Rajoy presiona a sus barones para que recorten más y estos aceptan
Los presidentes detallaron sus enormes dificultades para ajustar
La propuesta Feijóo de reducir su parlamento cala en más regiones
Mariano Rajoy buscó un formato muy controlado, una reunión cerrada en la sede central del PP
con todos sus barones autonómicos, con un comunicado final, sin rueda
de prensa. Y logró su objetivo: trasladar el mensaje, internamente pero
sobre todo externamente, de que todos los presidentes del PP —esto es,
la mayoría del poder regional en España— se van a someter a su
disciplina y están dispuestos a hacer muchos más recortes para cumplir
el durísimo objetivo del 1,5% de déficit para 2012.
Rajoy lleva semanas trasladando que las autonomías “han hecho un gran esfuerzo pero tendrán que hacer un esfuerzo mayor”. Sin embargo, no todos los suyos le seguían. Quedó claro en el último Consejo de Política Fiscal y Financiera, donde por primera vez tres comunidades —Castilla y León, Extremadura y Galicia— se rebelaron contra ese objetivo de déficit y exigieron al ministro Cristóbal Montoro que lo relaje al menos tanto como se ha flexibilizado el del Estado gracias al nuevo objetivo fijado por la Comisión Europea.
Se rebelaron los consejeros con Montoro, pero ayer frente a Rajoy, en la calle Génova, las cosas se suavizaron. Y para eso les había reunido. Para demostrar que el PP sigue siendo un partido monolítico. Eso sí, al presidente le costó casi seis horas, una de las reuniones más largas de la historia reciente, convencer a los barones para dar ese mensaje de unidad. Entraron a las 13.00 y, con algunas fugas anticipadas, el grueso salió casi a las 20.00.
En esas largas horas, almuerzo incluido, según varios de los presentes, todos los barones que gobiernan —también había dirigentes que están en la oposición—, con diferentes grados de dramatismo, le trasladaron sus enormes dificultades para cumplir el déficit de este año. Uno de los que lo dijo más claramente fue el de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, según varios dirigentes. Valcárcel y el presidente valenciano, Alberto Fabra, son los dos únicos que hasta ahora han acudido al fondo de rescate aprobado por el Estado de hasta 18.000 millones ante la evidencia de que no pueden financiarse (FLA). Fueron los dos únicos que hablaron de este asunto. Se espera que otros también acudan al fondo, pero ayer nadie quiso desvelar sus cartas, ni siquiera ante sus compañeros.
Rajoy planteó en la reunión la situación de emergencia que vive el país y la importancia de que las comunidades cumplan ese objetivo de déficit tan exigente también para lanzar un mensaje clarísimo de credibilidad. Y antes de que empezaran los barones a relatar sus problemas, ya les dijo que entiende sus dificultades, pero está obligado a pedirles más esfuerzos. Al contrario de lo que es habitual, Rajoy les lanzó un discurso muy largo, más de una hora, para arrancar una reunión que él necesitaba que saliera bien. También les habló de la situación europea, y les tranquilizó con la idea de que se encontrará una salida para reforzar el euro y para que se cumplan los acuerdos de la última cumbre. Esta semana es decisiva, con una reunión clave del BCE y la visita a Madrid el jueves de Mario Monti. Pero Rajoy no dio detalles sobre la solución final.
El presidente escuchó con calma toda la sucesión de enormes dificultades que le detallaban sus barones. Pero logró lo que quería: que todos suscribieran un comunicado final en el que se comprometen a cumplir el 1,5%. Incluso uno de los más claramente distanciados de los recortes más duros, como el extremeño José Antonio Monago, que tiene una compleja realidad política porque gobierna gracias a la abstención de IU, admitió que aunque él se abstuvo cuando se votó esa cifra en el último Consejo de Política Fiscal, ahora asume lo aprobado y la cumplirá.
No solo se habló desde el punto de vista económico. Los barones trasladaron el enorme coste político que están teniendo los recortes. Todos están sufriendo desgastes. El más preocupado, porque es el único que tiene elecciones a la vista, es el gallego Alberto Núñez Feijóo. Pero ayer tampoco quiso hablar mucho de sus elecciones aunque sí se concentró en un asunto clave para él. Feijóo logró que todos los barones le apoyen en su plan para reducir los parlamentos autonómicos. Ahora todos promoverán esas modificaciones, aunque solo serían efectivas dentro de tres años y la mayoría tendrían que modificar sus estatutos.
Es un asunto muy bien visto por la sociedad aunque supone un ahorro pequeño a efectos de control del déficit, pero es Feijóo el más interesado. A él le beneficia directamente para intentar mantener su mayoría absoluta, según ha denunciado la oposición en Galicia con los números de las últimas elecciones en la mano. La reunión no se concentró ni mucho menos en eso. Lo que les preocupa tanto a Feijóo como a otros barones son los recortes reales, sobre todo en Sanidad, que es la que se lleva la parte mayor de los Presupuestos. Es ahí donde están haciendo y van a hacer más tajos. Sin embargo, es un asunto con mucho tirón y se colocó entre los destacados en el comunicado final del PP.
Esperanza Aguirre protagonizó un interesante cruce político con Javier Arenas. La liberal Aguirre defendió que no cree que la solución pase por subir impuestos sino más bien por la vía de los gastos, por recortar más. Dijo que ella, como hizo Irlanda, rechaza subir impuestos en Madrid. Arenas le contestó que a nadie le gusta, pero que subir impuestos ahora ha sido algo “obligado” por la crisis y la caída de recaudación. Como ya le había contestado Arenas, Rajoy no entró. Aguirre, siempre verso suelto, pidió además al presidente que modifique más leyes para reducir la cartera de servicios que obligatoriamente tienen que prestar las autonomías.
Rajoy pidió a los barones apoyo político para las reformas y que las expliquen bien en sus comunidades para que los ciudadanos las entiendan. Ellos le contestaron con varias críticas a la política de comunicación del Gobierno, un clásico ya, y sobre todo con la petición de más información, de que se cuente con el partido también en las autonomías, porque se enteran de las reformas como los demás, por la prensa. Pero todos se comprometieron a apoyar las medidas y así quedó reflejado en el comunicado final, un claro mensaje de “prietas las filas”.
A la salida, todos los que hablaron reflejaron ese mensaje y repitieron una palabra: “unidad”. “Somos una familia y hay que hacer piña pese a las dificultades”, resumió Antonio Basagoiti, líder del PP vasco.
El objetivo de Rajoy era claro: que el PP vuelva a ser un bloque y que hoy, cuando se reúna de nuevo el Consejo de Política Fiscal para revisar sus planes de reequilibrio presupuestario, no se repitan las rebeliones de la última cita. Todo indica que al final, tras seis largas horas de charla, lo logró.
Rajoy lleva semanas trasladando que las autonomías “han hecho un gran esfuerzo pero tendrán que hacer un esfuerzo mayor”. Sin embargo, no todos los suyos le seguían. Quedó claro en el último Consejo de Política Fiscal y Financiera, donde por primera vez tres comunidades —Castilla y León, Extremadura y Galicia— se rebelaron contra ese objetivo de déficit y exigieron al ministro Cristóbal Montoro que lo relaje al menos tanto como se ha flexibilizado el del Estado gracias al nuevo objetivo fijado por la Comisión Europea.
Se rebelaron los consejeros con Montoro, pero ayer frente a Rajoy, en la calle Génova, las cosas se suavizaron. Y para eso les había reunido. Para demostrar que el PP sigue siendo un partido monolítico. Eso sí, al presidente le costó casi seis horas, una de las reuniones más largas de la historia reciente, convencer a los barones para dar ese mensaje de unidad. Entraron a las 13.00 y, con algunas fugas anticipadas, el grueso salió casi a las 20.00.
En esas largas horas, almuerzo incluido, según varios de los presentes, todos los barones que gobiernan —también había dirigentes que están en la oposición—, con diferentes grados de dramatismo, le trasladaron sus enormes dificultades para cumplir el déficit de este año. Uno de los que lo dijo más claramente fue el de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, según varios dirigentes. Valcárcel y el presidente valenciano, Alberto Fabra, son los dos únicos que hasta ahora han acudido al fondo de rescate aprobado por el Estado de hasta 18.000 millones ante la evidencia de que no pueden financiarse (FLA). Fueron los dos únicos que hablaron de este asunto. Se espera que otros también acudan al fondo, pero ayer nadie quiso desvelar sus cartas, ni siquiera ante sus compañeros.
Rajoy planteó en la reunión la situación de emergencia que vive el país y la importancia de que las comunidades cumplan ese objetivo de déficit tan exigente también para lanzar un mensaje clarísimo de credibilidad. Y antes de que empezaran los barones a relatar sus problemas, ya les dijo que entiende sus dificultades, pero está obligado a pedirles más esfuerzos. Al contrario de lo que es habitual, Rajoy les lanzó un discurso muy largo, más de una hora, para arrancar una reunión que él necesitaba que saliera bien. También les habló de la situación europea, y les tranquilizó con la idea de que se encontrará una salida para reforzar el euro y para que se cumplan los acuerdos de la última cumbre. Esta semana es decisiva, con una reunión clave del BCE y la visita a Madrid el jueves de Mario Monti. Pero Rajoy no dio detalles sobre la solución final.
El presidente escuchó con calma toda la sucesión de enormes dificultades que le detallaban sus barones. Pero logró lo que quería: que todos suscribieran un comunicado final en el que se comprometen a cumplir el 1,5%. Incluso uno de los más claramente distanciados de los recortes más duros, como el extremeño José Antonio Monago, que tiene una compleja realidad política porque gobierna gracias a la abstención de IU, admitió que aunque él se abstuvo cuando se votó esa cifra en el último Consejo de Política Fiscal, ahora asume lo aprobado y la cumplirá.
No solo se habló desde el punto de vista económico. Los barones trasladaron el enorme coste político que están teniendo los recortes. Todos están sufriendo desgastes. El más preocupado, porque es el único que tiene elecciones a la vista, es el gallego Alberto Núñez Feijóo. Pero ayer tampoco quiso hablar mucho de sus elecciones aunque sí se concentró en un asunto clave para él. Feijóo logró que todos los barones le apoyen en su plan para reducir los parlamentos autonómicos. Ahora todos promoverán esas modificaciones, aunque solo serían efectivas dentro de tres años y la mayoría tendrían que modificar sus estatutos.
Es un asunto muy bien visto por la sociedad aunque supone un ahorro pequeño a efectos de control del déficit, pero es Feijóo el más interesado. A él le beneficia directamente para intentar mantener su mayoría absoluta, según ha denunciado la oposición en Galicia con los números de las últimas elecciones en la mano. La reunión no se concentró ni mucho menos en eso. Lo que les preocupa tanto a Feijóo como a otros barones son los recortes reales, sobre todo en Sanidad, que es la que se lleva la parte mayor de los Presupuestos. Es ahí donde están haciendo y van a hacer más tajos. Sin embargo, es un asunto con mucho tirón y se colocó entre los destacados en el comunicado final del PP.
Esperanza Aguirre protagonizó un interesante cruce político con Javier Arenas. La liberal Aguirre defendió que no cree que la solución pase por subir impuestos sino más bien por la vía de los gastos, por recortar más. Dijo que ella, como hizo Irlanda, rechaza subir impuestos en Madrid. Arenas le contestó que a nadie le gusta, pero que subir impuestos ahora ha sido algo “obligado” por la crisis y la caída de recaudación. Como ya le había contestado Arenas, Rajoy no entró. Aguirre, siempre verso suelto, pidió además al presidente que modifique más leyes para reducir la cartera de servicios que obligatoriamente tienen que prestar las autonomías.
Rajoy pidió a los barones apoyo político para las reformas y que las expliquen bien en sus comunidades para que los ciudadanos las entiendan. Ellos le contestaron con varias críticas a la política de comunicación del Gobierno, un clásico ya, y sobre todo con la petición de más información, de que se cuente con el partido también en las autonomías, porque se enteran de las reformas como los demás, por la prensa. Pero todos se comprometieron a apoyar las medidas y así quedó reflejado en el comunicado final, un claro mensaje de “prietas las filas”.
A la salida, todos los que hablaron reflejaron ese mensaje y repitieron una palabra: “unidad”. “Somos una familia y hay que hacer piña pese a las dificultades”, resumió Antonio Basagoiti, líder del PP vasco.
El objetivo de Rajoy era claro: que el PP vuelva a ser un bloque y que hoy, cuando se reúna de nuevo el Consejo de Política Fiscal para revisar sus planes de reequilibrio presupuestario, no se repitan las rebeliones de la última cita. Todo indica que al final, tras seis largas horas de charla, lo logró.
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