A más vitamina D, menos riesgo de cáncer de vejiga
Investigadores del CNIO demuestran las facultades preventivas de la molécula
Altos niveles del compuesto frenan la aparición de células malignas y la proliferación del tumor
Jaime Prats
Valencia
30 OCT 2012 - 01:00 CET1
Tener niveles altos de vitamina D en sangre protege frente al cáncer
de vejiga. Esta es la conclusión a la que han llegado biólogos
moleculares y epidemiólogos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas
(CNIO) después de tomar muestras de sangre de más de 2.000 personas de
18 hospitales españoles (la mitad sanos, la mitad con cáncer) y comparar
su material biológico. Los resultados del trabajo los publica hoy la
revista Journal of the National Cancer Institute (JNCI).
“Hemos visto que los sujetos con niveles más altos de 25(OH)D3, una forma estable de vitamina D en sangre, son los que presentan un menor riesgo de padecer cáncer de vejiga; y, al revés, que niveles bajos se vinculan a un mayor riesgo de desarrollarlo”, explica Núria Malats, jefa del grupo de epidemiología genética y molecular del CNIO.
La relación entre la presencia de determinadas cantidades de vitamina D y los procesos oncológicos no tiene nada de casual, según los investigadores. “Hemos demostrado mediante análisis moleculares que la vitamina D actúa potenciando la expresión de una proteína [denominada FGFR3] que frena la agresividad de este tipo de neoplasia, ya que inhibe la diferenciación en células malignas y la proliferación del tumor”, añade la investigadora. El efecto protector de la vitamina radica en esta propiedad, que, además, se manifiesta de forma más intensa frente a los tumores más agresivos, “lo que es muy importante y nunca se había descrito”, apunta Malats.
La facultad protectora de la vitamina D frente a otros tumores, como el de colon o el de mama, ya era conocida (aunque no se han detallado con este detalle sus mecanismos de acción). Y había estudios de pequeños grupos de población que apuntaban en la misma dirección respecto al de vejiga. Pero ninguno había arrojado resultados tan concluyentes ni había descrito con tanto detalle cómo esta molécula previene contra el cáncer, según los responsables del trabajo. “Observamos que niveles altos de vitamina D disminuyen, sobre todo, el riesgo de desarrollar tumores de vejiga invasivos, los que tienen mayor probabilidad de metastatizar” indica André Amaral, primer autor del estudio.
Malats indica a este diario que registros por encima de 30 nanogramos
por mililitro de sangre se consideran tasas suficientes de vitamina D
como para tener efecto preventivo frente al cáncer de vejiga. Los
resultados de la población analizada por los investigadores del CNIO
sugieren que los españoles se encuentran, por término medio, muy por
debajo de esta cantidad. “De las 1.000 personas elegidas como población
de control, solo 74, menos del 10%, estaban por encima de los niveles
considerados como preventivos”, señala la investigadora.
Sería lógico pensar que los resultados deberían de ser más elevados. El principal responsable de la producción de vitamina D en el cuerpo son los rayos de sol, aunque este compuesto también está presente en alimentos como los frutos secos o el pescado. Por eso, lo normal sería que en un país con tantas horas de sol como las que disfruta España, la población debería tener elevadas tasas de vitamina D. Y, sin embargo, en Estados Unidos o en los países del norte de Europa, los niveles son más elevados.
Varios motivos explican esta aparente paradoja, como apunta Malats.
Por un lado, las personas con tonos de piel más claros son más
eficientes sintetizando la vitamina D, por lo que les basta estar menos
tiempo al sol para generar la molécula. Ello explica las tasas más
elevadas en los países nórdicos. Por otro, lado en países como Estados
Unidos, es frecuente añadir a algunos alimentos (como la leche)
suplementos vitamínicos, lo que eleva los niveles de estas sustancias en
la población.
Los autores del trabajo plantean que un incremento de ingesta de vitamina D, ya sea a través de la dieta o de suplementos, o a través de un incremento controlado de la exposición solar, puede ser beneficioso en términos de prevención del cáncer de vejiga. Un nuevo estudio del mismo equipo del CNIO está analizando si, además de efectos preventivos, la vitamina también puede ser útil como tratamiento en pacientes que ya han desarrollado el tumor.
El cáncer de vejiga es el cuarto más frecuente entre los hombres, después del de próstata, pulmón y colorrectal. Cada año se registran 11.200 nuevos casos, de los que el 30% son especialmente agresivos y pueden poner en riesgo la vida del paciente.
“Hemos visto que los sujetos con niveles más altos de 25(OH)D3, una forma estable de vitamina D en sangre, son los que presentan un menor riesgo de padecer cáncer de vejiga; y, al revés, que niveles bajos se vinculan a un mayor riesgo de desarrollarlo”, explica Núria Malats, jefa del grupo de epidemiología genética y molecular del CNIO.
La relación entre la presencia de determinadas cantidades de vitamina D y los procesos oncológicos no tiene nada de casual, según los investigadores. “Hemos demostrado mediante análisis moleculares que la vitamina D actúa potenciando la expresión de una proteína [denominada FGFR3] que frena la agresividad de este tipo de neoplasia, ya que inhibe la diferenciación en células malignas y la proliferación del tumor”, añade la investigadora. El efecto protector de la vitamina radica en esta propiedad, que, además, se manifiesta de forma más intensa frente a los tumores más agresivos, “lo que es muy importante y nunca se había descrito”, apunta Malats.
La facultad protectora de la vitamina D frente a otros tumores, como el de colon o el de mama, ya era conocida (aunque no se han detallado con este detalle sus mecanismos de acción). Y había estudios de pequeños grupos de población que apuntaban en la misma dirección respecto al de vejiga. Pero ninguno había arrojado resultados tan concluyentes ni había descrito con tanto detalle cómo esta molécula previene contra el cáncer, según los responsables del trabajo. “Observamos que niveles altos de vitamina D disminuyen, sobre todo, el riesgo de desarrollar tumores de vejiga invasivos, los que tienen mayor probabilidad de metastatizar” indica André Amaral, primer autor del estudio.
El cáncer de vejiga es el cuarto más frecuente en hombres tras los de próstata, pulmón y colorrectal
Sería lógico pensar que los resultados deberían de ser más elevados. El principal responsable de la producción de vitamina D en el cuerpo son los rayos de sol, aunque este compuesto también está presente en alimentos como los frutos secos o el pescado. Por eso, lo normal sería que en un país con tantas horas de sol como las que disfruta España, la población debería tener elevadas tasas de vitamina D. Y, sin embargo, en Estados Unidos o en los países del norte de Europa, los niveles son más elevados.
Un nuevo estudio del CNIO analiza si a las propiedades preventivas de la vitamina se suman las curativas
Los autores del trabajo plantean que un incremento de ingesta de vitamina D, ya sea a través de la dieta o de suplementos, o a través de un incremento controlado de la exposición solar, puede ser beneficioso en términos de prevención del cáncer de vejiga. Un nuevo estudio del mismo equipo del CNIO está analizando si, además de efectos preventivos, la vitamina también puede ser útil como tratamiento en pacientes que ya han desarrollado el tumor.
El cáncer de vejiga es el cuarto más frecuente entre los hombres, después del de próstata, pulmón y colorrectal. Cada año se registran 11.200 nuevos casos, de los que el 30% son especialmente agresivos y pueden poner en riesgo la vida del paciente.
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