Evidentemente
El caso es que cuando leí en el titular del periódico que había que desterrar la palabra culpa pensé: una de dos, esto es una bobada sin más o, peor aún, este es el signo de los tiempos
En realidad, la teoría de Buika deriva de algunas ideas expresadas de manera más articulada por algunos intelectuales, pero en esencia forma parte del mismo disparate. Creer que la “culpa” es un sentimiento religioso, por mucho que la Iglesia católica haya manoseado el término, es (evidentemente) una tontería, porque los únicos que carecen de culpa son los psicópatas, dado que la culpa, cuando no es enfermiza, es consecuencia de la compasión y la empatía con el que sufre. Lejos de mí afirmar que todo aquel que salga en el periódico en el dichoso Día del Español diciendo que hay que desterrar la palabra “culpa” sea un psicópata. En lo absoluto. Solo digo que es una bobada repetida por muchos y sobre la que (evidentemente) no se reflexiona como se debiera.
Es curioso que después de leer la tradicional entrevista con Buika que desde hace ya ocho años da el pistoletazo de salida al verano, mi esposo me enviara por riguroso e-mail, aunque trabajamos pared con pared (cuánto une la Red), la reseña de un libro sobre los psicópatas de andar por casa. Me lo manda con una nota: “Mira, en este artículo te dan la razón”. Y sí, me dan la razón. Llevo años obsesionada con la idea de que hay psicópatas integrados, psicópatas que no matan, pero manipulan, tergiversan, anulan y utilizan sin escrúpulos a las personas que les rodean, y que, aunque solo sea por la relativa frecuencia con la que nos encontramos alguno, puede afirmarse que acaban siendo más peligrosos que los infrecuentes psicópatas asesinos. El libro se llama Almost a psicopath (Casi un psicópata) y, en realidad, trata sobre esos seres humanos que causan daño al prójimo sin sentir remordimiento alguno. Todos hemos sufrido a alguno de estos elementos en nuestra vida. En alguna ocasión ha sido un compañero de clase, o un jefe, o un vecino. ¿Qué hacer cuando la mala suerte nos coloca demasiado cerca de uno de esos individuos? Si está en nuestra mano, dicen los autores Schouten y Silver, alejarnos. Si se trata de alguien de quien nos sentimos responsables, llevarlo a un especialista para reducir, que no curar, el mal.
El caso es que cuando leí en el titular del periódico que había que desterrar la palabra culpa pensé: una de dos, esto es una bobada sin más o, peor aún, este es el signo de los tiempos.
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