Cuando salí del armario pensé que mi vida sería rara”
La salida al mercado de la segunda generación de iPhone cambió la
vida de Joel Simkhai. El aparato incorporaba un sistema de
geolocalización. Era lo que este emprendedor, nacido en Tel Aviv hace 36
años, criado en Nueva York desde los tres y radicado actualmente en Los
Ángeles, había estado esperando para hacer realidad una idea y un deseo
personal: una aplicación móvil para encontrar y contactar con otros
gais que estuvieran cerca. Los seis meses de trabajo a deshora, con
apoyo de amigos y poco dinero, culminaron en marzo de 2009. Nació Grindr.
Hoy es la mayor red social para homosexuales, con más de cuatro
millones de usuarios en 192 países. Por eso Simkhai es considerado un
líder de opinión, además de un empresario de éxito.
“Me gusta reunirme con gente, pero en una cafetería nadie sabe quién es gay”, mira alrededor a modo de demostración. Coge su móvil y abre la aplicación Grindr (traducido: molinillo de café). En ella sí puede ver si alguno de los comensales de la terraza, en la que solo acepta tomar una botella de agua, son gais (siempre que sean usuarios también de Grindr). “Somos humanos, necesitamos socializar y la tecnología ayuda”. Pero la red no solo sirve para contactar con otras personas, también envía mensajes sobre temas que interesan al colectivo de homosexuales, transexuales y bisexuales —“nuestros derechos”, especifica—. “Reconocemos nuestra responsabilidad. En muchos países la homosexualidad es ilegal y Grindr les ayuda a conectarse. La unión hace que la comunidad sea más fuerte. Así es como esta aplicación puede ayudar a mejorar la igualdad”, opina.
Simkhai cree que pese al “odio y violencia” que todavía sufren los gais en el mundo —“increíble que suceda en el 2012”—, se ha avanzado mucho. “Cuando yo salí del armario fue un proceso de años. Difícil. Me sentí muy solo y eso que mis padres y amigos son de mentalidad abierta. Pensaba en lo rara que iba a ser mi vida”, recuerda. El menor de sus dos hermanos (ambos homosexuales) “nunca tuvo que salir del armario porque nunca estuvo en él”, dice. Lo que considera un síntoma del progreso. Y lanza un mensaje a los homosexuales asustados o confusos: “¡La vida gay es genial! Yo no la cambiaría aunque pudiera”.
Pero sabe que aún quedan muchos pasos hasta la normalización. En su opinión, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la posibilidad de formar una familia son esenciales para la igualdad. “Espero poder casarme. Pero lo más importante para mí es tener niños. Dos chicos”. En este sentido, y en un contexto de elecciones en EE UU, cree que Obama es el candidato que mejor puede responder a las reivindicaciones de los homosexuales. “En Grindr no podemos pedir el voto, pero contamos a nuestros usuarios lo que dice cada uno en relación con nuestros derechos para que lo tengan en cuenta cuando vayan a votar”, explica. “Romney se ha mostrado contrario al matrimonio gay. Obama a favor. Creo que es una buena razón para votarle”.
Es la segunda vez que Simkhai visita España, el quinto país con más usuarios de Grindr. Esta vez ha venido para hablar de su creación en la European Ecommerce Conference. Se resiste a desvelar si es millonario, pero su negocio no ha parado de crecer, emplea a 45 personas y se financia solo de la publicidad en la versión gratuita y de las descargas de la de pago. “Sin inversores. Ellos siempre pierden dinero”, ríe.
“Me gusta reunirme con gente, pero en una cafetería nadie sabe quién es gay”, mira alrededor a modo de demostración. Coge su móvil y abre la aplicación Grindr (traducido: molinillo de café). En ella sí puede ver si alguno de los comensales de la terraza, en la que solo acepta tomar una botella de agua, son gais (siempre que sean usuarios también de Grindr). “Somos humanos, necesitamos socializar y la tecnología ayuda”. Pero la red no solo sirve para contactar con otras personas, también envía mensajes sobre temas que interesan al colectivo de homosexuales, transexuales y bisexuales —“nuestros derechos”, especifica—. “Reconocemos nuestra responsabilidad. En muchos países la homosexualidad es ilegal y Grindr les ayuda a conectarse. La unión hace que la comunidad sea más fuerte. Así es como esta aplicación puede ayudar a mejorar la igualdad”, opina.
Simkhai cree que pese al “odio y violencia” que todavía sufren los gais en el mundo —“increíble que suceda en el 2012”—, se ha avanzado mucho. “Cuando yo salí del armario fue un proceso de años. Difícil. Me sentí muy solo y eso que mis padres y amigos son de mentalidad abierta. Pensaba en lo rara que iba a ser mi vida”, recuerda. El menor de sus dos hermanos (ambos homosexuales) “nunca tuvo que salir del armario porque nunca estuvo en él”, dice. Lo que considera un síntoma del progreso. Y lanza un mensaje a los homosexuales asustados o confusos: “¡La vida gay es genial! Yo no la cambiaría aunque pudiera”.
Pero sabe que aún quedan muchos pasos hasta la normalización. En su opinión, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la posibilidad de formar una familia son esenciales para la igualdad. “Espero poder casarme. Pero lo más importante para mí es tener niños. Dos chicos”. En este sentido, y en un contexto de elecciones en EE UU, cree que Obama es el candidato que mejor puede responder a las reivindicaciones de los homosexuales. “En Grindr no podemos pedir el voto, pero contamos a nuestros usuarios lo que dice cada uno en relación con nuestros derechos para que lo tengan en cuenta cuando vayan a votar”, explica. “Romney se ha mostrado contrario al matrimonio gay. Obama a favor. Creo que es una buena razón para votarle”.
Es la segunda vez que Simkhai visita España, el quinto país con más usuarios de Grindr. Esta vez ha venido para hablar de su creación en la European Ecommerce Conference. Se resiste a desvelar si es millonario, pero su negocio no ha parado de crecer, emplea a 45 personas y se financia solo de la publicidad en la versión gratuita y de las descargas de la de pago. “Sin inversores. Ellos siempre pierden dinero”, ríe.
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