lunes, 1 de agosto de 2011

La sobrevaloración del matrimonio.

¿Sobrevaloramos el estar casados?
Enviado por Fernanda de la Torre el dom 31 jul 2011 06:43:06 CDT.

“El matrimonio es tratar de solucionar, entre dos, problemas que nunca hubieran surgido al estar solos”, Eddy Cantor.

Mi amiga Rosario, quien está felizmente casada, comentó el otro día que tendemos a sobrevaluar varias cosas. El matrimonio es una de ellas, al igual que la maternidad. “Muchas personas creen que te casas y ya tienes el asunto resuelto. Es un grave error. Casarte no resuelve nada, simplemente son otros problemas; y para la maternidad hay que tener una vocación especial que no todas las mujeres tienen”.

Rosario tiene razón. Si bien es cierto que la visión ha cambiado y muchos solteros están muy contentos con su estado civil; desafortunadamente todavía hay mujeres y hombres que tienen expectativas poco realistas sobre el matrimonio. Ven al matrimonio como una panacea, una especie de seguro o “afore” que solucionará todos sus problemas. Un pasaporte a la felicidad. Quieren experimentar el clásico “y vivieron felices para siempre” de las películas o los cuentos de hadas. El tener expectativas irreales sobre el matrimonio no tiene que ver con la edad o la experiencia. Hay solteros y solteras reciclados que siguen manteniéndolas a pesar de sus fracasos.

La sociedad nos presiona hacia el matrimonio. Nadie duda de sus ventajas, pero esa exaltación ha ocasionado que tengamos una visión poco realista de lo que es y lo que conlleva casarse. Con esta presión encima, muchas personas lo ven como un deber que hay que cumplir o como una condición indispensable para la felicidad. Creen que es necesario dejar la soltería a toda costa para no pasar el resto de sus vidas solos e infelices. Cualquier peor-es-nada es mejor a esa alternativa. Entre más pasa el tiempo, lógicamente, el miedo es mayor. Tomar una decisión por miedo no es, ni puede ser jamás, una buena decisión. La gran mayoría de las relaciones y matrimonios están basados en la necesidad o el miedo más que en el amor; lo cual explica por qué son tan caóticas.

Para los que piensan que el matrimonio resolverá todos sus problemas y creen que después de casarse saldrá, como en las películas, la frase: “vivieron felices para siempre”, la vida les muestra crudamente que la realidad no corresponde ni remotamente a esta idea. De hecho, sabemos que el índice de divorcios va al alza y que los matrimonios que continúan casados no necesariamente son felices. ¿Por qué entonces seguir empeñados en mantener expectativas que no tienen nada que ver con la realidad?

Esta visión irreal, imposible de lograr, juega en contra del matrimonio y no a su favor. Eso que creíamos que nos haría sentir plenos, se convierte en una fuente de infelicidad. En vez de encontrar a su media naranja se toparon con su medio limón y cada uno logra sacar la peor parte en el otro. Al no encontrar en nuestra relación matrimonial todo lo que habíamos esperado, nos frustramos y pronto queremos abandonarlo.

¡Oh paradoja de la existencia humana! El que está soltero quiere estar casado por desear esa eterna felicidad que se supone lograremos en el matrimonio; y el que está casado desea estar soltero, porque lo que ha conseguido; en vez de la eterna felicidad, son los muy humanos dolores de cabeza que da una relación de dos seres con sus defectos y virtudes, en una relación de verdad, sin fantasías.

A veces, en la búsqueda por casarnos, más que un matrimonio, lo que en realidad buscamos tener es cierta calidad de vida. Sentirnos bien. Si un matrimonio es bueno, gozaremos de una buena calidad de vida, pero el problema surge cuando las cosas van mal y la gente decide mantener el matrimonio a cualquier precio; en ese caso la calidad de vida de los involucrados disminuye drásticamente.

Como bien dice Rosario, la soltería también tiene sus ventajas que, muchas veces, envidian los que están casados. Sin embargo, la cuestión reside en aprender a disfrutar cada etapa de la vida. Puedes vivir solo y no por ello sentirte solo; puedes tener una pareja y no por ello tener que casarte; y puedes querer casarte pero no movido por el miedo, sino por el deseo de compartir tu vida con alguien especial.

Para que cualquier cosa funcione, un negocio, una relación o lo que sea, hay que crearse expectativas reales de la misma. Debemos entender que los productos milagrosos de la televisión; los negocios que prometen volverte millonario de la noche a la mañana; y el “vivieron felices para siempre” simple y sencillamente no funcionan ya que están fuera de la realidad. Existen muchos matrimonios felices, pero no son producto de la casualidad, sino de un esfuerzo constante en cuidar la relación, en lograr un equilibrio entre dos personas al mantener respeto, admiración y tolerancia mutuos. Tampoco es la única opción para la felicidad. Hay solteros que viven plenamente felices, para quienes el matrimonio o la pareja simplemente no está en sus planes. También hay parejas que deciden no casarse y son igualmente felices.

La idea de que el matrimonio resolverá tus problemas está definitivamente sobrevaluada, de hecho es una utopía. Por otro lado, y desafortunadamente, la idea del matrimonio por las razones correctas está subestimada. Es un hecho que la sociedad nos presiona a tener expectativas poco realistas del matrimonio; sin embargo, hay quienes sí entienden lo que es el matrimonio y lo hacen funcionar. Es muy importante que no perdamos eso de vista.

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