sábado, 14 de julio de 2012

México: las pesadillas de los niños.

Infancia y Sociedad
Las pesadillas
Andrea Bárcena
Últimamente, los niños tienen extrañas pesadillas. Ha de ser por todo lo que escuchan conversar a los adultos. A medianoche, algunos despiertan sobresaltados, sudorosos y piden agua. Preguntan a sus padres cosas raras, como si existen camaleones del tamaño de las personas o brujas que puedan comerse el alma de sus maestros.
Preguntan también si es posible que se pueda salir el mar o que se pueda acabar el aire y entonces todos nos asfixiemos. Los niños cuentan sus pesadillas: sueñan con madres que lloran y gritan con bebés muertos en sus brazos, sus cuerpos quemados por un fuego atroz (como en El Guernica); otros sueñan miles de hombres sin cabeza que caminan por la calle, que mujeres sangrando, desnudas y llorando, pasan de noche por afuera de su casa. Otros niños sueñan con una multitud de ratones que entra al supermercado y corre por los pasillos y anaqueles, mordisqueando todos los alimentos. Otros más cuentan que ha soñado con piratas malvados que se salen de la tele, con todo y sus barcos, y que inundan su casa con aguas sucias y malolientes.
Una madre muy preocupada por las pesadillas de su hijo, lo abraza y, mientras acaricia su cabecita, en voz bajita y dulce canta una canción para arrullarlo y para consuelo de ella misma:
Jardín de nuestra alegría: ¡Que vivan los estudiantes!:
Que rugen como los vientos/…pajarillos libertarios,/ igual que los elementos/ Son aves que no se asustan/de animal ni policía,/ y no les asustan las balas/ni el ladrar de la jauría…/ Me gustan los estudiantes/ porque son la levadura/del pan que saldrá del horno/con toda su sabrosura, para la boca del pobre/ que come con amargura/ ¡Viva la literatura!/
Me gustan los estudiantes/porque levantan el pecho/ y no hacen el sordomudo/ cuando se presenta el hecho. Caramba y zamba la cosa/ ¡el código del derecho!/
Me gustan los estudiantes/ que marchan sobre las ruinas. Con las banderas en alto/ va toda la estudiantina:/ son químicos y doctores, cirujanos y dentistas./ Caramba y zamba la cosa/ ¡vivan los especialistas!/
Me gustan los estudiantes/ que van al laboratorio,/ descubren lo que se esconde/ adentro del confesorio./ Ya tienen un gran carrito/que llegó hasta el purgatorio/ Caramba y zamba la cosa…/ Porque, ¿hasta cuándo nos dura señores, la penitencia?/ Caramba y zamba la cosa/¡Qué vivan los estudiantes!

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