El ministro que ya no se ríe
Montoro endurece su discurso mientras arrecian las críticas al Gobierno por la gestión de la crisis
Al titular de Hacienda, uno de los portavoces populares más
beligerantes en la pasada legislatura contra la subida del IVA que
aprobó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, no han parado de
abrírsele nuevos frentes. Aumentos de los impuestos, una relación cada
vez más tensa con las comunidades autónomas, incluso las del PP, a
cuenta del objetivo de déficit; y el enfrentamiento con Luis de Guindos...
Muchos reconocen que se está quemando más, y más rápido, que el
ministro de Economía, aunque un sector del PP no cree que haya perdido
esa batalla. “Los hispanobonos al final no han salido y lo que se ha
aprobado tiene la marca de Hacienda”, señalan.
El problema, sin embargo, es precisamente esa marca. Montoro se ha convertido en la cara de los recortes. Y de ese “círculo vicioso” que, asfixiado por la presión internacional y los indicadores macroeconómicos, todavía no deja ver una salida pese a los continuos ajustes.
Por ese miedo al desgaste electoral, en el PP hay incluso quien evita salir en la misma foto junto al ministro. El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha llegado a cancelar una convención intermunicipal prevista para este fin de semana en Santiago para no coincidir con él. Las exigencias de Hacienda en el último Consejo de Política Fiscal y Financiera han llevado a otros barones populares, como José Antonio Monago (Extremadura), a advertir que no queda margen para recortar y han desencadenado malestar en casi todos los Gobiernos autónomos.
“Está muy molesto y preocupado por la subida del IVA y del IRPF, y sabe muy bien que el margen se acaba”, señalan desde su entorno más próximo. Aunque también admiten frecuentes “rebotes” con los responsables de las cuentas autonómicas “porque tiene muy claro lo que es la ortodoxia” de las finanzas públicas. Otras fuentes asistentes al último Consejo de Política Fiscal aseguran que el titular de Hacienda les espetó cuando reclamaban suavizar el techo de déficit: “¿Por qué os quejáis si no podéis financiar?”. Esa frase provocó un gran malestar entre los consejeros porque creen que es un argumento equivocado.
¿Ha cambiado Montoro, un político veterano, muy querido en la sede nacional del PP y que ya fue ministro del mismo departamento con José María Aznar? “La impresión que tengo es que solo en seis meses ha cambiado su actitud. En las últimas semanas lo he visto desfondado y, en ocasiones, con la mirada perdida”, señala un diputado socialista miembro de la Comisión de Hacienda del Congreso.
Otro parlamentario socialista, el senador extremeño Francisco Fuentes, lo comparó públicamente el pasado martes con un “esperpento” propio de Ramón María del Valle Inclán, para recordar que quien ocupa su tiempo en mirar atrás “acaba persiguiendo sombras”. Montoro le respondió con una referencia a Hamlet, en “busca del espectro de su padre”. “Eso”, dijo, “es lo que es hoy el PSOE”. Pero la verdadera sombra de Montoro es la intervención de España, y en las próximas semanas seguirá siendo el verdadero “ser o no ser” del ministro de Hacienda.
El problema, sin embargo, es precisamente esa marca. Montoro se ha convertido en la cara de los recortes. Y de ese “círculo vicioso” que, asfixiado por la presión internacional y los indicadores macroeconómicos, todavía no deja ver una salida pese a los continuos ajustes.
Por ese miedo al desgaste electoral, en el PP hay incluso quien evita salir en la misma foto junto al ministro. El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha llegado a cancelar una convención intermunicipal prevista para este fin de semana en Santiago para no coincidir con él. Las exigencias de Hacienda en el último Consejo de Política Fiscal y Financiera han llevado a otros barones populares, como José Antonio Monago (Extremadura), a advertir que no queda margen para recortar y han desencadenado malestar en casi todos los Gobiernos autónomos.
“Está muy molesto y preocupado por la subida del IVA y del IRPF, y sabe muy bien que el margen se acaba”, señalan desde su entorno más próximo. Aunque también admiten frecuentes “rebotes” con los responsables de las cuentas autonómicas “porque tiene muy claro lo que es la ortodoxia” de las finanzas públicas. Otras fuentes asistentes al último Consejo de Política Fiscal aseguran que el titular de Hacienda les espetó cuando reclamaban suavizar el techo de déficit: “¿Por qué os quejáis si no podéis financiar?”. Esa frase provocó un gran malestar entre los consejeros porque creen que es un argumento equivocado.
¿Ha cambiado Montoro, un político veterano, muy querido en la sede nacional del PP y que ya fue ministro del mismo departamento con José María Aznar? “La impresión que tengo es que solo en seis meses ha cambiado su actitud. En las últimas semanas lo he visto desfondado y, en ocasiones, con la mirada perdida”, señala un diputado socialista miembro de la Comisión de Hacienda del Congreso.
Otro parlamentario socialista, el senador extremeño Francisco Fuentes, lo comparó públicamente el pasado martes con un “esperpento” propio de Ramón María del Valle Inclán, para recordar que quien ocupa su tiempo en mirar atrás “acaba persiguiendo sombras”. Montoro le respondió con una referencia a Hamlet, en “busca del espectro de su padre”. “Eso”, dijo, “es lo que es hoy el PSOE”. Pero la verdadera sombra de Montoro es la intervención de España, y en las próximas semanas seguirá siendo el verdadero “ser o no ser” del ministro de Hacienda.
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