Marruecos aplica mano dura a las protestas juveniles
La Comisión Europea pide a Rabat que restrinja el empleo de la fuerza contra los manifestantes
Rabat se enorgullecía, hasta hace poco, de ser el único entre los árabes que no reprimía las protestas de los jóvenes que empezaron a finales de febrero, pero desde hace un par de semanas sus fuerzas del orden recurren sistemáticamente al palo y a la intimidación para acabar con ellas pese a su carácter pacífico.
Rabat acusa a los jóvenes de estar manipulados por islamistas e izquierdistas
La represión se abatió, el 15 de mayo, sobre los jóvenes que intentaron organizar un picnic en el bosque de Temara que rodea la sede de la policía secreta, la Dirección de Supervisión del Territorio, en cuyas dependencias había, según ellos, una cárcel oculta. Otras manifestaciones convocadas para el 22, 28 y 29 de mayo fueron contundentemente disueltas con un saldo, a veces, de decenas de heridos.
Días u horas antes de que se intentaran celebrar la policía ya había intentado abortarlas. Sus agentes visitaron los domicilios de los supuestos cabecillas para notificarles, entregándoles una nota, que las manifestaciones estaban prohibidas. A aquellos apresados durante las protestas les advirtió de los riesgos que corrían si volvían a echarse a la calle.
"Recurren a métodos intimidatorios", asegura el periodista Omar Radi, golpeado, según él, en la calle horas después de que fuera dispersada, el sábado, la concentración ante el Parlamento a la que intentó acudir y amenazado de muerte por un oficial de la policía si volvía a participar.
Esta represión "contradice las declaraciones engañosas sobre el compromiso democrático adquirido por el Estado marroquí", reza un comunicado del Movimiento 20 de Febrero, integrado por los jóvenes que hace tres meses desencadenaron las protestas.
Hasta la Comisión Europea expresó ayer su "preocupación por la violencia empleada durante las manifestaciones que se desarrollan en Marruecos". La portavoz de Stefan Fül, comisario europeo para la ampliación y la política de vecindad, hizo un llamamiento "en pro de la restricción del uso de la fuerza y del respeto de las libertades fundamentales" entre las que figura la de reunión. Alentó a Marruecos a seguir adelante con las reformas que anunció.
El órgano recién creado por el rey Mohamed VI para supervisar el respeto de los derechos humanos en Marruecos, el Consejo Nacional de Derechos Humanos, guarda, por ahora, silencio sobre los atropellos que padecen los jóvenes rebeldes.
El Gobierno marroquí no ha reconocido el empleo de la fuerza, pero sí ha modificado su valoración del Movimiento 20 de Febrero. "Está siendo manipulado por los islamistas y los izquierdistas", acusa el portavoz del Ejecutivo Khalid Naciri. Reitera también que las reformas iniciadas constituyen para Marruecos "una opción irreversible".
Este argumento de la infiltración de los "barbudos" y de los izquierdistas en el movimiento ha sido también formulado por el consejero real Mohamed Moatassim en las reuniones que ha mantenido estos días con los partidos políticos convencionales para tratar de convencerles de que se distancien de unos jóvenes que trabajan por cuenta ajena.
Las manifestaciones que durante dos meses se han desarrollado, casi siempre pacíficamente, en las principales ciudades marroquíes han sido encabezadas por los jóvenes seguidos por grupos de izquierdistas y sindicalistas y, al final del cortejo, los islamistas de Justicia y Espiritualidad, un movimiento ilegal pero tolerado.
A las porras de los antidisturbios se añaden ahora, para frenar a los jóvenes, las contramanifestaciones. "Es la contraofensiva", titulaba ayer el diario independiente Akhbar al Youm. Consiste en que comerciantes perjudicados por la ebullición social -el grueso de las protestas se desarrolla el domingo, cuando las tiendas están cerradas- toman también las calles para exigir al Gobierno que restablezca el orden.
Llegaron, por ejemplo, ayer en decenas de autobuses ante la estación central de Rabat y se concentraron ante el Parlamento para denunciar, según la agencia oficial de prensa (MAP), que "la estabilidad de la economía está amenazada" y que "están hartos de las escenas de violencia en las calles", como si fuesen los jóvenes los que la propician. "Las reformas ya están aquí. Hay que parar las manifestaciones", rezaba una pancarta.
¿Por qué ahora se reprime lo que antes se toleraba? "Es como si nos dijesen que el recreo ha terminado, que hay que pasar a otra cosa para que así la nueva Constitución se presente en público y se apruebe en las condiciones que les convienen", responde Nizar Benamate, uno de los jóvenes más activos. Desmiente que estén en manos de islamistas o izquierdistas.
Mohamed VI anunció, el 9 de marzo, una reforma constitucional que recortará su poder ejecutivo y encargó a una comisión, encabezada por el jurista Abdellatif Menouni, que la prepare. Las propuestas que baraja parecen de antemano insuficientes al Movimiento 20 de Febrero, que se ha negado a dialogar con la comisión porque, según ellos, la reforma debería elaborarla una asamblea constituyente como en Túnez.
El ministro de Economía, Salahedine Mezour, anunció el pasado fin de semana en Nueva York que el 1 de julio se celebrará el referéndum sobre la reforma constitucional y, el 7 de octubre, habrá elecciones legislativas anticipadas. Quedará así cerrada la transición al estilo marroquí.
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