domingo, 1 de julio de 2012

México, el PRI no necesita recuentos.

La masa priista no necesita recuentos

Los militantes del PRI dan por sentada su victoria y lo vocean sin reservas en la enorme explanada de su sede

Militantes del PRI en la sede del partido. / A. ESTRELLA (AFP)

“¡Arriba el PRI!... ¡Alabí-alabá-PRI-PRI y nada más!”. Los gritos del maestro de ceremonia y la cumbia suenan tan fuertes a las nueve de la noche en la explanada de la sede del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que los encargados de prensa del partido le han pedido al equipo de sonido que baje la voz para que en la sala de prensa se pueda trabajar.
-¡Arriba el PRI! ¡Viva México! –continúa atronando el speaker sin que se baje el volumen.
El sentimiento de victoria ya era la tónica a las seis de la tarde, cuando aún no había empezado la fiesta. Su convencimiento era taxativo. “Ya está hecho”. “Es una victoria absoluta, irrevocable”, decían sin necesidad de esperar resultados.
Ahora, tres horas más tarde, los diques del éxtasis priista ya se han roto y ni los responsables de prensa ni nadie tienen capacidad de bajar el volumen del gozo, de la alegría de un triunfo que la masa priista da por sentada.
Ya gritan. Ya ondean sus banderas de México y del PRI. Bailan cumbia. Festejan por adelantado algo todavía por confirmar pero que ellos parecen haber deseado con intensidad durante mucho tiempo. Ya se sienten de vuelta.
Fueron 12 años feos, muy duros sin el poder”, dice Ricardo Villanueva, de 56 años, uno de los 800 empleados que trabajan cada día en la mastodóntica sede del viejo partido hegemónico, que ocupa una manzana entera en el centro de la capital.
El partido espera que se reúnan unos 4.000 militantes en la explanada para celebrar la victoria. De momento han llegado los afiliados al sindicato petrolero y los empleados de la basura, entre otros. Todas las cámaras están preparadas para enfocar el show, situadas para enfocar el escenario de izquierda a derecha: “Nos han dicho que ese el lado de la cara que le gusta a Peña Nieto”, comenta un camarógrafo.
El ruido no baja, aumenta. “¡Esas mujeres guapas!”. En la explanada del PRI los recuentos no valen nada. “Vámonos de fiesta esta noche-Vámonos de fiesta está noche”, canta la orquesta. Sigue retumbando la cumbia. El maestro de ceremonias anuncia que van a tocar una canción para los petroleros y continúa con la fiesta adelantada del priismo. “¡Vamos a ponernos a bailar! ¡Ya hemos ganado!”.

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