pebetero –en el centro del estadio olímpico– fue encendido al unísono por siete jóvenes atletas británicos, con lo que quedaron formalmente inaugurados los Juegos de Londres 2012 luego de una prolongada y fastuosa ceremonia de casi cuatro horas de duración, plena de música y humor.
Instantes antes, la reina Isabel II había declarado oficialmente inaugurada la mayor justa deportiva del mundo, que ahora reúne a 204 países, por primera vez sin objeciones a la participación femenina.
Del escritor William Shakespeare –cuya obra La tempestad sirvió de inspiración inicial al director artístico Danny Boyle– a la música pop de los 80 y el joven mago Harry Potter, la ceremonia inaugural de Londres 2012 comenzó con un homenaje a iconos de la cultura británica.
Con sones de The Beatles, Rolling Stones y David Bowie en la nutrida banda sonora, el show inicial contó con el agente 007 y un repaso por personajes de ficción creados por escritores británicos, como Peter Pan, la malvada Cruella de Vil o Mary Poppins.
La ceremonia comenzó con una escena bucólica de la campiña inglesa, con labriegos, 40 ovejas, 12 caballos, tres vacas y otros animales, a la que estuvo a punto de sumarse la lluvia, que comenzó a caer a media hora cuando la ceremonia llevaba media hora, pero cesó poco antes del espectáculo.
Cánticos y símbolos tradicionales ingleses, escoceses, galeses y norirlandeses representaron la unión británica ante 80 mil personas en el estadio y una previsión de mil millones de telespectadores en uno de los momentos cumbres de cada edición olímpica.
Una frase de La tempestad, No tengas miedo: la isla está llena de ruidos, marcó el tono del mundo onírico que iba a transformarse ante los ojos de los espectadores.
La voz que recitó la frase fue la del actor y director norirlandés Kenneth Branagh, especialista en adaptaciones de Shakespeare. Pero Danny Boyle también se dio el lujo de retratar a su país con sensibilidad y humor.
Fue todo un Trainspotting olímpico, una fiesta británica e internacional, un homenaje a paisajes, historia, cultura y, sobre todo, al deporte. Un apasionante viaje sensorial que se extendió hasta la madrugada del sábado 28.
Declaro inaugurados los Juegos de Londres en celebración de la XXX Olimpiada de la era moderna, dijo la reina Isabel II, 18 minutos después de la medianoche, instantes antes de que se revelara el secreto mejor guardado: siete jóvenes deportistas encendieron el pebetero en el estadio Olímpico donde se disputarán los Juegos hasta la noche del 12 de agosto.
Bradley Wiggins, el primer británico en la historia en ganar el Tour de Francia, dio inicio a la ceremonia al hacer sonar una gigantesca campana. Y se fue enseguida, porque mañana corre la prueba de ciclismo en ruta, una de las primeras a lo largo de 17 días en los que 10 mil 500 atletas competirán en 26 deportes y lucharán por llegar a 302 finales.
La reina, protagonista
Afloró la campiña, la revolución industrial, el rock. Y la reina Isabel II, protagonista de uno de los momentos más celebrados de la ceremonia a la que asistieron más de 130 jefes de Estado y de gobierno.
Fue la primera vez en la historia que la monarca participó en un filme, y Boyle lo exprimió al máximo: envió a Daniel Craig, el último actor en encarnar a James Bond, al Palacio de Buckingham. Tras subirla de día a un helicóptero que cruzó toda la ciudad y sus emblemas, la reina tocó tierra en paracaídas –figuradamente, por supuesto– en la noche de la ceremonia inaugural. Muchos espectadores aún no salían de su asombro cuando la reina, ésta sí la real, apareció con un vestido rosa en las escaleras del estadio.
La lista de emblemas, momentos y personajes considerados very british fue interminable: el Big Ben, el río Támesis, Winston Churchill, la BBC, el Mini Cooper, el actor Kenneth Branagh y la escritora JK Rowling leyendo el párrafo inicial de Peter Pan. También los acordes de temas de Rolling Stones, The Who, Queen, Sex Pistols, The Clash, Mike Oldfield, Frankie Goes to Hollywood, The Jam, New Order o una nueva versión de una escena clave de Carros de Fuego que incluyó a Mister Bean, el actor Rowan Atkinson, ganando la carrera en la famosa escena del entrenamiento en la playa. La música, a cargo de la Orquesta Sinfónica de Londres, en la que Atkinson también participó en otra escena de humor.
El pop británico y los años 80, a ritmo de Enola Gay de OMD o My Generation de The Who, dio paso al mundo del mañana, con Londres dando las gracias a Tim, a Tim Berners Lee, por revolucionar la sociedad, como padre del sistema de páginas web actual en Internet.
En un país tan pequeño, es increíble la cantidad de música que fuimos capaces de producir, había explicado previamente Boyle, orgulloso del sentido creativo de su país.
La única ciudad tres veces sede de unos Juegos Olímpicos desde que la era moderna comenzó en Atenas 1896 se dio un homenaje y un baño de autoestima sin límites, porque recordó muchos momentos clave y positivos de la historia británica. Los negativos, que también los tuvo la mayor potencia colonial de la historia, no aparecieron.
Se recordó a aquellos que ya no están, lo que trajo a la memoria a los 52 muertos en el atentado del Metro de Londres del 7 de julio de 2005, un día después de que la ciudad ganó la sede ante París y Madrid. Y un sentido homenaje artístico-musical al Servicio Nacional de Salud, del que los británicos se sienten especialmente orgullosos.
También destacaron ciclistas que asemejaron palomas luminosas, una de las cuales comenzó a volar.
Luego la ceremonia pasó al tedioso desfile de las delegaciones, pero Boyle había dejado ya de entrada su sello personal, con un espectáculo de una hora y 20 minutos que para muchos fue una declaración de amor al país, su cultura y su legado.
México aportó colorido
Boyle dio una vuelta de tuerca a los usos habituales en ceremonias de los Juegos al hacer sonar a los Chemical Brothers en el desfile de atletas que abrió, como es tradición, Grecia.
Los Pet Shop Boys con Western Girls marcaron el paso de Chile y China, los Bee Gees el de Fiji o Alemania, Traktor el de Malasia y las Maldivas, Electric Light Orchestra el de Paraguay o Panamá y U2 el de Suecia.
No estuvo Roger Federer, pero sí Usain Bolt, quien se tomó cientos de fotos con otros deportistas.
La delegación de México aportó su cuota de color al desfile. Con unos espectaculares y coloridos trajes, los deportistas mexicanos estuvieron encabezados por la taekwondoísta María del Rosario Espinoza, la más llamativa de todas.
La abanderada caminó por el estadio con un vestido exuberante y cuyo brillo llamó la atención del público, que seguía a detalle la ceremonia por las pantallas gigantes.
Espinoza desfiló con el cabello atado y recogido en un moño rojo, pero lo que más se destacó fue su vestido con lentejuelas de tono verde con motivos decorativos realizados por indígenas de varias regiones del país.
En las redes sociales los comentarios fueron de burla por las coloridas vestimentas de los mexicanos.
Al final ingresó el Reino Unido, con buena parte de sus 542 atletas y el estadio se vino abajo. Heroes, de David Bowie, era el inmejorable tema que sonaba en el final del desfile de una hora y media. Los Arctic Monkeys interpretaron Come Together de los Beatles y llegó el momento de Sebastian Coe, jefe del comité organizador; Jacques Rogge y la reina.
Ban Ki Moon, secretario general de la Organización de Naciones Unidas; el argentino Daniel Barenboim y la brasileña Marina Silva, entre otros, ingresaron la bandera olímpica al estadio antes de encontrarse con la leyenda viva que es Muhammad Ali.
El cinco veces oro olímpico Steve Redgrave recibió el fuego olímpico de manos de David Beckham –quien llegó en lancha por el Támesis–, una serie de jóvenes tomó el relevo y, mediante un sofisticado y delicado sistema, el fuego se posicionó en el centro mismo del estadio.
La ceremonia se cerró con pieles erizadas, porque Paul McCartney, el hombre que junto a los Beatles redefinió la música, cantó junto a 80 mil espectadores y quizás medio planeta el na, na, na, na, na, na, na, na, esos cuatro minutos finales de una Hey Jude que hace décadas conmueve a generaciones y generaciones.
Los JO regresan a casa: Rogge
El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge, afirmó que los Juegos volvieron a casa, en su discurso durante la ceremonia.
En un sentido, los Juegos Olímpicos vuelven a casa esta noche. Este gran país, enamorado del deporte, es ampliamente conocido como la cuna del deporte moderno, declaró.
Subrayó que se trata de la primera vez en la historia de los Juegos modernos que una ciudad los recibe por tercera vez, en este caso luego de 1908 y 1948.

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