Mi estancia en la ciudad de México y en la bella y colonial ciudad de Querétaro, durante la segunda quincena de enero del 2010, me confirmó la importancia de contar con muchos amigos. Mi mayor fortuna es haber logrado crear un grupo numeroso de gente querida, que durante mi larga enfermedad siempre estuvieron al pendiente de mi estado de salud.
Hoy, en Guatemala tengo la posibilidad de construir una red de amigos nuevos, es un reto enorme el tener que partir prácticamente de cero, pero siendo yo un hombre de retos eso me parece sumamente atractivo.
Voy a impartir el taller de AMORES LIQUIDOS, que versa sobre el amor y la pareja en el siglo XXI, dándole un tratamiento sociológico, antropológico y psicoanalítico, para exspliucar la fugacidad de los amores en la era de la posmodernidad.
Este será un punto de encuentro de personas con intereses comunes, las que habrán de discutir y polemizar acerca de este tema de esencia universal.
En este taller expondré la tesis de la amistad como base del amor, ya que cuando eso que llamamos amor desaparece como por arte de magía, el sedimento de esa relación tendría que ser necesariamente la amistad de los dos.
La amistad como el amor se construye todos los días e implica grandes esfuerzos de tiempo, dedicación y paciencia, cosas que nadie quiere pensar en invertir ni un minuto en ellas.
Empezaré a escribir una serie de artículos que servirán de base al taller, esos escritos versarán sobre LAS NUEVAS SOLEDADES.
Lo de hoy consiste en poder manejar la soledad sin caer en la depresión total.
Inicaremos, pués, esta nueva serie de cuestionamientos alrededor de la soledad como algo gratificante y no como un castigo de dios.
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