Un viacrucis de 63 años
Por Randa Nabulsi *
Antes de resaltar la situación actual en Jerusalén ocupada, hecho al que me siento obligada en estas fechas en que recordamos la Cruz que en ella fue hecha, quiero felicitar sentidamente al pueblo mexicano en esta Semana Santa, desde la tierra de Jesús. Espero que esta importante celebración transcurra con paz para todos ustedes y que pronto la paz también sea una realidad en Tierra Santa.
En 1947 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la resolución 181, que determinaba la división del territorio palestino histórico en dos partes, para permitir la creación de dos estados en el mismo: el Estado árabe palestino y el Estado de Israel.
La resolución asignaba a Israel 52 por ciento del territorio, mientras el restante se destinaría al establecimiento del Estado palestino. Dicha resolución fue rechazada por ambas partes. Los palestinos la rechazamos por considerarla injusta, dada la proporción demográfica que no se correspondía con la resolución, y los israelíes la rechazaron porque querían obtener toda la costa del mar Mediterráneo para su Estado. Sin embargo, en 1948 el Estado de Israel fue establecido en 78 por ciento del territorio, después de brutales masacres ampliamente documentadas contra el pueblo palestino, que provocaron un éxodo masivo hacia los países vecinos y una de las crisis de refugiados más grandes de la historia. El Estado palestino, 63 años después, no se ha establecido.
En 1967, Israel ocupó el resto del territorio palestino histórico, comenzando un nuevo viacrucis para el pueblo palestino, que se vio forzado a soportar aún más abusos y humillaciones por los ocupantes y que desde entonces permanece como un pueblo crucificado.
Hoy, más de 40 años de confiscación de tierras, edificación de asentamientos y el levantamiento del “Muro de separación” por Israel han modificado el estatus de Jerusalén este y están alterando su demografía en perjuicio de los palestinos, tal como denunció la ONU hace unos días.
Una serie de medidas y políticas “contrarias al derecho internacional” están afectando “el estatus de residencia, así como el acceso a la salud y la educación” de los 270 mil palestinos que viven en Jerusalén este, área anexionada por Israel (cuya anexión ha sido condenada por la comunidad internacional y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas), según un informe presentado hoy por la Oficina de Asuntos Humanitarios (OCHA) de Naciones Unidas.
A pesar de que Jerusalén este es tradicionalmente un centro político, comercial, religioso y cultural para los palestinos, éstos sufren desde 1967 severas restricciones para residir e incluso para circular dentro de sus límites municipales, fijados unilateralmente por Israel.
Desde hace 20 años los palestinos, musulmanes o cristianos, no residentes en esa jurisdicción –sino en Gaza o Cisjordania– deben obtener un permiso para entrar, incluso si se dirigen a los lugares de culto durante el Ramadán y la Semana Santa.
Esos permisos son además limitados y, en caso de obtenerse, su titular no se libra de tener que atravesar cuatro puestos de control israelíes sólo en Jerusalén, además de algunos de los más de 650 puestos de control en Cisjordania.
A los palestinos que ya vivían en Jerusalén este antes de la anexión por Israel se les considera residentes, pero no ciudadanos de este país, por lo que requieren un permiso de residencia.
Uno de los autores del informe, Ray Dolphin, explicó en rueda de prensa que desde 1967 Israel ha revocado 14 mil de esos permisos, más de un tercio (4 mil 500) desde 2008.
Explicó que ni siquiera el matrimonio da derecho automático a la residencia para palestinos en Jerusalén este y que “se requiere un proceso de reunificación familiar que es muy costoso y virtualmente imposible desde 2003”.
Según el informe de la OCHA, Israel también ha utilizado la zonificación y las demoliciones para disuadir a los palestinos de vivir en Jerusalén este.
“El 35 por ciento de la tierra ha sido confiscada por Israel para levantar asentamientos y sólo 13 por ciento del área municipal está destinada a construcciones palestinas, por lo que hay un déficit estimado de mil viviendas anuales”, explicó Dolphin.
Frente a esa situación, consideró que las autoridades israelíes deben destinar zonas apropiadas para las construcciones palestinas y legalizar aquellas que se han ido levantando ante la imposibilidad de obtener un permiso.
También declaró que Israel tiene que restituir las tierras que ha confiscado sin motivo y sin aval legal y poner fin a la construcción de los asentamientos.
La responsable adjunta de la OCHA en Jerusalén, Reea Ghelani, recalcó que es momento de reaccionar ante el cambio demográfico que se está produciendo en Jerusalén este, donde ya hay 200 mil colonos judíos frente a una población de 270 mil palestinos.
“Es momento de resolver esta situación antes de que se ponga en juego la presencia palestina en Jerusalén este”, comentó.
Es mucho lo que podría decir sobre la situación de los palestinos bajo la ocupación militar israelí, pero esta ocasión me limito a los abusos cometidos en contra de los palestinos, y de todo el mundo, por el Estado de Israel, en Jerusalén ocupada, la Ciudad de la Cruz.
* Embajadora de Palestina en México
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