El escritor colombiano recibió en Guadalajara la distinción en Lenguas Romances 2011
Premia la FIL a Fernando Vallejo
El invitado incómodo arremetió contra Fox, el PRI y la Iglesia católica
“Calderón, un hombre indigno del puesto que ocupa... no es nadie ni ha hecho nada por México”, señaló
Guadalajara, Jal., 26 de noviembre. Un llamado a no votar, críticas a los 71 años de dominio priísta, al sexenio de Vicente Fox y al de Felipe Calderón, a la doble moral de la Iglesia católica y a la corrupción de los políticos, pero también su inclinación por la música popular mexicana, su defensa de los animales, su humor, sarcasmo, provocación y lanzamiento de dardos hacia todos lados, así como un público seducido y entregado, aderezaron el discurso del escritor colombiano y mexicano Fernando Vallejo al recibir el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2011.
Dona los 150 mil dólares
Siempre escritor y ciudadano incómodo, ayer Vallejo (Medellín, 1942) fue convertido además en un premiado y ovacionado incómodo, en un auditorio Juan Rulfo abarrotado en el que también mostró su agradecimiento y generosidad:
“Me siento muy honrado por el premio que me dan; no pienso que lo merezca; este diploma lo guardaré en mi casa con orgullo; y los 150 mil dólares que lo acompañan se los doy, por partes iguales, a dos asociaciones caritativas de México (defensoras de animales).”
Fue una ceremonia en la que estuvieron en el presídium escritores como los premios Nobel de Literatura Herta Müller y Mario Vargas Llosa, y funcionarios como Raúl Padilla López, Nubia Macías, Marco Antonio Cortés Guardado y Consuelo Sáizar.
En conferencia de prensa posterior, Vallejo dijo que “Calderón es un hombre indigno del puesto que ocupa, él no puede presidir el destino de 110 millones de personas porque no es nadie ni ha hecho nada por México, sino un vivo de la política. Y él como Fox, se apoderaron de un partido limpio que era el PAN, de sus posibilidades electorales. Dejaron impunes todos los delitos, el saqueo y envilecimiento del PRI a México”.
“10 mandamientos son muchos”
En su discurso de recepción del premio, el autor de La virgen de los sicarios y El desbarrancadero subrayó sus convicciones: el repudio contra la crueldad hacia los animales, la certeza de que los políticos son unos ladrones, la crítica a la doble moral de religiones como la católica y el islamismo, y su llamado a la humanidad a no reproducirse tanto debido a la sobrepoblación mundial.
Recordó que de pequeño su madre le enseñó a lavarse las manos cada vez que tocaba dinero. “De unos niños educados así, ¿qué se podía esperar? Puros pobres. Me hubieran educado en la escuela del PRI y hoy estaría millonario”.
Durante su mención de autores de música popular mexicana como Ventura Romero, Fernando Rosas, Chava Flores y José Alfredo Jiménez, Vallejo cantó varias veces: “‘Arre que llegando al caminito, achimichú, achimichú. Arre que llegando al caminito, achimichú, achimichú”, escuchada en su infancia en un disco que sus padres llevaron a su pueblo colombiano de Santa Anita tras un viaje a México.
“Y con el disco de Ventura Romero de la burrita traían, en el álbum de las maravillas, a José Alfredo Jiménez y a Rubén Méndez: Ella, Pénjamo, y ese Senderito que me rompe el alma cantado por Alfredo Pineda, que fue el que amó Medellín. Y al más grande de todos, Fernando Rosas, de Jerónimo de Juárez, estado de Guerrero, el de la Carta a Eufemia: Cuando recibas esta carta sin razón, Ufemia, ya sabrás que entre nosotros todo terminó.”
Fernando Vallejo y Herta Müller en la Feria Internacional del Libro en GuadalajaraFoto Arturo Campos Cedillo
Luego de referirse a Chava Flores, Fernando Rosas y a los dos pesos de La Bartola, comentó:
“Ésa era la que le cantaba todavía a México el PRI cuando llegué de Nueva York hace 40 años. Y se la siguió cantando otros 30, hasta ajustar 70, cuando los tumbó mi gallo. ¡Qué noche tan inolvidable aquella cuando lo dijeron por televisión! Tan esplendorosa, o casi, como la de la finca Santa Anita de que les he hablado. Fernando Rosas murió joven, una noche, allá por 1960, en Acapulco. Lo mataron por defender a un borracho al que estaba apaleando la policía. Fernando Rosas, tocayo, paisano, te mató la policía de Acapulco, los esbirros del presidente municipal. La siniestra policía del PRI, semillero de todos los cárteles de México.
“Mi gallo era un gallo con botas. No bien subió al poder y se instaló en Los Pinos, se infló de vanidad y se transformó en un pavorreal, y el pavorreal en un burro, y la quimera de gallo, pavorreal y burro empezó a rebuznar, a rebuznar, a rebuznar, día y noche sin parar, hasta que ajustó seis años, cuando se le ocurrió, como a Perón con Evita o con Isabelita, que podía seguir rebuznando otros seis a través de su mujer. No se le hizo, no pudo ser.”
Aseguró que 10 mandamientos son muchos y que con tres basta: “Uno, no te reproduzcas que no tienes derecho, nadie te lo dio… “Dos, respeta a los animales que tengan un sistema nervioso complejo…
“Y tres, no votes. No te dejes engañar por los bribones de la democracia, y recuerda siempre que no hay servidores públicos, sino aprovechadores públicos. Escoger al malo para evitar al peor es inmoral. No alcahuetees a ninguno de estos sinvergüenzas con tu voto. Que el que llegue, llegue respaldado por el viento y por el voto de su madre. Y si por la falta de tu voto, porque el día de las elecciones no saliste a votar, un tirano se apodera de tu país, ¡mátalo!”
La tierra de Rulfo
Al final, atemperado, agregó: “Me siento muy contento de estar hoy con ustedes en esta feria tan hermosa, que pronto se llenará de niños y de jóvenes, y de haber vuelto a Jalisco, la tierra de Rulfo, ¡donde los muertos hablan!” Y enseguida los asistentes le aplaudieron de pie durante largo rato.
Desde el presídium, Jorge Volpi había leído el acta en nombre del jurado, Juan Cruz hizo la semblanza de Vallejo, Consuelo Sáizar le entregó el premio y Raúl Padilla López, presidente de la FIL, inauguró la fiesta editorial, que cumple 25 años.
Padilla destacó la presencia del país invitado, Alemania, actor fundamental del libro en el mundo, e hizo un balance positivo de este cuarto de siglo, en el que la feria se ha convertido en la más importante de Iberoamérica. Por ejemplo, este año participarán unos 500 autores y la visitarán más de 600 mil lectores.
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