miércoles, 31 de octubre de 2012

Ellas ganan en Chile.

Ellas ganan en Chile

Con sencillas políticas participativas, candidatas del centro izquierda han arrebatado el puesto a veteranos alcaldes de la coalición de Piñera

SOLEDAD CALÉS

Hay errores y errores. Los de las encuestas electorales son a veces gratificantes por cuanto dejan margen a la sorpresa, a lo imprevisto. Y eso es lo que ha ocurrido en las municipales chilenas del pasado domingo, en las que se esperaba la ventaja de la coalición oficialista del presidente Sebastián Piñera. Por el contrario, registró una clara derrota. Es verdad que en este caso el error vino inducido por el cambio de sistema. Por primera vez, el voto no era obligatorio, sino voluntario. Esa ha sido también la causa de la gran abstención (57%).
Pero no es la sorpresa el factor más importante que ha marcado estos comicios. La historia de esta victoria de la opositora Concertación tiene algo de gesta en varios ejemplos. Frente al alcalde de Nuñoa, Pedro Sabat, en el cargo desde hace 16 años, ha ganado la socialista Maya Fernández, nieta del presidente Salvador Allende, que había hecho su campaña puerta a puerta y a cuestas con su fuerte acento cubano.
Frente al veterano alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, que también llevaba más de una década al frente del Consistorio, se ha impuesto otra mujer, Carolina Tohá, gracias a su programa participativo. Tohá fue ministra de la anterior presidenta Michelle Bachelet, pero, como si liderase una asamblea del 15-M, también hizo una campaña casa por casa preguntando a la gente qué le gustaría que hiciera por su ciudad. Y está, finalmente, la victoria de Josefa Errázuriz, una mujer sin militancia alguna, sobre el ultraderechista Cristián Labbé en Providencia, que abandona la alcaldía con la promesa de no saludar a su contrincante y una frase para la historia: “Si mi pasado pinochetista terminó pasándome la cuenta, fue un gran honor”.
Los análisis más ortodoxos dicen que estas elecciones han sido una gran derrota para Piñera y quizá el preludio de la caída del centro-derecha en las próximas generales de 2013. La otra lectura es la victoria de una política adaptada a los nuevos tiempos, una política participativa capaz de derribar gigantes. Que las vencedoras sean mujeres no es novedad. Desde que Bachelet accedió al poder, Chile ha dejado de ser catalogado como un país machista, por lo menos en lo que a la representación política se refiere.

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