Y hace 55 años Dios creó a la mujer
Carles Gámez
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El 28 de noviembre de 1956, hace hoy exactamente 55 años, se estrenaba en Francia la película Y Dios... creó a la mujer de Roger Vadim. La piedra angular en la que descansa el mito Brigitte Bardot. El filme proyectó mundialmente el nombre de la actriz como personaje mediático, versión “con ella llegó el escándalo” y Roger Vadim, su director, apuró hasta el máximo los límites de la censura de la época. Bardot se convierte en objeto de controversia y adoración a partes iguales. Se había ganado la partida a una Francia pudorosa que se disponía a exportar la nueva estrella libertina, juvenil y sin complejos. Los franceses ya contaban con otro icono después de La Torre Eiffel y el General De Gaulle. Desde entonces, el modelo de belleza femenina que encarna ha sido imitado por la moda, la publicidad y la música.
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Bardot forja el mito erótico de la mujer-niña, el erotismo Sex-kitten y las jóvenes de todo el mundo imitan su melena al viento, su labios-morritos-rouge y sus ojos perfilados de negro carbón. Un estilo que no era otro que el de una mujer libre, que dejaba la virtud guardada en el armario y encontraba en las arenas de Saint-Trópez, el paraíso perdido, sexo, bikini y cha-cha-cha. Y que a pesar de esa imagen de hedonismo y superficialidad, seguía creyendo en el misterio del amor: “Cada vez que me enamoro creo que será para siempre” dejaba dicho a modo de sentencia.
Mientras el estilo BB se extiende desde las zapatillas bailarinas Repetto a las faldas de Vichy, la pantalla comienza a nutrirse con una nueva ola de jóvenes aspirantes a estrellas oxigenadas que repiten el modelo BB. Roger Vadim, que para algo había estado su fabricante y exportador, intenta repetir la fórmula, sin éxito, en la figura de Annette Stroyberg y prolongarla con Catherine Deneuve y Jane Fonda, pero las voluntarias acaban rebelándose .
De la misma Francia, actrices como Mylene Demongeot o Mireille Darc afloran como esa cara b del mito que separa cruelmente el original de la copia. Al otro lado del Atlántico, desde Hollywood, mientras arrecian los cantos de sirena sobre la estrella francesa, una espumosa Ann-Margret, versión pelirroja, emerge como Miss Sex kitten capaz de robarle todos los planos al mismísimo Elvis Presley en Viva las Vegas con sus movimientos de cadera rugiendo como un motor de la Fórmula 1.
(Ann Margret y Elvis en Viva Las Vegas!)
El mito BB acabará contaminando hasta la virginidad formal de un icono como la muñeca Barbie que adopta su famosa cabellera como signo de los nuevos tiempos. Para entonces, BB, ya ha merecido las atenciones de una escritora intelectual como Simone de Beauvoir y la puesta a punto de su “choucroute” capilar se sigue desde todos los observatorios mediáticos y salones de peluquería con la misma atención que la muerte del Papa Juan XXIII o el lanzamiento del cohete Sputnik al espacio. Bardot reafirma el mito de la mujer-niña y las nuevas lolitas se pasean triunfalmente por la pantalla. Catherine Spaak sube la temperatura ambiental en la Italia del boom económico y Stefania Sandrelli, en versión latina, se constituye en el deseo prohibido del macho meridional.
Los sucedáneos BB se multiplican rapidamente. En Alemania, Elker Sommer, Suecia, Britt Ekland, Inglaterra, Carol White, y hasta detrás del Telón de Acero, Olinka Berova, aunque ya con las formas algo musculadas que imponen las mujeres prehistóricas como Raquel Welch o diosas inmortales, Ursula Andress. La aportación española a la causa BB recaerá en una efervescente Marisol, libre ya del corsé infantil, y mito erótico del tardofranquismo. O en versión más cartoon, la última señora de Xavier Cugat, Charo Baeza, La Chica Cuchi-Cuchi, capaz de mover las tetas y tocar la guitarra clásica para asombro de turistas de Las Vegas.
Los encantos de la estrella francesa, el triunvirato juventud, seducción y libertad, también se dejaron escuchar en el microsurco.Nancy Sinatra, después de someter a sus cabellos a una sesión de oxigenamiento forzoso, recoge el estilo BB y se pasea en botas y minifalda con el permiso de Papá Sinatra. No será la única referencia. En dúo con Lee Hazlewood replicaban-véase Some Velvet Morning-la épica romántica de la pareja Bardot-Gainsbourg de Bonnie and Clyde.
Tendría que llegar el káiser Lagerfeld y los hedonistas años ochenta para el revival del neobardotismo. Lagerfeld ejerciendo sus dotes de pigmalion y agente publicitario inocula el virus BB en la modelo Claudia Schiffer- que junto con las campañas de la firma de vaqueros Guess- renace como heredera del mito-estilo BB en las pasarelas de Chanel. Hasta Elle McPherson no se pudo sustraer del poderoso reflejo de la luna BB y aparece en la portada de Playboy repitiendo la célebre fotografía de Jicky Dussart con la estrella en pantis y de piernas cruzadas. La misma fotografía que la colaboradora de Tele 5, Terelu Campos, ha dejado inmortalizada para el anuario del kitsch ibérico.
Instaurado el neobardotismo mientras su progenitora se dedicaba a la causa de los derechos de animales y alguna que otra salida de tono, temporada tras temporada la marca Bardot asoma el eye-line y la melena despreocupada en las páginas de las revistas de moda y campañas de publicidad. Fotógrafos, estilistas y directores de arte echan mano de la marca global BB como fuente eterna de juventud, sensualidad e inspiración. La Brigitte Bardot precursora del neo-hippie-chic de Saint-Trópez y la Bardot sixtie, minifalda y maxi-botas de Roger Vivier, como amazona de los años Swinging London; Bardot como esencia de lo parisino y joie de vivre en el cuerpo juvenil de la modelo bielorrusa Maryna Linchuck para el espot Miss Dior Chérie realizado por Sofia Coppola. En la banda sonora se puede escuchar Moi, je joue cantado por Brigitte Bardot.
Para el espot de Le Rouge de Chanel la creadora Bettina Rheims rinde tributo sin ningún complejo creativo a la película Le Mépris, el film que supuso el encuentro imposible entre el director Jean-Luc Godard y el mito BB. La modelo Julie Ordon es en esta ocasión la encargada de repetir la famosa escena de obertura del film en la que Bardot declamaba desnuda las partes de su cuerpo ante un enamorado Michel Piccoli. Para el espot del perfume Shalimar de Guerlain, Natalia Vodanova juega por su parte con ese atrezzo tan querido por la estrella, sábanas, amantes y desnudez, mientras se escucha la elegía amorosa Initials BB escritas por Gainsbourg a raíz de su ruptura sentimental. El perfume de un mito que también se puede rastrear más allá del “rouge” de labios, en otro icono rebelde y de voltaje sexual, Kate Moss, lejos ya de aquella adolescente bulímica de las primeras campañas de Calvin Klein, y ahora con más carne que hueso.
A falta de un biopic sobre el fenómeno BB, la modelo Laetitia Casta se metió en la piel de la estrella para la película Gainsbourg (Vida de un héroe) de Joann Sfar y salió, a pesar de la prueba, bastante airosa de la inmersión. No nos podemos imaginar lo que hubiera sido, por poner un ejemplo, Pamela Anderson dando vida y otros destacados atributos físicos a la estrella mientras exclamaba aquello de Shebam! Pow! Blop! Wizz! de la canción Comic Strip. O sí, con dirección, en este caso a cargo de John Waters.
Entre las últimas candidatas al Gran Álbum Bardot señalemos a la modelo Lara Stone (en la foto), que cuando deja aparcado su lado más gótico, es capaz de ponerle cara y actitud al mito, en una campaña publicitaria para Gaultier o portada de la revista W. Otro tanto sucede con la cantante y otras cosas, Pixie Lott, que después de una sesión de estilismo, podría pasar entre las más jóvenes candidatas a la corona BB. O la modelo Anja Rubik para las campañas H&M. Hasta un producto made in Usa como Jennifer Aniston es capaz de transformarse y recoger algo del espíritu BB- dentro de sus posibilidades que no son muchas- para la portada de la revista Allure.
De momento, del efecto Bardot nadie parecer estar a salvo. La nieta de Elvis Presley, Riley Keought, no ha dudado en aparecer en camiseta marinera y look BB para la revista Dazed and Confused y la reina Beyonce, antes de caer en las manos de Thierry Mugler, hacia otra tanto en el disco B’day. Hasta Kylie Minorgue reconocía su deuda con la estrella francesa como influencia carnal en su disco Body Language. Y apuntemos en la lista de las últimas –peroxidación aparte- a la colombiana Shakira que igual un día de estos nos aparece subida en una Harley-Davidson a ritmo de cumbia mientras Gerard Piqué declama las excelencias del amor físico. Y por tirar un poco para casa, un recuerdo para Patricia Conde y las tardes de aquel Se lo que hicisteis donde tributaba con su desparpajo, melena-choucroute y ojos carbón, homenaje televisivo y popular al mito BB. Aunque a lo mejor, ni lo sabía
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