domingo, 12 de febrero de 2012

Costosa la corte de Sarkozy.

Despilfarro en la corte de Sarkozy
El presupuesto del Elíseo es el doble de los gastos de Isabel II



La presidencia de la muy republicana Francia tiene poco que envidiarle al Palacio de Buckingham británico. El presupuesto del Elíseo se elevó a 113 millones de euros en 2010. Supone más del doble de los gastos de la reina Isabel II y el duque de Edimburgo, que no superan los 50 millones. Así lo recuerda el diputado socialista René Dosière, convertido en el azote de las cuentas presidenciales, en su libro recién publicado El dinero del Estado (Editorial Seuil). En este revela los detalles del abultado presupuesto del Elíseo y ahonda en la imagen de Nicolas Sarkozy como gran derrochador. Esto a menos de dos meses y medio de unos comicios que se anuncian complicados para el presidente francés.

Al mismo tiempo que la prensa se hacía eco del polémico rescate del hijo del mandatario, Pierre Sarkozy, quien sufrió una intoxicación alimentaria en Ucrania y fue repatriado a bordo de un avión presidencial por un coste de unos 40.000 euros, el parlamentario presentaba las conclusiones de años de investigaciones de las cuentas presidenciales basadas en documentos oficiales y preguntas parlamentarias. A lo largo de las más de 300 páginas de su libro, Dosière denuncia el “monárquico” tren de vida del mandatario.

Destaca así la triplicación de los coches oficiales desde su llegada a la jefatura del Estado en 2007, de 44 a 121. Además, Sarkozy vuela de media 24 horas semanales, un aumento del 49% respecto a su antecesor, Jacques Chirac. Otro dato destacable es que el presidente galo también ha disparado el gasto dedicado a los sondeos, de los 500.000 euros anuales bajo la era Chirac a los 2,2 millones.

Pero sin duda, uno de los detalles más llamativos es el gasto en restauración: unos 12.000 euros diarios. Sarkozy suele invitar a periodistas o personajes del mundo de la cultura a almorzar en el salón de embajadores del Elíseo, donde una cómida típica, “clásica, ligera, refinada”, incluye carpaccio de langostinos de primero, un plato de carne de segundo y un postre de manzana. Todo acompañado, pese a que el presidente no bebe alcohol, de un Pouilly-Fumé Silex de 1995 de la bodega presidencial, que cuenta con más de 13.000 botellas.

A estas comidas más modestas se suman las grandes y fastuosas cenas de Estado, una tradición francesa en la que el presidente de la República hace gala ante sus homólogos de embajador de la gastromonía del país. Sin olvidar las diversas recepciones de entrega de condecoraciones y la famosa garden party para celebrar el 14 de julio. En 2010, cuando el Gobierno anunciaba drásticos recortes debido a la crisis, Sarkozy tuvo que anular esta celebración después de que se hiciera público que la anterior había costado más de 700.000 euros.

Aunque uno de los mayores escándalos de derroche y de lujo fueron los fastos de la Cumbre por el Mediterráneo en vísperas precisamente de la primera fiesta nacional con Sarkozy en el Elíseo, en 2008. Copresidido por el dictador egipcio Hosni Mubarak, derrocado el año pasado, el evento reunió a 43 jefes de Estado en el imponente Gran Palais, que tuvo que ser acomodado para la ocasión en un tiempo récord. El coste total del evento se elevó a 16,6 millones de euros, para una conferencia de tres horas. Es decir que cada minuto costó ¡58.000 euros! A esto se suma otro millón de euros para la cena posterior.

Dosière reconoce a Sarkozy el mérito de haber separado por primera vez en 2008 las cuentas del Elíseo de las del resto del Estado, permitiendo así el escrutinio público. La tradicional opacidad anterior hace difíciles las comparaciones, aunque sí permite demostrar que el presupuesto ha subido un 5,8% de 2008 a 2010. Otra anomalía a la que apunta Dosière es la apropiación por parte del mandatario del palacete de La Lanterne, situado en las afueras de París. Tradicionalmente destinado al primer ministro, Sarkozy no ha dudado en arrebatárselo a su jefe de Gobierno, François Fillon, y acostumbra a pasar sus fines de semana allí con su esposa, Carla Bruni.

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