Un estudio de la Universidad de California concluye que la educación femenina interfiere en sus habilidades espaciales
Las diferencias entre el cerebro de hombres y mujeres anima conversaciones y da juego a chascarrillos y libros de lectura fácil como aquél «¿Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no saben leer los mapas?». Pero también ocupa a sesudos investigadores. Desde un punto de vista biológico, el cerebro del hombre y la mujer son distintos en algunos rasgos aunque no se han encontrado pruebas concluyentes de su efecto en el comportamiento. La siguiente pregunta que ocupa a neurobiólogos y psicólogos es si las diferencias observadas son solo el resultado de una educación típicamente masculina o femenina.
La última aportación científica en este debate llega desde la Universidad de California. Los investigadores estadounidenses querían averiguar por qué las mujeres están tan poco representadas en el mundo tecnológico y en carreras universitarias puramente técnicas como son las ingenierías.
Una explicación posible es la menor capacidad femenina para desarrollar sus habilidades espaciales, una capacidad que nos permite, por ejemplo, resolver con mayor facilidad un puzle o interpretar un mapa. Esa habilidad es clave también en el estudio de disciplinas técnicas, desde matemáticas a la física. Su conclusión es clara, las diferencias son solo educativas. No es una cuestión de género.
Para demostrarlo viajaron a la India. El equipo de Moshe Hoffman reclutó a 1.279 habitantes de dos tribus del noreste de la India: el Khasi y el Karbi. Las dos tribus son genéticamente parecidas y con los mismos medios de subsistencia, pero los miembros de Khasi viven en una sociedad matriarcal, a diferencia de la segunda tribu donde los hombres reciben más educación que las mujeres.
El experimento consistió en resolver un puzle de solo cuatro piezas para formar la imagen de un caballo. A los que terminaban el rompecabezas en menos de 30 segundos se les recompensaba con dinero. Los hombres de la sociedad patriarcal necesitaron casi un 40% menos de tiempo que sus compañeras. Sin embargo, no hubo diferencias de tiempo entre hombres y mujeres de la tribu Khasi, donde ellas también reciben educación.
Los investigadores reconocen que este experimento no basta para explicar la brecha que aún separa a hombres y mujeres como fuerza laboral de ciencia, ingeniería y tecnología, pero debe tenerse en consideración a la hora de educar y mejorar la forma de enseñar y jugar a las niñas en el ámbito familiar.
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