El poder del voto femenino en EU / Elizabeth Maier
Elizabeth Maier
Publicado: 06/11/2012 13:23
Publicado: 06/11/2012 13:23
Después del segundo
debate presidencial en Estados Unidos, algunos medios escritos
notaron el fervor con que ambos candidatos cortejaron al voto
femenino. Con ofertas distintas, vieron en las mujeres la clave para
ganar la presidencia, sobre todo las mujeres indecisas de estados
decisivos como Colorado, Virginia y Ohio. La relación entre la
economía nacional y la economía familiar, y las fronteras de la
autonomía del cuerpo y la persona como fuente de derechos y
ciudadanía de las mujeres, fueron los terrenos contestados.
Cambios en las
oportunidades y responsabilidades de las mujeres durante los últimos
cuarenta años, la consecuente renegociación -en grados
diferenciales- de la división sexual del trabajo, la relación de
poder entre hombre y mujeres, y, finalmente, la reorganización de la
familia nuclear de la modernidad industrial a lo que hoy en día son
muchos modelos familiares y modalidades de parentesco, hacen que las
mujeres estén mucho más involucradas en la provisión económica de
la familia, más educadas e informadas, más participativas en el
ámbito público y más conscientes de sus necesidades, intereses y,
sin duda, de sus derechos. Así que los temas de la recuperación
económica, la equidad de género y los derechos reproductivos
estuvieron en primer plano.
Históricamente el
Partido Demócrata ha gozado de la preferencia de las mujeres por su
defensa de la plena ciudadanía femenina. Por ejemplo, la
legalización del aborto en 1973 se atribuye a la ideología liberal
de la mayoría de las/los magistrados de la Corte Suprema de aquel
entonces y su custodia durante estas décadas de continuas embestidas
conservadoras a nivel estatal y local corresponde a dicho partido.
Por herencia y por méritos políticos propios, Barack Obama contó
con una ventaja femenina de dobles dígitos antes del primer debate,
hasta que le permitió a Romney llevarse la noche y con ella, parte
de la intención del voto, a pesar de las posiciones republicanas en
contra de los derechos de las mujeres.
En la plataforma
Republicana de 2012, por ejemplo, abogan por el derecho a la vida
desde la concepción mediante la prohibición del aborto bajo toda
circunstancia, lo que privilegia la personificación del cigoto por
encima de las mujeres. En contraste, la plataforma Demócrata
reconoce el derecho a decidir sobre la propia capacidad reproductora,
incluyen el costo de los anticonceptivos en la obligatoria cobertura
médica de Obamacare y defienden el aborto legal para evitar
la maternidad forzosa. A diferencia de los Republicanos, que
pretenden eliminar los fondos federales de Planned Parenthood,
el Partido Demócrata reconoce los servicios ofrecidos por esta
organización a millones de mujeres de menores recursos como parte
del derecho a la salud, mediante la educación reproductiva y sexual,
la anticoncepción, exámenes para detectar y prevenir el cáncer y
en menor caso, el aborto seguro. Obama resaltó dichas diferencias en
el debate cuando recordó que Romney ha jurado cerrar Planned
Parenthood mientras que él la reconoce como un aporte a la
ciudadanía de las mujeres y al bienestar económico e integral de la
familia.
Otra diferencia provino
de la ley “Lily Ledbetter”, que defiende la equidad salarial
entre los géneros y fue la primera legislación firmada por Obama en
2009, contrastándose con la posición ultra neoliberal de Romney,
quien dijo que él no la hubiera firmado. Obama afirma que es
cuestión de justicia económica y de género. Romney piensa
primordialmente en generar ganancias para crear empleos,
extrayéndolas del trabajo mal pagado de las mujeres.
Advertir qué candidato
responde mejor a los intereses de las mujeres no es difícil. Pero el
peligro reside en que la añoranza de la esperanza, tan presente en
las últimas elecciones, deposite la ilusión de sanear las
desmejoradas condiciones de la crisis capitalista y de la
reconfiguración del sistema mundo en un candidato que implícita y
explícitamente defiende el sentido de privilegio, sea este de clase
y/o de género.
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