De rodillas, señor, ante el líder
Por: José María Izquierdo
.Ya empezamos. Van a ver qué portadas y van a leer las loas a las primeras palabras del gran líder. Les pasa a nuestros amigos que carecen del mecanismo corrector que siempre aporta la inteligencia, la duda y la reflexión. Aman lo desorbitado y solo saben moverse entre la desmesura, el exceso y el pantagruelismo. Demasiado insultantes, demasiado lisonjeros. Groseros en lo primero, ridículos en lo segundo. Toca ahora el incienso al vencedor, oh, gran Mariano Rajoy, y da un cierto rubor ver las exageraciones de los periódicos amigos. Lo van a ver ahora mismo. Como los panegíricos al discurso de la noche del domingo. Ese que empezó con el eh… Pues bien, aquella pieza, que ustedes y yo consideramos más sosa que si fuera de Mariano Rajoy, un suponer, ya ha quedado para la historia del pensamiento europeo. Sí, sí, sonrían, sonrían. Se lo recordaremos más tarde…
Por cierto, ¿no aseguró en ese discurso que no iba a excluir a nadie, que nadie se iba a sentir excluido de la tarea común? Por lo pronto ya ha anunciado que no se verá con Amaiur. ¿Primera cesión a su ala de la derecha extrema?
Y no es cuestión de recordar que los mercados ignoraron la gran victoria y la llegada al poder del salvador de la patria y renovaron la presión sobre la deuda y las bolsas cayeron estrepitosamente. Conste que no considero que Rajoy tenga culpa de nada. Pero conviene contarlo. Porque los hechos han sido, exactamente, esos, por mucho que nuestros amigos los silencien. El resto, propaganda.
.Menos mal que están viendo ustedes la portada de La Razón, que si no iban a creer que estaba de guasa. Es que da mucha risa. Fíjense: “Rajoy gobierna”. La foto, de gran estadista. Y no es que hayan hecho una frase en sentido figurado, que se admitiría, que esto de los triunfos se sube a la cabeza y bueno, sí, algo se exagera.
No, no, es que se lo cree o hace como que se lo cree y pomposamente nos enumera esos gestos de gobierno que ha realizado ayer mismo el gran líder, trabajador desde el primer día hasta el agotamiento. Límpiense los oídos y quítense las legañas: “Garantiza a Merkel que España cumplirá, pero exige un compromiso con nuestra deuda”; “Pone a Soraya Sáenz de Santamaría al frente del traspaso de poderes”, y, por último, “Se reunirá con todos los grupos menos Amaiur”. ¿Y? ¿Dónde está lo de gobernar? ¿Y todo eso le ocupó una jornada de trabajo? ¿Una llamada de teléfono –a través de gabinete, claro-, un encargo a la persona que tiene al lado –oye, tú, a traspasar- y una decisión de que algún día ya hará algo?
No quiero desilusionar a Mariano Rajoy, pero ya le advierto que lo de gobernar va a ser un poco más duro. Para que no se arregoste. Claro que para demostrarnos la crisis del PSOE nos dice La Razón, ahí lo ven, que Zapatero “anuncia un Congreso para febrero”, y que en “Medio Cudeyo, el pueblo de Rubalcaba sólo le votó el 21,34% y a Rajoy el 58,9%”. Desde aquí, y como amigos, le sugerimos al director de La Razón un poco de mesura, por favor, que hasta el ridículo tiene un límite…
Me he leído dos veces los artículos de Javier González Ferrari y de José María Marco, y soy incapaz de sacar una sola frase con sustancia. Debo estar muy torpe, que cómo voy a dudar de la calidad y sagacidad analítica de tanto y tan reconocido articulista. Del editorial sí me ha gustado una sola frase –tampoco es mucho- que paso a señalarles: “Como adelantó Mariano Rajoy en su impecable discurso de la noche electoral, propio de un hombre de Estado…”. Que a ver si ustedes se creían que era el discurso de un presidente del Gremio de Carniceros de Medio Cudeyo, por decir un sitio así al desgaire.
José Antonio Vera reclama un poco de paciencia –“ni tan siquiera un ‘superman’ podría hacer lo que algunos le están planteando”- y se deshace en elogios de Soraya Sáenz de Santamaría, por lo que no le extraña ese papel fundamental que le ha otorgado Rajoy. Pues Zapatero ha nombrado a Jáuregui para esa misma misión tan trascendental, o sea, que lo mismo el nuevo líder del PSOE podría ser… no quiero decir nada. Ayer se le quedaron a La Razón algunos artículos de los pesos pesados del PP en el cajón, y hoy tiene la amabilidad de ofrecernos los de Alberto Ruiz-Gallardón, Miguel Arias Cañete y Alberto Núñez-Feijóo. Apasionantes. Y sí, efectivamente son pesos pesados. Incluso podríamos decir que pesadísimos.
Abc también puja fuerte, que no es cosa de retrasarnos en la carrera, a ver si por un despiste nos perdemos por lo que llevamos tanto tiempo luchando y hemos perdido tantos millones: “Rajoy conversa con Merkel y logra su apoyo”. ¿Ha logrado su apoyo? ¿En qué? La foto, también de gran estadista, que a mí usted no me achanta, amigo Marhuenda, que se dirá el amigo Rubido. Dice además Abc que “Zapatero cuestiona a Rubalcaba como jefe de la oposición”. Directamente inventado, pero debe hacerle ilusión al señor que hemos citado hace un segundo. Total, para lo que suelen decir de Rubalcaba…
Tomás Cuesta requiere un hermoso párrafo. Primero se empeña en hacer filigranas con el hecho de que Rubalcaba apareciera solo. No se le ocurre pensar que a lo mejor fue él quien lo quiso así, para responsabilizarse de los resultados, porque allí, a muy pocos metros, estaban muchos ministros y altos cargos del partido. Como no podía ser de otra forma. Es igual. Una tontuna. Pero no acabemos la columna sin soltarle alguna buena tarascada, que para eso nos pagan: “Rubalcaba ha hecho un ridículo espantoso. Sólo le queda replegarse sobre aquello en lo cual es maestro: agitación y propaganda. El hombre que sabía todo de todos retorna a la única guarida que conoce: la del conspirador. Y ese Rubalcaba herido clama venganza. Contra el PP. Y. aún más, contra los suyos, que se han deshecho de él como de un kleenex usado”.
Sigue un poco más: “Tiene bazas que jugar. La agitación de calle es una tentación alta en tiempos de austeridad extrema. Podrá contar para ese juego con parte de la paniaguada UGT”. Pero atención al siguiente párrafo, que fue Jorge Luis Borges quien escribió aquella Historia Universal de la Infamia. Calibren la indecencia de este texto: “La otra baza es más peligrosa: el modelo autonómico ha hecho crisis. ETA es partido mayoritario en Vascongadas. Y apunta a formar allí gobierno con el PNV tras las autonómicas. El ministro de Interior que gestionó ese ascenso tiene más hilos que nadie para jugar con él. No es el gran juego, no. Es la última navajada”. ¿Sabe mucho Tomás Cuesta de navajadas? ¿Quizá prefiere la de carraca, la de mariposa, la de barbero?
Por cierto que a Xavier Pericay el discurso de Rajoy del domingo le pareció “excelente”. Y fíjense la valoración que le merece a Hermann Tertsch: “Su declaración de principios fue una radical ruptura con la forma de gobernar de Zapatero. El anuncio solemne del fin del sectarismo oficial, la oferta integradora y sobre todo el compromiso con la verdad incondicional a una sociedad adulta son aire fresco para acabar con el ambiente de fétida demagogia ideologizada en que hemos tenido que vivir durante estos años. Son los primeros pasos claros para salir de la anomalía de este hospicio de dependientes atemorizados en que habían convertido nuestro país”.
El Mundo afirma que “Zapatero frena la maniobra de Rubalcaba para liderar el PSOE”. Bueno, habrá que recordar a Pedro José que Zapatero ha hecho exactamente lo que ayer le pidió en público Rubalcaba: convocar un Congreso ordinario. Trata el director de El Mundo de seguir enredando en Moncloa con su compañero de fotos e interlocutor telefónico –le queda muy poco tiempo- pero ya veremos hasta donde les da de sí el jueguecito. A uno y a otro. Y por ahí va el editorial, intentando por todos los medios el exterminio político de su bestia negra, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Con Arcadi Espada ya se sabe que en esto del País Vasco hay que andarse con cuidado. Vean frase: “A 333.628 ciudadanos les parece bien que ETA matara durante 50 años y que deje de matar ahora”. Lo que sirve, dice, “para permitir que se exhibiera con toda crudeza aritmética el estado de inmoralidad de la patria vasca”. Luis María Anson nos informa de que don Juan Carlos necesita diez años más “para convertirse en el Rey de España que más tiempo ha reinado”. Bien. Será por hacer el contraste con su Juan I, a quien Anson entronizó, que no llegó a reinar ni un día. Hay también un análisis de los resultados electorales de Salvador Sostres. Cierto: Análisis y Sostres, contradictio in terminis.
Decíamos del discurso de Rajoy y de esa riqueza conceptual extrema de la que todos fuimos testigos. Pero unos más que otros, que ya han visto las oleadas de admiración y éxtasis que ha despertado en el alma sensible de nuestros cornetas. Poco ha sido lo hasta ahora dicho, que apenas si hace honor a la enjundia de aquella disertación nocturna. Carlos Dávila, en La Gaceta, ha demostrado más sensibilidad. He aquí su ajustada valoración: “Fue el discurso de un estadista. Acostumbrados como estábamos hasta ahora a la inane y sectaria improvisación de Zapatero, la intervención, en ningún punto triunfalista, del que debe ser presidente del Gobierno cuanto antes, marca una distancia que los españoles, clamorosamente, han apoyado”. Y esto era meramente de calentamiento, estiramiento de músculos, calentamiento de las cuerdas vocales, suelta de dedos, que ahora vamos a lo de verdad: “Podemos salvar las distancias, pero las palabras de ayer de Rajoy recordaron a las grandes intervenciones de los políticos más relevantes de la historia de Europa”. O sea, el desiderátum. Algunas palabrillas en su día de Carlomagno, quizá algo de la Revolución Francesa, un poco de Churchill, alguna frase de De Gaulle y ya, ahí, el texto del domingo de Rajoy. Nada debe extrañar pues, lo siguiente: “El aplauso unánime de todos los líderes europeos ya indica hasta qué punto la Unión espera una respuesta opuesta, radicalmente diferente, a la que ha dado Zapatero.
El estadista que ayer se presentó tras un triunfo clamoroso ya produce tranquilidad. Se acabó la pesadilla; vuelve la normalidad. Ese es el dictamen más importante de las elecciones de ayer”. Bien. La prima de riesgo y las bolsas, también han vuelto a la normalidad. ¿Pero no decimos nada de los perdedores? Sí, sí, que no se nos olvide: “Estos sujetos derrotados son capaces de cualquier felonía en las horas postreras de su poder". Pues eso.
Y Jorge Bustos, también en La Gaceta, abunda: “Rubalcaba salió al final para recolocarse desde dentro la tapa del ataúd, de donde amenaza con levantarse para desempeñar la oposición del zombi”. Vamos, lo que dice en Libertad Digital Agapito Maestre: “Es un día de alegría. Celebremos la nueva mayoría. Los ciudadanos normales, al fin, han respirado”.
Deformados o contrahechos, física o intelectualmente, como mismamente este catavenenos, abstenerse. Solo respiran los “ciudadanos normales”.
Como dios manda.
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