domingo, 1 de julio de 2012

Paraguay, la crisis latinoamericana.

Paraguay: la integración latinoamericana en crisis

Por: | 01 de julio de 2012
            Como uno de los flecos de la crisis por la destitución de Fernando Lugo Lugo presidentecomo presidente paraguayo, su colega uruguayo, José Mujica, se apresuró a proponer el ingreso de Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia en MERCOSUR. El dicho popular español (“éramos pocos y parió la abuela”) nunca ha tenido mejor sentido. No es la primera vez que recientemente Mujica ha acaparado los medios de comunicación. Ante las dificultades de MERCOSUR por completar su precario sistema de integración, el presidente uruguayo declaró que “MERCOSUR estaba mal, pero la Unión Europea, peor." Uno se pregunta de qué le podían servir a los sufridos exportadores e importadores, tanto europeos como mercosureños, este consuelo al enfrentarse a un esquema “perforado” como un queso de Gruyere por decenas de excepciones a la libre circulación de bienes en lo que se llamó en su fundación “Mercado Común” y ha sido incapaz de conseguir una mera unión aduanera que colme los deseos de la UE para formar un imposible acuerdo. En fin, volvamos a la crisis paraguaya.
          Con la velocidad del rayo (replicando al método expeditivo con el que el Senado paraguayo defenestró al antiguo obispo), los mandatarios de MERCOSUR, bajo la batuta de Cristina Fernández, decidieron suspender en sus funciones y privilegios de membresía a Paraguay, y la misma propuesta se hizo en el seno de UNASUR. La presidenta argentina añadió que el rapapolvo al nuevo gobierno de Asunción no incluía sanciones económicas, ya que eso significaría castigar al pueblo paraguayo. Al parecer, la suspensión solamente se refiere al funcionamiento jurídico del ente de integración, que incluye también al monstruo Brasil.
Además, se anunció que estas medidas equivalían también al ingreso automático y efectivo de la Venezuela IMG_6616
dirigida todavía por el convaleciente Chávez. Este proceso había estado congelado durante casi desde el principio que el dirigente venezolano decidió dar un portazo en el seno de la Comunidad Andina, como represalia por las veleidades de Colombia y Perú al coquetear individualmente con la Unión Europea y Estados Unidos, en la consecución de sendos acuerdos de libre comercio. Como un elefante en la cacharrería, Chávez se autoinvitó a MERCOSUR, acompañado por su Alianza Bolivariana, pero no contó con la resistencia de un sector del Senado paraguayo y las expectativas de ese país a recibir ”compensaciones”. Además, aunque no se dijo nunca en público, Venezuela exigía por su parte ciertas ventajas que chocaban con los intereses de futuros socios mercosureños. Desde Bruselas se observaba este espectáculo con estupefacción, con el resultado de que el pragmatismo de la UE aceleró la negociación con Colombia y Perú, además de la firma de otro acuerdo con Centroamérica, la gran ganadora de la confusión desde la cumbre de Madrid en 2010.
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Todo depende de cómo evolucionen las medidas iniciadas por Argentina y de cómo las sigan sus socios. Por de pronto, la crisis ha pillado con el pie cambiado a la presidenta brasileña Dilma Rousseff, que mientras sobrevivía el impasse de las dificultades del ingreso de Venezuela se sacaba de encima una patata caliente. Los intereses de Brasil en Paraguay son cuantiosos y los numerosos residentes “brasiguayos” abogan por el reconociendo de Federico Franco. Tal decisión para una política exterior que, sea el que sea en el poder, siempre responder a los intereses de Brasilia, es problemática y en nada puede beneficiar a la consolidación del precario MERCOSUR, en el que por otro lado Brasil nunca ha creído desmedidamente, más allá de las declaraciones grandilocuentes. Lo que fue un invento del argentino Raúl Alfonsín  y el brasileño José Sarney para apuntalar sus recién renacidas democracias y dejar de competir en los sectores tecnológico y de recursos energéticos, ha oscilado entre la frustración y la irrelevalencia.
Por si estos percances de MERCOSUR fueran pocos, simultáneamente con la crisis paraguaya se anunciaba la renuncia del también brasileño Samuel Pinheiro Guimaraes, al que noticias de prensa identificaban incorrectamente como Secretario General de MERCOSUR.  En realidad era hasta ahora Alto Representante de MERCOSUR (,una especie de "upgrade" reciente del Presidente del Comité de Representantes Permanente), un cargo de representatividad exterior, de perfil y atribuciones confusas, que por su sonoridad recordaba al inaugurado por Javier Solana en la UE, y por otro como uno de los lugartenientes del Secretario General de la ONU, con mandados precisos y frecuentemente sin impacto efectivo. Sin aparente relación a la crisis paraguaya, oficialmente Pinheiro dimitió advirtiendo (en su último informe) que "si no hay un compromiso firme de los presidentes el Mercosur podrá sobrevivir siempre claudicante y no se transformará en un bloque de países capaz de defender y promover, con éxito, sus intereses en este nuevo mundo que surgirá de las transformaciones y crisis".
Por otra parte, el error del cargo dramatizaba doblemente el hecho de que MERCOSUR posee una “Secretaría General”, sin un Secretario General. Este cargo, presente en todas las organizaciones internacionales que se precien, había quedado reducido desde su fundación a un mero “Director” de una Secretara Técnica que coordina una burocracia, por otra parte modesta, sita en un lugar privilegiado de Montevideo, ocupando el antiguo edificio del Parque Hotel , Parque una joya del “art deco” montevideano. Los que allí mandan, por delegación de los presidentes que diseñan y controlan todo el procfeso, son los representantes permanentes de cada uno de los países miembros. Adosado al edificio todavía funciona un casino, futura (¿cuándo?) sede de los parlamentarios de MERCOSUR. Se especula si algún día trabajarán allí los representantes paraguayos. Menos mal para MERCOSUR que la UE está peor, aducirá Mujica.

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