El PP frena la reprobación a Wert de la izquierda y los nacionalistas
Valenciano tacha al ministro de “antiguo, altanero, provocador y sectario”
Los diputados del PP rechazaron este martes con sus votos la petición de reprobación al ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert,
presentada por el PSOE y respaldada por todos los partidos de la
izquierda y los nacionalistas. Solo los populares respaldaron al
ministro, porque los diputados de UPyD se abstuvieron, pero no por
apoyarle sino porque, según explicó Carlos Gorriarán, la reprobación es
una práctica “inútil”.
El detonante de la reprobación fue la declaración de Wert sobre la españolización de estudiantes catalanes. Pero, según explicó en la tribuna la número dos del PSOE, Elena Valenciano, es consecuencia de toda su gestión. La figura de las reprobaciones no está expresamente regulada y tiene un valor simbólico y político, pero el Parlamento no puede remover de su cargo a un miembro del Gobierno, salvo al presidente con una moción de censura.
El PP, que ahora resta valor a la reprobación, presentó cinco la pasada legislatura y solo sacó adelante una en el Senado a Magdalena Álvarez. Y el PSOE, que da trascendencia ahora a las reprobaciones, hizo caso omiso a la que se aprobó de la entonces ministra de Fomento, la única que ha salido adelante en democracia. Wert, alegando razones de agenda, no estuvo en el Congreso mientras se debatía sobre su gestión. No hubo ningún miembro del Gobierno presente. El PSOE lamentó la ausencia de Wert, aunque el 18 de diciembre de 2007 se debatió, votó y aprobó la de Álvarez también sin su presencia.
Los socialistas quisieron darle solemnidad y, de forma inusual, fue su número dos la que la defendió. Lo hizo con una intervención muy dura contra Wert, en la que habló de modelo “ideológico, antiguo, excluyente y segregador” que defiende el ministro y por “sus actitudes hostiles y su incapacidad para el diálogo”.
Valenciano habló del ministro con expresiones como “gusto por la polémica estéril”, “altanería”, “afición a escucharse a sí mismo”, “sectario”, “agitador de hogueras”, “arrogante”, “antiguo”, “que no ha leído la Constitución”, “insensible” y “provocador”. Mencionó su defensa de la educación segregada por sexos, de los recortes presupuestarios y de su actitud “anticultural” y su interés por “laminar las expresiones artísticas”. La diputada reprochó a Wert “su darwinismo educativo al defender la escuela para los más fuertes, para los más brillantes”.
Le siguieron el resto de grupos, con referencias a los recortes educativos y los partidos nacionalistas con palabras sobre su interés en “españolizar” a los estudiantes en Cataluña. Por ejemplo, Caridad García Alvarez (IU) llamó “mediópata” a Wert y Alfred Bosch le acusó de recuperar la “Formación del Espíritu Nacional” y le llamó “ministro hooligan del Gobierno de España”. BNG, CiU y PNV arremetieron contra Wert porque, según dijeron, ha promovido una reforma legal que resta competencias a las comunidades.
En defensa del ministro intervino, frente a toda la Cámara, la diputada Sandra Moneo, para quien “la única osadía de Wert es denunciar el modelo educativo vigente fracasado del PSOE”.
Moneo basó su defensa en la referencia a la herencia del Gobierno anterior y acusó al PSOE de aferrarse a un modelo que supone “el más estrepitoso fracaso del sistema educativo español”. “No es extraño que los españoles les reprueben a ustedes de la forma más clara, en las urnas”, espetó a los socialista.
[Wert se refirió al asunto desde la Conferencia General de Política Universitaria. “Para nadie es plato de gusto que un grupo pida su reprobación, pero a mi la única aprobación que me importa y la reprobación que me importaría será la de los destinatarios” del sistema educativo.]
El detonante de la reprobación fue la declaración de Wert sobre la españolización de estudiantes catalanes. Pero, según explicó en la tribuna la número dos del PSOE, Elena Valenciano, es consecuencia de toda su gestión. La figura de las reprobaciones no está expresamente regulada y tiene un valor simbólico y político, pero el Parlamento no puede remover de su cargo a un miembro del Gobierno, salvo al presidente con una moción de censura.
El PP, que ahora resta valor a la reprobación, presentó cinco la pasada legislatura y solo sacó adelante una en el Senado a Magdalena Álvarez. Y el PSOE, que da trascendencia ahora a las reprobaciones, hizo caso omiso a la que se aprobó de la entonces ministra de Fomento, la única que ha salido adelante en democracia. Wert, alegando razones de agenda, no estuvo en el Congreso mientras se debatía sobre su gestión. No hubo ningún miembro del Gobierno presente. El PSOE lamentó la ausencia de Wert, aunque el 18 de diciembre de 2007 se debatió, votó y aprobó la de Álvarez también sin su presencia.
Los socialistas quisieron darle solemnidad y, de forma inusual, fue su número dos la que la defendió. Lo hizo con una intervención muy dura contra Wert, en la que habló de modelo “ideológico, antiguo, excluyente y segregador” que defiende el ministro y por “sus actitudes hostiles y su incapacidad para el diálogo”.
Valenciano habló del ministro con expresiones como “gusto por la polémica estéril”, “altanería”, “afición a escucharse a sí mismo”, “sectario”, “agitador de hogueras”, “arrogante”, “antiguo”, “que no ha leído la Constitución”, “insensible” y “provocador”. Mencionó su defensa de la educación segregada por sexos, de los recortes presupuestarios y de su actitud “anticultural” y su interés por “laminar las expresiones artísticas”. La diputada reprochó a Wert “su darwinismo educativo al defender la escuela para los más fuertes, para los más brillantes”.
Le siguieron el resto de grupos, con referencias a los recortes educativos y los partidos nacionalistas con palabras sobre su interés en “españolizar” a los estudiantes en Cataluña. Por ejemplo, Caridad García Alvarez (IU) llamó “mediópata” a Wert y Alfred Bosch le acusó de recuperar la “Formación del Espíritu Nacional” y le llamó “ministro hooligan del Gobierno de España”. BNG, CiU y PNV arremetieron contra Wert porque, según dijeron, ha promovido una reforma legal que resta competencias a las comunidades.
En defensa del ministro intervino, frente a toda la Cámara, la diputada Sandra Moneo, para quien “la única osadía de Wert es denunciar el modelo educativo vigente fracasado del PSOE”.
Moneo basó su defensa en la referencia a la herencia del Gobierno anterior y acusó al PSOE de aferrarse a un modelo que supone “el más estrepitoso fracaso del sistema educativo español”. “No es extraño que los españoles les reprueben a ustedes de la forma más clara, en las urnas”, espetó a los socialista.
[Wert se refirió al asunto desde la Conferencia General de Política Universitaria. “Para nadie es plato de gusto que un grupo pida su reprobación, pero a mi la única aprobación que me importa y la reprobación que me importaría será la de los destinatarios” del sistema educativo.]
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