Las consecuencias de pasar más tiempo sentados que durmiendo
Analizamos uno de los daños colaterales de la vuelta a la oficina: pasar un montón de horas “amarrado” a la silla.
27 de septiembre de 2012
08:13 h.
“Amarrado al duro banco de una galera turquesca, ambas manos en el remo
y ambos ojos en la tierra (…)”, dice el poema de Góngora en la versión
más barroca de lo que, para algunos, es la vuelta al trabajo. Aunque los
bancos de ahora sean mullidas sillas ergonómicas, uno de los daños
colaterales de la vuelta a la oficina tras las vacaciones es lo que
sufre el cuerpo cuanto se le obliga a pasar un montón de horas
“amarrado” a la silla. Y sin remos.
Al cuerpo no le sienta nada bien este cambio de régimen, y enseguida comenzará a quejarse con dolores de espalda, de cuello o incorporando unos kilos de más. El problema es tan preocupante como generalizado, tal y como muestra el macro estudio publicado este verano sobre los hábitos de personas de 122 países (el 89 por ciento de la población mundial), que señala que la falta de actividad física produce tantas muertes como el tabaco. El estudio definía como suficiente actividad física 30 minutos de ejercicio moderado, como caminar, cinco días por semana; 20 minutos de ejercicio vigoroso tres días por semana o una combinación de ambos.
Aunque a primera vista parece una recomendación bien asequible, la mayoría de las personas no la ponen en práctica. Con un 50 por ciento de sedentarismo (como se puede ver con más detalle en este gráfico comparativo) las mujeres españolas son particularmente perezosas a la hora de mover el esqueleto. El precio que pagamos es alto: la falta de actividad incide en un mayor índice de enfermedades coronarias; diabetes tipo 2 o cáncer de mama, entre otras enfermedades. Todavía más: un estudio publicado la semana pasada señala que el estrés laboral –que la falta de ejercicio contribuye a incrementar– dispara en un 23 por ciento el riesgo de enfermedad coronaria.
Cuando los iPads, PCs y televisores de plasma todavía no dominaban los hogares, la gente pasaba mucho más tiempo en las llamadas “actividades de ligera intensidad”, como tareas domésticas. El tiempo que la mayoría de la gente dedica a estas actividades ha descendido. Hoy pasamos más tiempo sentados (9,3 horas) que durmiendo.
¿Qué ocurre, exactamente, cuando uno se sienta de forma prolongada? De acuerdo con este estudio el porcentaje de calorías que el cuerpo quema se reduce a una tercera parte de lo que usaría si estuviera caminando. Tras varias horas de reposo, los músculos experimentan cambios sutiles que a la larga se traducen en un incremento del riesgo de desarrollar diabetes, enfermedades del corazón y otros problemas. Por cada hora extra de televisión que una persona ve por día (asumiendo que la vea sentada claro está), el riesgo de muerte se incrementa en un 11 por ciento. Como señala James Levine, investigador de la clínica Mayo, en declaraciones al The New York Times, “sentarse durante un tiempo excesivo es una actividad mortal”.
A grandes males, grandes remedios. En este caso, la solución es obvia: ¡moverse! Lo suyo, señalan los expertos, no es tanto darse un palizón en el gimnasio después de haberse pasado ocho o más horas pegado a la silla –se sabe que una cosa no compensa a la otra– como levantarse, lanzar aviones de papel por la oficina, echar un pulso al compañero de al lado o, simplemente, estirarse. Si el objetivo es perder peso, la paliza podría ser incluso contraproducente. Aunque no cabe duda de que el ejercicio es saludable, muchas investigaciones muestran que, sin cambios importantes en la dieta, sólo contribuye a una pérdida modesta de peso. Un estudio de la Universidad de Copenhague publicado la semana pasada indica que el ejercicio es efectivo para reducir los kilos de más con la condición de que no sea ni demasiado poco ni, y esto es lo más sorprendente, excesivo. Una de las explicaciones (provisionales, como la investigación en su conjunto, en la que sólo participaron hombres) es que el ejercicio más duro proporciona la excusa perfecta para lanzarse a la nevera y reponer calorías. Resumiendo: levántate de la silla y da tres vueltas a la mesa.
@nataliamartin es periodista. Si quieres ponerte en contacto con ella escribe a natalia@vidasencilla.es
Al cuerpo no le sienta nada bien este cambio de régimen, y enseguida comenzará a quejarse con dolores de espalda, de cuello o incorporando unos kilos de más. El problema es tan preocupante como generalizado, tal y como muestra el macro estudio publicado este verano sobre los hábitos de personas de 122 países (el 89 por ciento de la población mundial), que señala que la falta de actividad física produce tantas muertes como el tabaco. El estudio definía como suficiente actividad física 30 minutos de ejercicio moderado, como caminar, cinco días por semana; 20 minutos de ejercicio vigoroso tres días por semana o una combinación de ambos.
Aunque a primera vista parece una recomendación bien asequible, la mayoría de las personas no la ponen en práctica. Con un 50 por ciento de sedentarismo (como se puede ver con más detalle en este gráfico comparativo) las mujeres españolas son particularmente perezosas a la hora de mover el esqueleto. El precio que pagamos es alto: la falta de actividad incide en un mayor índice de enfermedades coronarias; diabetes tipo 2 o cáncer de mama, entre otras enfermedades. Todavía más: un estudio publicado la semana pasada señala que el estrés laboral –que la falta de ejercicio contribuye a incrementar– dispara en un 23 por ciento el riesgo de enfermedad coronaria.
Cuando los iPads, PCs y televisores de plasma todavía no dominaban los hogares, la gente pasaba mucho más tiempo en las llamadas “actividades de ligera intensidad”, como tareas domésticas. El tiempo que la mayoría de la gente dedica a estas actividades ha descendido. Hoy pasamos más tiempo sentados (9,3 horas) que durmiendo.
¿Qué ocurre, exactamente, cuando uno se sienta de forma prolongada? De acuerdo con este estudio el porcentaje de calorías que el cuerpo quema se reduce a una tercera parte de lo que usaría si estuviera caminando. Tras varias horas de reposo, los músculos experimentan cambios sutiles que a la larga se traducen en un incremento del riesgo de desarrollar diabetes, enfermedades del corazón y otros problemas. Por cada hora extra de televisión que una persona ve por día (asumiendo que la vea sentada claro está), el riesgo de muerte se incrementa en un 11 por ciento. Como señala James Levine, investigador de la clínica Mayo, en declaraciones al The New York Times, “sentarse durante un tiempo excesivo es una actividad mortal”.
A grandes males, grandes remedios. En este caso, la solución es obvia: ¡moverse! Lo suyo, señalan los expertos, no es tanto darse un palizón en el gimnasio después de haberse pasado ocho o más horas pegado a la silla –se sabe que una cosa no compensa a la otra– como levantarse, lanzar aviones de papel por la oficina, echar un pulso al compañero de al lado o, simplemente, estirarse. Si el objetivo es perder peso, la paliza podría ser incluso contraproducente. Aunque no cabe duda de que el ejercicio es saludable, muchas investigaciones muestran que, sin cambios importantes en la dieta, sólo contribuye a una pérdida modesta de peso. Un estudio de la Universidad de Copenhague publicado la semana pasada indica que el ejercicio es efectivo para reducir los kilos de más con la condición de que no sea ni demasiado poco ni, y esto es lo más sorprendente, excesivo. Una de las explicaciones (provisionales, como la investigación en su conjunto, en la que sólo participaron hombres) es que el ejercicio más duro proporciona la excusa perfecta para lanzarse a la nevera y reponer calorías. Resumiendo: levántate de la silla y da tres vueltas a la mesa.
@nataliamartin es periodista. Si quieres ponerte en contacto con ella escribe a natalia@vidasencilla.es
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