Se busca líder socialista no quemado
El PSOE habrá perdido cerca de 5.000 cargos tras sus dos derrotas electorales en 2011
Los expertos en élites políticas creen que ZP se ha comido el banquillo de jóvenes candidatos
No hay unanimidad entre los expertos en élites políticas a la hora de aventurar si la doble derrota sufrida por el PSOE en el horrible año 2011 provocará una renovación de sus dirigentes. Tampoco concluyen si la enorme pérdida de efectivos experimentada (concejales, parlamentarios y altos cargos) limitará su capacidad de influencia y dejará lastimadas sus redes internas y externas. El PSOE se ha convertido en un caso digno de estudio. ¿Habrá catarsis tras la derrota o una bunkerización de los mandos? Lo que está claro es que el resultado ha sido tan severo que la oficina de colocación del PSOE amenaza cierre.
El coste medido en bajas es muy elevado y algunos expertos lo sitúan en una cifra que puede acercarse a las 5.000 personas. Es decir, serán 5.000 militantes/simpatizantes que habrán tenido que abandonar la tarea que han estado desempeñando a lo largo de los últimos años, unos para volver a su tarea de funcionario, otros para recuperar el puesto de trabajo que dejaron y, un tercer grupo, para incorporarse a las listas del paro.
La cifra resulta de sumar 2.262 concejales menos, 55 escaños autonómicos perdidos, varias decenas de diputados provinciales, cientos de altos cargos en entidades locales y autonómicas, a los que hay que añadir 99 parlamentarios (entre diputados y senadores), al menos 600 altos cargos en la Administración central y asesores y personal de confianza en las numerosas entidades públicas de la Administración del Estado. ¿Qué consecuencias puede traer semejante sangría? Montserrat Baras, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha estudiado los cuadros medios de los partidos: “La pregunta que hay que hacerse es la siguiente: ¿Pueden vivir de otra cosa? Las investigaciones nos muestran que los partidos de izquierda tienen más porcentaje de gente sin una profesión propia”.
Carles Ramió suele ser considerado entre sus colegas como un experto no exento de polémica. Profesor de Ciencia Política en la Universidad Pompeu Fabra, sus opiniones nunca dejan a nadie indiferente. Es experto en gestión pública. Ramió considera que una debacle como la sufrida por el PSOE puede provocar “un ambiente de desmoralización, desmotivación y de crispación interna, pero también propiciar un clima idóneo para una renovación rápida, siempre y cuando no aparezcan los viejos problemas y los agravios”.
A pesar de la derrota, el PSOE sigue manteniendo sus redes de poder, según Ramió: “Hay una parte importante de las élites de funcionarios del país que son simpatizantes socialistas. Y luego está la capacidad de gestión que siguen manteniendo las propias élites del partido”.
Ramió no tenía duda de que el desastre electoral estaba anunciado hace dos años y que fue en ese momento cuando el partido debió obligar a Zapatero a marcharse. Pone como ejemplo lo que hicieron los conservadores británicos con Margaret Thatcher, “cuando provocaron su dimisión para dar entrada a John Major. Eso habría sido inaudito en España. Si el PSOE hubiera cambiado a Zapatero por un Gobierno dirigido por Javier Solana y con Almunia en sus filas, la prima de riesgo no se habría movido”.
Si el PSOE hubiera cambiado a Zapatero por un Gobierno dirigido por Solana, la prima de riesgo no se habría movido”
Ramió sostiene que los partidos españoles son muy conservadores en sus estructuras internas. Les cuesta mucho renovarse. Hay un aparato de lealtades, de fidelidades, que impiden el cambio generacional. “El problema en el PSOE es que nadie tuvo tanto poder como Zapatero, que generó un discurso único y eso ha afectado a jóvenes cuadros. Un caso claro es el de Chacón, que está totalmente quemada por Zapatero. La renovación no puede pasar por un debate Rubalcaba-Chacón”.
Y esa percepción la tiene también Miquel Salvador, de la Pompeu Fabra: “El PSOE tiene consolidadas sus redes tanto internas como externas. Es un partido de grandes dimensiones orientado a estar en el poder. Tiene una base sólida, puede mantenerse en el desierto un largo tiempo. Ahora bien, tengo mis dudas de que entre en un periodo de renovación. Es lo que yo llamo la dependencia del sendero: alguien ha iniciado un camino y cuesta mucho modificarlo. A las élites les cuesta moverse”.
Históricamente, este no es el primer descalabro electoral del PSOE. Ya lo sufrió en 2000 con Joaquín Almunia. Y de aquel golpe surgió un joven líder, Zapatero, que devolvió al PSOE al poder en cuatro años. ¿Por qué los expertos son escépticos respecto a la reedición de un nuevo liderazgo?
Guillermo Márquez, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela, utiliza el término “jóvenes quemados”, en referencia a Chacón y otros, como víctimas de la gran violencia que ha tenido el derrumbe socialista: “El sistema ha amplificado la derrota, que significa un desplome total de una base de poder. Desde luego, sería un momento idóneo para una catarsis, pero se ha quemado mucha gente, entre ellos la posible alternativa”. Entre los daños, Márquez destaca cómo partidos como UPyD “le han quitado la P de progresista a los socialistas”. Montserrat Baras abunda en consideraciones parecidas: “Estas elecciones han supuesto justo la derrota del grupo joven que lideraba ZP y que había desalojado del poder a los senior de la época de Felipe González”.
Enrique Varela, profesor de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Vigo es de los que piensan que el PSOE ha perdido influencia sobre el territorio, sobre todo por la derrota en las elecciones locales y autonómicas, “porque en esos ámbitos se produce una información privilegiada, hay todavía mucho clientelismo, y hay una capacidad para generar red”. Varela cree que el PSOE ha llegado a un suelo y podría darse una reacción positiva si ha aprendido de sus errores: “Tiene estructura y élites, pero puede tener un problema si las élites se bunquerizan. Los signos no parecen alentar en ese sentido. De hecho, parece que se vuelve al mismo debate de antes, Rubalcaba-Chacón”. Varela recuerda que Zapatero ganó en un congreso muy abierto, por un margen de 11 votos, y como un descarte entre dos opciones (renovadores y guerristas). “Todo depende de si quienes gestionan la derrota son los derrotados”.
Hay expertos en España que investigan estos días acerca de la supervivencia de los cerca de 5.000 políticos (parlamentarios) que ha tenido la democracia española entre 1980 y 2011, como es el caso de Xavier Coller, catedrático de sociología de la Universidad Pablo de Olavide, y sus colegas Andrés Santana (Universidad Mayor de San Andrés) y Antonio M. Jaime (Universidad de Málaga). Buscan respuesta a la pregunta de por qué los políticos duran más o menos en sus cargos, y van llegando a interesantes conclusiones. Una de ellas es que las mujeres duran menos. Otra, que los parlamentarios de mayor edad duran poco, un síntoma que apunta hacia un rechazo de la experiencia. Según Coller, hemos vivido unas elecciones con dos candidatos veteranos. Sin renovación. “Por eso el gran problema del PSOE, que es el que ha perdido, es que Zapatero se ha comido mucho. Ha quemado mucho banquillo. El problema es dónde encontrar un líder y un personal no quemado”.
¿Quiénes no se han quemado en estas elecciones? Carles Ramí apunta al portavoz Eduardo Madina: “Aunque quizás sea demasiado joven”. “Posiblemente sea un suicidio encontrar un nuevo candidato fuera del Parlamento”, apunta Baras, “lo que queda es buscar la lista de diputados y mirar dónde puede haber un líder”.
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