Del '¡indignaos!' al '¡que se jodan!' en apenas diez canciones
Enojarse es una forma verbal en desuso en España; aquí siempre hemos sido más de cabrerarnos. Hace ya unos cuantos días que hemos
superado con creces el umbral de una indignación contra nuestros
gobernantes que no entiende de léxicos, tendencias o simpatías
personales por lo que, aún siendo plenamente consciente de
nuestra condición de blog musical, convendrán que la actual situación se
merece cuanto menos un repaso. Habrá quién me acuse de usar este medio
como tribuna y no andará del todo desencaminado. Quien entrará al trapo
para enmendarme la plana o remitirme a la opinión de analistas más
incisivos y documentados. No se corten, que hay barra libre y a estas
alturas pienso que sabré encajarlo. Pero concédanme, al menos, la licencia de ilustrar mi diatriba con un puñado de canciones. Y por favor, siéntanse en pleno uso de la palabra para rebatirla y completarla.
Así son las cosas y así se las hemos cantado...
"¡Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra!"
En 1985 Jorge Martínez asumía la producción del tercer disco de Ilegales, Todos están muertos. Un trabajo de letras contundentes que les abrió las puertas del mercado sudamericano y ofrecía una
visión cáustica y beligerante de los cambios sociales que trajeron
consigo las reconversiones industriales al amparo de la OCDE. En El norte está lleno de frío
se respira el clima de tensión derivado del cierre de los primeros
pozos mineros y la crisis del sector naval y siderúrgico. El paro y la
rabia como combustible de una revuelta con visos de insumisión.
La marcha de mineros asturianos, leoneses y aragoneses llegó a Madrid el 10 de julio,
en rechazo a la política de recortes de Rajoy y el incumplimiento de
unos acuerdos sindicales que abogaban por el cese de actividad del
sector en aras de la crisis. El debate sobre la sostenibilidad del
modelo enérgetico y las exigencias de los trabajadores del carbón
coincidió con el anuncio de nuevos ajustes que desembocaría en la manifestación multitudinaria del día siguiente, atajada por los antidisturbios con una virulencia inusitada a las puertas del Ministerio de Industria en el Paseo de la Castellana. Horas más tarde, el desalojo de la Puerta del Sol
durante el transcurso de una concentración en apoyo a los mineros,
sorprendía a curiosos y transeúntes obligados a buscar refugio en bares y
comercios adyacentes. La noche se saldaría con enfrentamientos entre policía y manifestantes que incluían barricadas y contenedores en llamas. Como en los ochenta.
“¡Hunden al obrero, rescatan al banquero!”
El nuevo paquete de medidas se ceba con los más desfavorecidos y blinda a los que más tienen. Desde el gobierno se justifican como recortes presupuestarios, pero también lo son en cuanto a derechos y dignidades. Una claudicación ante el FMI que premia la mediocridad y el pelotazo y nos aboca a la indigencia moral y económica. Como clamaban los santurzanos Eskorbuto, Es un crímen. Iosu Espósito justificaba el título de su segundo disco, Anti Todo,
en base a sus creencias nihilistas."El partido que gobierna este país
/ y toda su oposición parlamentaria / las patronales, los sindicatos
/ todos contribuyen a nuestro fracaso / Desde sus poltronas prometieron
solución / para todos los problemas de esta nación / Paro, miseria y
humillación es lo que obtuvimos / Sólo una casualidad podrá desatar una
reacción". Lo sé: parece escrita anteayer, pero es de 1985.
"El próximo parado, que sea un diputado"
Cinco años antes Jello Biafra
denunciaba el liberalismo económico de la era Reagan mediante una
irónica reflexión sobre los verdaderos fines de la carrera
armamentística. En Kill the poor, uno de los himnos ineludibles de Dead Kennedys, los californianos aludían a la bomba de neutrones como la solución definitiva al problema del paro, la sanidad y la pobreza. El sueño más húmedo del capitalismo: la erradicación selectiva de la población no activa sin comprometer la especulación inmobiliaria.
"Eficiencia y progreso son nuestros otra vez / Ahora que tenemos la
bomba de neutrones / Es buena, rapida, limpia, y deja las cosas a punto /
Libre del exceso de enemigos / Sin desvalorizar la propiedad". Una
tesis precedida hace tres siglos por el ensayo satírico Una modesta proposición de Jonathan Swift,
en el que el genial escritor irlandés sugería adobar a los hijos de los
campesinos para saciar el voraz apetito de las clases acomodadas.
Las concentraciones ciudadanas del 13 de julio ante las sedes del PP y el PSOE reflejaron el rechazo de los españoles hacia las mentiras y falsas promesas de una clase política que ni nos sirve ni nos representa. Por su parte, Alain Jourgensen, líder de la banda de metal industrial Ministry, tampoco se anduvo con remilgos a la hora de llamar a las cosas por su nombre en Thieves, su ataque frontal a la corrupción de la administración Bush en los albores de la Guerra del Golfo."Ladrones
y embusteros, asesinos / hipócritas y cabrones / ¡Gracias por nada! /
La ética por los suelos / Cabrones de doble cara y lameculos / No hay
confianza / Dentro, fuera, ¿de qué lado (están)?; no se sabe / Mi lado,
tu lado, el de ellos; no sabemos / ¡¿Del lado de quién están?!".
"Menos crucifijo y más trabajo fijo"
Desde la Moncloa se apela ya no a la austeridad, sino al sacrificio, apretando aún más la soga al cuello de autónomos y pequeños empresarios. El Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, escurre el bulto ante la oposición sin pronunciarse sobre cómo afectaran los nuevos recortes a la Casa Real, la Iglesia o las grandes fortunas. Mientras tanto, Madrid estrena un horario comercial de 24 horas los 365 días del año y Rouco Varela se lamenta por el descanso de las familias. Iglesia, Estado y Capital son los protagonistas absolutos de El dinero no es nuestro dios; una versión del clásico de Killing Joke perpetrada en 1992 por Fangoria, años antes de que Alaska protagonizase su propio reality show o compartiese micrófono con Jiménez Losantos
en las mañanas de la COPE. "El éxito basado en cifras es inmoral /
Carrera de hormigas ciegas locas por llegar / Todo cuenta en cantidades
grandes, dicen por ahí / pero nada en mi vida funcionó jamás así /
(...) ¿Cambiarías esto por tener poder? / ¿Cambiarías todo esto por
poder tener?".
"¡Tú, madero, aprende del bombero!"
Desde la Delegación del Gobierno, Cristina Cifuentes amenazaba con aplicar mano dura contra "los que intenten que Madrid parezca Atenas" y la brutalidad policial se ensañó contra los manifestantes a su paso por Ferraz y Neptuno, desacreditando la actuación de las fuerzas del orden de cara a la opinión pública. La réplica del SUP
(Sindicato Unificado de Policía) no se hizo esperar demasiado, en un
intento por solidarizarse con el resto del funcionariado que fue
recibido con desconfianza. A través de AUME
(Asociación Unificada de Militares) también se secunda la condena del
expolio administrativo, pero una vez más fueron los bomberos,
profesores, sanitarios y demás trabajadores públicos quienes ocuparon
las primeras líneas de la manifestación del día 15.
El daño ya está hecho y no basta con levantarse las viseras de los cascos en gesto simbólico,
máxime cuando se limitan a acatar órdenes expresas de la Jefatura
Superior de Policía. Ni que decir tiene que la marcha discurrió sin
incidentes, salvo por la detención a última hora de un hombre de 35
años. ¿Les suena lo de "no somos delincuentes, somos compañeros"? Pues efectivamente: no era funcionario.
El pasado fin de semana en Madrid se desayunaron porras; y a palo seco. Un helicóptero de vigilancia sobrevolaba la Villa y Corte mientras los antidisturbios la tomaban con una multitud de chavales a la entrada de un preestreno en los cines Callao. Los confundieron con antisistemas y
no dudaron en tirar con balas de goma. Muchos de ellos eran menores de
edad que ya han experimentado en sus propias carnes la criminalización
de unas protestas que suman cargos por desobediencia civil, desorden público y resistencia a la autoridad. Claimin' I'm a Criminal (Afirmando que soy un criminal) que dirían los raperos neoyorquinos Brand Nubian. Pregúntenles también a CIU, quienes tenían previsto llevar mañana mismo a la Cámara una moción para la creación del delito específico de 'violencia urbana' y que han sido los últimos en abandonar el barco.
"¡Nuestra cultura no es la tortura!"
A partir del 1 de septiembre a lo españoles nos costará más el acceso a la cultura, ponernos gafas para ver la tele, ir a la peluquería... hasta morirnos. Cosas del incremento del IVA
del 13% en según qué sectores. Eso sí, el taurino se beneficiará de un
tipo reducido: del 6% al 10%. Como decía Machado, "la España de charanga
y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María", que
en eso también seguimos siendo los campeones del Mundo y de Europa.
La industria cinematográfica será una de
las principales damnificadas por las imposiciones abusivas, junto al
teatro, las editoriales y la música en vivo, que se disparan hasta el 21%.
Para asumir el gasto, el precio de entradas de entradas de cine y
conciertos, abonos de festivales, dvd, libros y discos se disparará, repercutiendo directamente en el principal afectado: el consumidor. El de cultura, un bien preciado en tiempos de crisis que nos pretenden gravar a la condición de artículo de lujo. Tan solo los museos parecen salvarse de la quema. Pero, ¿de qué nos servirán cuando se queden vacíos? Los holandeses The Ex lo exponen con merididana clarividencia en Listen to the Painters, extraído de Turn, la obra maestra que grabaron con Steve Albini
en 2004. "Los estrechos de mentes son como armas de destrucción masiva
(...) / Necesitamos poétas y pintores / (...) cineastas y escritores,
bailarines y músicos / actores y escultores, panaderos y electricistas /
pensadores y doctores, ciclistas y constructores / amantes, amigos y
vecinos (...) / poétas y pintores, poétas y pintores".
"¡Hijos de Fabra!"
Si no han tenido la cabeza metida en un hoyo los últimos cinco días, estarán al tanto del (más que polémico, intolerable) exabrupto de la diputada popular Andrea Fabra
en el Congreso. Mientras su partido aplaudía la sangría anunciada por
Rajoy, la hija del ex Presidente de la Diputación de Castellón, emulaba a su padre en lo que a talante democrático se refiere. Pero corruptelas, loterías y aeropuertos aparte, la animadversión que ha despertado entre el grueso de la ciudadanía va más allá de la persecución política. Se ciñe a algo tan básico como el respeto al ciudadano, pisoteado impunemente por uno de sus "legítimos representantes" sin que su partido tome ningún tipo de medida desciplinaria.
Hace unos meses, el cantautor catalán Albert Pla le dedicaba una canción al Rey Don Juan Carlos en el programa de Radio 3, Carne cruda. Se trataba de una adaptación de Kennamore Street de Jose María Fonollosa, poeta maldito de la posguerra reivindicado en los ochenta por Pere Gimferrer y Joan Manuel Serrat y al que el autor de No solo de rumba vive el hombre consagró su disco de 1995, Supone Fonollosa. A buen seguro, el de Sabadell no dudaría en hacer acreedora a la diputada de los rabiosos y despechados versos de Sufre como yo, a
ritmo de ranchera. "Yo quiero que tú sufras lo que yo sufro / y
aprenderé a rezar para lograrlo / Yo quiero que te sientas tan inútil
/ como un vaso sin whisky entre las manos / (...) Que sientas en tu
pecho el corazón / como si fuera el de otro y te doliera".
"¡Televisión, manipulación!"
A las denuncias de injerencias políticas del PP en RTVE hay que sumarle el precario balance de la TDT en cuanto a pluralidad, calidad e interactividad de contenidos. Y el reciente parón de los informativos de Canal 9 como respuesta al ERE que afecta al 76% de su plantilla: un total de 1.295 trabajadores. Así las cosas, el twiter de hoy será el titular de mañana;
el rigor informativo se resiente por el camino, cuando no se desvirtúa o
se esfuma literalmente de las parrillas. El seguimiento de las
manifestaciones en tiempo real a través de las redes sociales y las conexiones en directo vía streaming se imponen a los telediarios, pero la realidad hay que seguir buscándola a pie de calle.
Tal vez por eso la Fundación Robo, un proyecto colectivo impulsado por Roberto Herreros, Karlos Osinaga y Joseba Irazoki, toma como modelo la vigencia incontestable del The Revolution Will Not Be Televised (1970) de Gil-Scott Heron,
actualizándola en un castellano más acorde a los tiempos que corren.
"No podrás jugar con el mando / a encender y apagar, a encender y apagar
/ Ni dormirte en el sofá / ni correr a coger más cerveza en los
anuncios / Ni recibir la noticia en el aifon / ni comentar ningún titular / La revolución no... / no será, no será televisada"
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