sábado, 26 de noviembre de 2011

Los libros son un ancla para la vida.

En los libros siempre hay un ancla para la vida: Herta Müller


“No puedo representar nada que no sea yo misma. Si tengo o no el premio Nobel, eso no cambia nada de la situación”, dice la autora de obras como La bestia del corazón, durante la Noche de Gala de Feria del Libro de Guadalajara.

La escritora encabeza la inauguración de la feria y a la delegación alemana.
Su fama hablaba de una persona tímida, introvertida, hasta huraña. Sin embargo, aparece con otro talante: sonríe, contesta todas las preguntas sin importar el sentido de las mismas y, al final, hasta hace unos movimientos divertidos mientras se despide de los fotógrafos.

Es Herta Müller, rumana de nacimiento y alemana por adopción, Premio Nobel de Literatura en 2009, quien enfrentó a la dictadura de Nicolae Ceausescu y ahora encabeza a la delegación de escritores presentes en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Durante una conferencia de prensa en la que lo mismo se refirió a las similitudes entre la caída del régimen de Gadaffi y a Ceausescu, o de cómo el lenguaje es coartado dentro de las dictaduras, la escritora se definió como una autora “muy normal”, que no trabaja bien con los honores.

“No puedo representar nada que no sea yo misma. Si tengo o no el Premio Nobel, eso no cambia nada de la situación”, mencionó.

Quizá por esa misma modestia, matiza la importancia de los libros como reflejos de los problemas contemporáneos, si acaso son un ancla o una referencia, pero siempre después de haberle dado varias vueltas a un libro.

“Hace unos días me enteré que los alemanes se van a regalar muchos libros en la navidad, lo que es una señal. No sé si siempre haya sido así, supongo que no, porque no se hubiese resaltado tanto, pero ahora queremos encontrar en los libros a personas que podamos conocer más y así es como uno se entera de cosas de la vida.”, dijo.

Al referirse a su relación con la literatura latinoamericana, Müller recordó que en Rumania había mucha literatura de esta región, y mencionó a Juan Rulfo y a Gabriel García Márquez, a quienes primero leyó en rumano, quizá porque “lo rumano tiene mucho que ver con lo latinoamericano”.

“Lo que tenemos en las metáforas, en la sensibilidad del lenguaje, hasta en esa extraña mezcla de una cierta superstición, el desamparo, la impotencia en la vida, que se convierte en un hecho poético: eso de interpretar las cosas hacia el destino fatal cuando uno no puede enfrentarlas. Por lo mismo en Rumania se leía mucha literatura latinoamericana”, explicó.

Política y literatura

Desde 1987, Herta Müller vive en Berlín, Alemania; de ahí que algunas preguntas vayan en el sentido de conocer su opinión acerca de lo que sucede en ese país, sobre todo en un tiempo de crisis europea, en donde su país parece retomar un papel predominante, aun cuando a su parecer eso no está sucediendo, porque “los alemanes aprendieron bien la lección”.

Acerca del papel que juega el lenguaje dentro de su literatura, la narradora comentó que siempre piensa primero en qué quiere decir, porque al saberlo necesariamente debe pensar de qué manera lo puede decir.

“Lo que uno denomina estético o poético es, tal vez, la única manera de expresar los problemas y, a la vez, en este impulso no existe un contenido y un lenguaje por separado, sino que forman un conjunto: no existe contenido bueno o literario y no literario, sino que siempre tengo que presentar el contenido de manera literaria”, comentó.

Autora de libros como La bestia del corazón, La piel del zorro, Todo lo que tengo lo llevo conmigo, En tierras bajas o El hombre es un gran faisán en el mundo, Herta Müller recordó sus días en la dictadura comunista en Rumania, donde vivió la censura de una forma especial, “porque se censuraba hasta la comida para que no tuviéramos acceso a la canasta básica”.

“Se censuraba cualquier producto, porque teníamos zapatos malos, dientes malos… no había ni siquiera aspirina o algodón. Para mí esas carencias eran una forma de censura, porque la pobreza es un medio para poder someter a la gente: mientras menos productos se consigan, más se concentra en la propia existencia. Siempre he pensado que era un cálculo que se hacía a propósito para que la gente no pudiera pensar en otras cosas.”

Herta Müller y Mario Vargas Llosa, ambos galardonados con el Premio Nobel de Literatura, además de Fernando Vallejo, Premio FIL en Lenguas Romances, encabezan la parte literaria en la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que hoy abre sus puertas.

¿La fiesta de los libros?

••• La Feria Internacional del Libro de Guadalajara llega a sus primeros 25 años de vida consolidada como el encuentro editorial más importante en el ámbito hispanoamericano y los números parecen avalarlo: en 2010 se superó la cifra de 600 mil visitantes, más de mil 900 editoriales, 43 países representados, casi 18 mil profesionales del libro y alrededor de 180 agentes literarios.

Se trata de los nueve días esperados por las grandes editoriales para presentar sus novedades o sus apuestas del año, que en el 2011 tiene como invitado de honor a Alemania, con el reto que implica tener de nuevo a un país no hispanohablante, si bien entre los organizadores ya lo ven más como un reto.

Además, se tiene contemplada la presencia de más de 500 autores, entre quienes se encuentran A la celebración acudirán Carlos Fuentes, Fernando Savater, Juan Gelman, Antonio Skármeta, Doris Dörrie, Sergio Ramírez, Carmen Boullosa, Alejandro Jodorowsky, Enrique Krauze, Almudena Grandes, James Ellroy, Joumana Haddad, Juan Gabriel Vásquez, Andrés Neuman, Alberto Ruy Sánchez, Magnus William-Olsson y María Negroni, por mencionar sólo a algunos.

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