martes, 9 de agosto de 2011

Damages resucitó.

Y en la cuarta temporada Damages resucitó
Por: Miriam Lagoa
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La decisión que tomó el año pasado la cadena FX de poner punto final a Damages tras tres temporadas no cogió a nadie por sorpresa; la serie acababa de cerrar una temporada floja con unos los bajísimos índices de audiencia (por debajo del millón de espectadores) que ya no justificaban una producción tan cara. La verdadera sorpresa llegó semanas después cuando la cadena Directv (la misma que salvó a Friday Night Lights) anunció que se quedaba con la serie y se comprometía a darle por lo menos dos temporadas más. Una oportunidad que Damages ha aprovechado; la cuarta temporada que ahora se está emitiendo en EE UU (y que en España se puede ver en Canal Plus Acción en VOS) ha devuelto a la serie un brillo, que recuerda al de la excepcional primera temporada.
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Damages es la lucha despiadada entre una maestra y su alumna. Patty Hewes (Glenn Close, que ha ganado dos Emmy por este papel) es la tiránica dueña de un bufete especialista en ganar pleitos millonarios contra corporaciones muy poderosas (y siempre oscuras), que contrata a una abogada inexperta (Rose Byrne) a la que irá moldeando con mano de hierro. Al contar el argumento de Damages hay que tener mucho cuidado porque la serie es un manual del uso del giro de guión efectista al servicio de una historia que nunca es lo que parece. El término tramposo es uno de los preferidos (y manidos) para describir un argumentos lleno de giros inesperados, en Damages el uso de este calificativo no es gratuito.


Cada temporada está articulada en torno a un caso que encuadra el duelo Patty Hewes y Ellen Parson: en apariencia maestra y alumna, en el fondo rivales acérrimas. Patty Hewes es brillante, manipuladora , colérica... y la actuación de Glenn Close es sencillamente magistral: nunca el gesto de quitarse unas gafas dio tanto miedo. Ellen Parson tardará poco tiempo en demostrar que la alumna se puede convertir en la principal rival de la maestra. El trabajo de Rose Byrne se parece un poco al de su personaje, llega un poco asustada a la serie pero pronto toma las riendas para plantarle cara a la implacable Patty Hewes.

La temporada que se estrenó en julio tiene como hilo conductor la denuncia de un mercenario de High Star, una agencia de seguridad privada que opera en Afganistán. Una empresa que trabaja de forma clandestina pero bajo el amparo del Gobierno de Washington (al estilo Blackwater). El arranque trae como novedad que el caso no lo lleva ni lo ha buscado Patty Hewes, sino que está vez la que se pone en la línea de fuego es Ellen Parson. Y esta circunstancia es la que está poniendo emoción a la trama, porque flota en el ambiente la expectativa de ver cuando aparecerá la impacable Patty Hewes para poner a todo el mundo en su sitio.

Esta temporada también tiene ese tipo de actores secundarios que dan prestigio al reparto y empaque a la historia, otra de las notas características de Damages. En la primera fueron Zeljko Ivanek (24, True Blood...), David Costabile (Breaking Bad) y Ted Danson, que se quedó en la serie bastante tiempo. En la segunda repitieron algunos y se incorporaron Timothy Olyphant (Justified), Marcia Gay Harden y William Hurt. A la tercera temporada (centrada en un caso que recordaba mucho a la estafa Madoff) no la pudo salvar ni Lily Tomlin, ni un muy dramático Martin Short ni Campbell Scott.



Esta vez es el turno de John Goodman, que se ha vuelto a aficionar a trabajar en televisión: de Tremé a la próxima temporada como vicedecano en Community. Goodman interpreta a Howard T. Erikson director de High Star: un personaje republicano y religioso al estilo estadounidense. El otro secundario de marca es Dylan Baker, el brazo ejecutor al servicio de los intereses ocultos de High Star. Por ahora solo se han emitido cuatro capítulos de la cuarta temporada, pero ya parece que Goodman y Baker han estado siempre ahí.

La segunda oportunidad que está teniendo Damages no ha venido con un presupuesto demasiado generoso (y al que estaba acostumbrado la serie). La parte positiva es que la historia está más centrada, hay menos fuegos artificiales y menos competencia en la parcela robaplanos (un batalla de egos que ensombreció la tercera temporada, muy dispersa en subtramas). La parte negativa son los recortes que le han quitado a la serie una de sus señas de identidad: esos exteriores implacables y fríos de Nueva York. No es casual que la historia de esta temporada tenga como escenario el poco glamuroso Nueva Jersey y sus bares sin ventanas. En esta temporada incluso el espectacular apartamento de Patty Hewes parece más desnudo. Bueno, también que falta Ted Danson.


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