En nuestra sociedad actual, ser un hombre no es algo obvio: exige una construcción identitaria que no es evidente, porque los criterios de las masculinidad han cambiado radicalmente.
Los más jóvenes tienen dificultades para encontrar su verdadero lugar entre la virilidad triunfante y el "metrosexual". Últimamente, algunos hombres han sido educados y formados por mujeres solas, lo cual dificulta identificarse con la figura paterna que ha estado ausente.
De un modo más general, son víctimas de una consigna paradójica: se les pide a la vez ser viriles y dulces, fuertes y aptos para expresar sus sentimientos. Frente a mujeres que destacan en el plano profesional, ¿cómo desempeñar un papel protector que los colocaría en un plano de superioridad. Al no encontrar esta posición de superioridad muchos de ellos generalizan y se quejan de las mujeres, del mismo modeo que las mujeres se quejan de los hombres.
Muchos hombres creen que su compañera es demasiado dura. Entonces para consolarse, algunos prefieren elegir una mujer más joven o pertenenciente a una cultura que las haga aceptar un modelo de pareja tradicional. Es más reconfortante para ellos sentirse dominantes, gracias la diferencia de edad o de situación económica.
Los antropólogos lo explican así: cuando hombre busca una mujer más joven, es porque las mujeres tienen el privilegio de la fecundidad, y especialmente de la concepción de los hijos masculinos. Hay, dirían los psicoanalistas, una envidia de la maternidad en los hombres en general. Algunos hombres mayores buscan parejas más jóvenes, porque pueden compensar su pérdida de poder físico con su poder social y económico, y pueden sentirse útiles e importantes frente a sus damitas.
Los hombres cincuentones toman conciencia de que les queda poco tiempo para realizar sus sueños íntimos. Como su vida profesional se ha estabilizado o bloqueado,lo único excitante que les puede suceder tiene que darse en el plano amoroso. Quieren iniciar una nueva vida, a veces tienen la tentación de volver a partir de cero, de encontrar una nueva mujer, de fundar una nueva familia. No es raro ver a hombres con pinta de abuelos cargando un bebé, que es su hijo.
Construir un hijo varón es algo complicado de lograr, porque los valores de la masculinidad han variado sustancialmente. Ser hombre requiere un largo proceso de maduración, donde faltan muchos referentes masculinos o paternos, para imitar el patrón de un hombre nuevo. Las mujeres tienen en sus manos, sin saberlo, el proyecto de construir un hombre diferente, que no sea el típico macho de siempre, el clon de su padre.
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