La mujer de Tikal/cuento corto.

Por María Eugenia Mijangos.


La Mujer de Tikal
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Es el año 511, La plaza está llena, allí se agolpan el pueblo mientras en las tarimas estan los altos dignatarios, la nobleza, los invitados de otras tierras, los sacerdotes y los guerreros.
Ix-Kalo ”mte Ix-yo-K”in, esta vestida con la túnica ceremonial, sus pies calzados con sandalias de piel de jaguar, ostenta un collar y cuentas de jade que atraviesan sus orejas, su largo pelo negro ha sido cuidadosamente peinado. Ella casi no entiende nada, solo sabe que su padre Chak Tok Ich”aak II, se ha ido, que lo han enterrado en la pirámide y que ha habido mucha agitación en la corte, sus familiares se han dividido y los que dicen ser leales a ella desde hace días, la están advirtiendo que hoy seria un día muy especial.
Ahora ya no la dejan jugar con su primo Canek, todo e l tiempo hay varios hombres mayores alrededor de ella, que le dicen muchas cosas, la mayoría de las cuales no entiende.
Después de subir la escalera, la han colocado en el trono, sus pies no alcanzan el suelo, se siente mareada, por el ruido constante de los silbatos, las caracolas, flautas y conchas, también le afecta el olor fuerte de las flores y las miradas fijas y expectantes de los nobles. Tiene mucho calor y a través del sudor que le corre por la cara, alcanza a ver que el gran sacerdote se acerca a ella, precedido por dos muchachos que queman incienso y copal, tiene miedo, pero le han advertido que no debe moverse. Al llegar junto a ella alza una corona con plumas de quetzal, que le coloca en la cabeza, el ruido se vuelve insoportable y está punto de perder el conocimiento.
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Tiene doce años, hoy es el día de su boda con Kaloomte ´B alam, un gran guerrero que ha ganado numerosas batallas, lo que le ha hecho ganar mucha fama y poder, más ahora, que el reino se encuentra necesitado de conservar su poder, pues las profecías han sido adversas desde hace algunos meses. Pocas veces ha estado con el a solas, sus consejeros le han dicho que es el hombre que le conviene, pero ella guarda un secreto enojo contra esta decisión.
Recuerda que apenas ayer, estuvo con Ah Can Chakan, en los jardines del palacio, cuando está con el no siente el tiempo, quisiera poder pasar todos los días en su compañía, pero su tía Ix Hun Ya ton, siempre vigilante, le ha prohibido que vuelva a verlo.
Hoy en la mañana, pudo escapar de sus guardianes y se interno en la selva, hasta llegar al lugar en donde se encuentra la ceiba, allí se ha encontrado en varias ocasiones con Ah Can Chakan, lleva flores y llama a Ix Chebel Ya´ax, le pide que impida la boda, pero en el fondo de su corazón sabe que es inevitable.
Se da cuenta que el cortejo ya se ha adelantado y continúa caminando, bajo las lujosas ropas, su cuerpo de niña siente escalofríos, tiene miedo, no conoce para nada a este hombre hosco y brusco, pero de sobra sabe que no tiene ninguna oportunidad de oponerse, su voluntad no cuenta para nada, siempre se le ha obligado a hacer lo que ella no quiere.
…
Es el día de su segunda boda, ya no es la niña que subió temerosa para su primera boda, los escalones del templo; ahora sus pasos son firmes, pero sin embargo vuelve a ser obligada por asuntos de Estado y poder, a casarse por segunda vez con otro hombre que no conoce.
Ahora es diferente, ha aprendido a fingir, a asistir a las ceremonias y a comportarse conforme lo requieren las normas de la corte. Esta resignada, pero tiene su secreto, sabe que en pocos días, junto a la ceiba, cuando nadie se percate, estará junto a Ah Can Chakan, como lo han hecho siempre todos estos años.

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La estela 23 revela en el periodo clásico la existencia de una mujer que en el año 511 ejerciera un título de la realeza: Reina de Tikal, gobernó hasta el año 527. Los vestigios sugieren una herencia de poder meramente estratégica o simbólica, subió al trono con tan solo seis años de edad. No ejerció poder autónomo sino dentro de una esfera de consejeros o co gobernantes. Durante su reinado inició la etapa obscura de Tikal.
No hay evidencia de que la Señora de Tikal fuera incluida en la cuenta de gobernantes de dinastías de Tikal, algún autor sugiere que los mayas consideraban algo aberrante el hecho de que hubiera mujeres gobernantes.