La mayoría de mis amigos mexicanos son cibernáutas por convicción, por lo tanto son ellos los que me instruyen sobre el uso de La Red. Pese a que mis amigos son gente mayor, arriba de los cincuenta años, manejan la tecnología actual como si fueran muchachos veinteañeros.
Frente a mi soltería, que es una opción válida para mi, escogida concientemente desde hace algún tiempo, mis amigos reaccionan con miles de recomendaciones de como salir de la soledad, pensando ellos que eso es lo que yo deseo en estos momentos de mi vida.
Naturalmente, la primera y única alternativa que me ofrecen es inscribirme en algunas páginas de encuentro de pareja y poder introducirme en el amplio mercado de las féminas disponibles en La Red. Ya me inscribieron en la más famosa de ellas: Macht Point, y en Badoo que era totalmente desconocida para mi.
Mi experiencia es atípica, en el primer caso seleccioné a un ramillete de hermosas mujeres mexicanas, mayores de cincuenta años, a quien les manifesté mi deseo de que fueran mis amigas, nunca consulté posteriormente si hubo o no respuestas a mi petición. Evidentemente, no me importaba demasiado el saber si tenía o no respuestas de ellas; sigo pensando que lo mejor es conocer y tratar a alguien cara a cara, y no de forma virtual.
Aquella primera vez ocurrió hace un par de años. Hoy nuevamente, una amiga me invitó a participar en Badoo, acepté para experimentar empíricamente mis hipótesis acerca de La Red y sus efectos en las relaciones sociales y de pareja.
El resultado no pudo ser más desastroso que esto: de cinco mujeres mayores de cincuenta años, a las que les propuse una amistad, ninguna aceptó el ofrecimiento; pese a que hubo algunos breves intercambios de mensajes con ellas, en los cuales dominaba el misterio sobre sus personas reales, ninguna quiso proseguir la indagación sobre mi persona y mis propósitos.
Fui absolutamente sincero en ofrecer mis datos reales, y quizá pensaron que era yo un personaje inventado, desde el nombre: Bolívar.
He evitado ingresar a la página de Badoo, porque no me interesa ese método de conocimiento de las personas para conseguir amigas o amantes. Sé que muchas parejas han encontrado ahí su "media naranja" y hasta son felices. Pero la mayoría de las experiencias son una frustración absoluta.
Cierro acá el capítulo de experimentar con esas páginas de encuentro en La Red; quiero seguir soltero y no deseo, por ahora, bajarle las estrellas y las nubes a ninguna dama guatemalteca. Soy un escritor feliz y solitario.
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