martes, 29 de noviembre de 2011

Es un loco el asesino de Oslo.

Un informe psiquiátrico declara que Breivik sufrió "enajenación mental"
Si el diagnóstico es considerado concluyente, el autor de la matanza de Oslo podría evitar la cárcel
El asesino es frío y siente que ha iniciado una cruzada, dice la defensa
79 minutos con Anders Behring Breivik matando

Dos psiquiatras forenses han declarado enfermo mental a Anders Breivik, autor de la matanza de la isla de Utoya y del atentado de Oslo el pasado julio. El asesino de 77 personas podría quedar así eximido de la responsabilidad penal por el doble atentado. Los peritos aseguran que padece “esquizofrenia paranoide”, una enfermedad que lo recluye en “su propio universo enajenado”. Sus acciones, según el fiscal Svein Holden, fueron “impuestas por la realidad ilusoria de ese universo”.

En la policía de Oslo aseguran que “el juicio no se verá afectado por un diagnóstico de enfermedad mental”. Pero sí el eventual castigo: para un asesino enfermo “no se puede pedir una pena de cárcel ordinaria, sino tramitar una petición de ingreso en un centro cerrado de salud mental”. El dictamen médico tiene que pasar ahora la supervisión de la comisión noruega de Medicina Forense. La decisión final sobre la salud mental de Breivik está en manos de los jueces que han recibido hoy el informe.

Su contenido es una sorpresa para todos los implicados. La mayoría de los expertos habían dado por seguro que Breivik era dueño de sus actos. Tras escribir en inglés un panfleto racista de más de 1.500 páginas, el terrorista construyó una bomba de grandes dimensiones que detonó en pleno centro de la capital noruega.

Acto seguido y aprovechando la enorme confusión, se dirigió en un coche alquilado a la isla vacacional de Utoya, menos de una hora al norte de Oslo. Disfrazado de policía irrumpió allí en el campamento de verano organizado por las juventudes laboristas noruegas (AUF), para asesinar a tiros, uno por uno, a 69 adolescentes y jóvenes. Breivik había planeado al detalle el atentado con coche bomba que destrozó el distrito gubernamental de Oslo, así como la posterior masacre de muchachos en la isla de Utoya. Concluyó su campaña asesina en solo tres horas.

Breivik había insistido en que no quiere ser declarado enfermo mental. Ya contaba con ello cuando escribió su panfleto racista y anticomunista: “Me declararán loco; no lo creáis”. El terrorista, que se ve a sí mismo en la vanguardia de un movimiento paneuropeo antimusulmán y antimarxista, ha confesado sus crímenes pero no admite su culpabilidad. Acusa al Gobierno noruego y a la judicatura de ser “esbirros de la multiculturalidad” que, según insiste con argumentos análogos a los que defienden diversos partidos de ultraderecha europeos, está destruyendo Europa. Los fiscales no creen que tuviera cómplices. El juicio contra Breivik comenzará el 16 de abril en Oslo.

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