Redes sociales: alternativa para la comunicación
Simón Vargas Aguilar *
En el último lustro las
redes sociales en Internet se han venido consolidado como nuevos
núcleos de intercambio simbólico, construcción de relaciones
interpersonales y reorganización de la esfera pública. El usuario se ha
convertido en creador de conciencia colectiva al comportarse no sólo
como receptor, sino como emisor de contenidos, potenciando la libertad
de expresión, la horizontalidad de la comunicación y eliminando la
dependencia de la voluntad política y económica de los grandes
conglomerados de medios.
De acuerdo con el informe 2012 de la Asociación Mexicana de Internet,
existen 40.6 millones de internautas, los cuales tienen un tiempo
promedio de conexión diaria de 4 horas y 9 minutos. En lo que respecta a
las redes sociales, 92 por ciento de los internautas indicó hacer uso
de ellas y, en promedio, cada usuario está inscrito a cuatro redes
sociales.En el caso de Twitter, 55 por ciento de los internautas nacionales están inscritos y 61 por ciento accede diario. Llama la atención que el interés por las redes sociales sea tan grande y que el acceso a ellas es ya la segunda actividad en línea, sólo detrás del envío y recepción de correos electrónicos.
En el contexto global, las redes sociales se han convertido en un canal de comunicación que las personas emplean para conectarse con otros y obtener información en momentos de crisis extraordinarios, como desastres naturales, ataques terroristas, tiroteos, revoluciones y movimientos sociales, así como avisos diversos sobre riesgos o advertencias. Sin embargo, en las zonas afectadas por conflictos armados esos momentos de crisis son parte de la vida cotidiana, convirtiendo lo extraordinario en ordinario.
En ese contexto, el pasado 4 de junio cuatro investigadores del Centro de Investigación de Microsoft en Massachusetts publicaron un estudio titulado
Narcotweets: redes sociales en tiempo de guerra, en el cual se describe cómo las personas que viven en entornos donde se desarrollan conflictos armados emplean las redes sociales, particularmente Twitter, como una plataforma informativa-participativa, ante la falta de información oficial por parte de sus gobiernos y la escasa cobertura de los hechos violentos por parte de medios de comunicación locales que, en la gran mayoría de los casos, se debe a amenazas del crimen organizado.
Andrés Monroy-Hernández, Emre Kiciman, Danah Boyd y Scott Counts, los investigadores de Microsoft, analizaron entre agosto de 2010 y noviembre de 2011 cerca de 4 millones de tuits y hashtags asociados a Monterrey, Veracruz, Saltillo y Reinosa, ciudades en las que se ha presentado una alta incidencia de hechos violentos de manera cotidiana. Tras el análisis, detectaron que 49.5 por ciento de los tuits eran reportes originales de hechos violentos; 30.7 retuit de reportes previos –con la intención de diseminar el mensaje a una audiencia mayor–; y 19.9 por ciento correspondía a interacciones entre los propios usuarios.
En el caso del hashtag asociado a Monterrey, la mitad de las personas tuitearon sólo una vez, mientras que 0.03 por ciento, o nueve personas, lo hicieron más de mil veces; es ahí donde se identifica la figura del curador: aquel usuario destacado que tiene credibilidad y ha ganado reputación en cierta localidad por la publicación de información relevante en tiempo real, el cual representa los esfuerzos ciudadanos destinados a atender la necesidad de información de la sociedad en sucesos violentos o de riesgo.
No obstante, los investigadores señalan que existe cierta ansiedad por parte del gobierno respecto de los curadores, ya que después del suceso ocurrido en Veracruz en 2011, en el cual tres tuiteros fueron detenidos por difundir información falsa sobre el secuestro de cinco niños por el crimen organizado, hubo una iniciativa en mayo de este año por parte del senador Federico Döring para regular el uso de Internet sin dejar en claro cómo se respetaría el derecho a la libertad de expresión.
Ante este escenario, es claro que las redes sociales han cobrado una importancia inusitada y su ámbito de influencia ha crecido notablemente. Sin embargo, ni los políticos ni el propio gobierno han logrado entender esta nueva dinámica comunicativa, y están dejando pasar la oportunidad de integrarse positivamente a la web 2.0;
*Analista en temas de Seguridad y Justicia
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