Argentina no es un destino para los desempleados españoles
La crisis no genera un éxodo hacia Buenos Aires como el que se vivió allí durante el corralito
Francisco Peregil
Buenos Aires
1 OCT 2012 - 13:00 CET308
La mayor crisis económica que ha sufrido España desde las
postrimerías de la Guerra Civil no ha provocado ningún éxodo de
emigrantes hacia Argentina. A pesar de que en España la tasa de
desempleo bate récords cada dos por tres y se sitúa ya en el 24,6% con 5.693.000 parados; a pesar de que España ha encadenado tres recesiones
desde 2009 y Argentina ha crecido durante nueve años a un ritmo
superior al 7%; a pesar de que la presidenta Cristina Fernández inaugura
cada semana alguna planta de fabricación de lavadoras o de productos porcinos, algún que otro hospital y hasta algún aeropuerto… A pesar de que desde 2003 se hayan generado en el país 3,5 millones de puestos de trabajo y la desocupación en 2011 solo llegase al 6,7%...
A pesar de todo eso, los parados españoles no emigran hacia Argentina.
Ni antes ni después de la expropiación de YPF el pasado abril; ni cuando
más trabajo había, ni ahora que la economía ofrece síntomas de
enfriamiento; ni hace cuatro años cuando comer un menú en cualquier
restaurante de Buenos Aires era notablemente más barato que en Madrid,
ni ahora que la inflación ha situado el precio de muchos productos al
mismo nivel que en España. Si durante la crisis del corralito
(2001-2002) emigraron a España 229.000 argentinos, según la Organización
Internacional de Migraciones (OIM), el fenómeno inverso no se ha
producido.
Los nacidos en España residentes en Argentina eran 96.043 en 2009, al año siguiente disminuyeron a 94.754, en 2011 cayeron a 93.282 y las proyecciones de 2012 los sitúan en 93.739, según las cifras facilitadas por el cónsul de España en Buenos Aires, Pablo Barrios. Y el número de los no residentes, o sea, los que han venido solo por unos meses, fue en 2010 de 1.530 y en 2011 descendió a 688. En los seis primeros meses de este año solo se registraron 325 españoles.
No todo el que llega a Argentina pasa por el consulado a darse de alta. Se puede probar suerte durante tres meses solo con el visado de turista. Para renovar el permiso de estancia por otros 90 días solo es necesario cruzar el río de la Plata hacia Uruguay y volver al cabo de unas horas. Pero si alguien consigue un trabajo estable, lo normal es que procure darse de alta como ciudadano español en las oficinas de la embajada. “En el consulado apenas conocemos a unas cuantas personas que hayan venido por motivos laborales”, indica el cónsul.
“A nosotros nos llega apenas una consulta por semana mediante correo electrónico procedente de algún español interesándose por las oportunidades laborales en Argentina. Y son consultas muy previas a la toma de decisión”, comenta Julio Olmos, consejero de Trabajo en Inmigración de la embajada española.
“Hoy en día, los jóvenes están muy bien informados a través de las redes sociales. Y saben que aquí los salarios no son muy altos y que los precios del mercado inmobiliario son caros”, señala el consejero español de Trabajo. “La sanidad, también es cara. En ese aspecto la situación en España, a pesar de todos los recortes, es mucho mejor que la de aquí, no es comparable. Además, el billete de avión de España a Argentina es caro [alrededor de los mil euros en clase turista] y eso frena mucho. Los que deciden probar fortuna en Reino Unido o Alemania saben que si la cosa sale mal y quieren volverse, con 50 euros o poco más pueden hacerlo. Y de paso, han aprendido o mejorado sus nociones de una segunda lengua”.
En un artículo publicado el 3 de julio en el diario argentino La Nación se citaban “diversas entidades civiles ibéricas en Buenos Aires” para afirmar que la comunidad de españoles en Argentina ha crecido un 15% en tres años. Se aseguraba también que la Embajada española intentaba “minimizar” el fenómeno alegando que esos números solo reflejan el efecto de la llamada ley de la memoria histórica (2007-2011) por la que se le concedió la ciudadanía a cien mil argentinos hijos y nietos de españoles. En la Embajada española, sin embargo, están convencidos de que hay un éxodo de jóvenes españoles en busca de trabajo, pero creen que se dirigen sobre todo a Europa.
“De vez en cuando”, añade el consejero español de Trabajo, “algún canal argentino de televisión me pide teléfonos y contactos de jóvenes que hayan venido a buscar trabajo. Pero son realmente difíciles de encontrar. Buscan un perfil de joven desesperado que huye del paro, que a Argentina de momento no ha llegado. Porque los que vienen llegan acompañando a su pareja. Y también han regresado, eso sí, algunos argentinos de doble nacionalidad de los que se fueron después del corralito. Pero aquí no nos hemos visto en la necesidad de hacer unos trípticos informativos como han hecho en el consulado español de Londres para informar a quienes buscan trabajo. Estamos muy lejos de esa situación”.
Lino Barañao, el ministro argentino de Ciencia, declaró a este periódico el pasado febrero que él había recibido algunas consultas de científicos españoles interesándose por trabajar en Argentina y había pensado cambiar la ley para facilitar los trámites. Desde entonces, el Gobierno no ha movido un dedo en ese aspecto y las estadísticas no reflejan ninguna oleada de científicos españoles en Argentina. Los datos del departamento de Migraciones, dependiente del Gobierno argentino, tampoco ilustran sobre una llegada masiva de españoles. Si bien creció el número de radicaciones desde 2002 (232) hasta 2011 (734), la evolución fue paulatina y se encuentra muy por debajo de los 57.034 peruanos que se radicaron en 2011 en Argentina, los 36.331 bolivianos, los 17.284 peruanos o los 1.719 chinos.
“Siempre hay una emigración entre Argentina y España significativa comparada con el resto de países de Europa, debido a los lazos culturales y familiares. Pero no creo que se haya incrementado en los últimos dos años significativamente”, indica el abogado Fernando Ardanza, experto en tramitar papeles de residencia para extranjeros.
El pasado 22 de julio este periódico publicó un artículo en el que se repasaban las oportunidades que hay en el extranjero para los españoles y se recordaba que en Argentina y México era más fácil conseguir los visados que en países como Brasil o Chile. Y es cierto eso, pero una vez conseguido el visado hay que encontrar trabajo en un mercado laboral donde uno de cada tres empleados cobra en negro, sin ningún tipo de garantías médicas o legales. Y una vez encontrado el empleo, es preciso tener en cuenta que el salario se cobra en pesos argentinos. Si se gana lo suficiente como para ahorrar, no será fácil revertir el dinero a euros. Debido a las trabas cambiarias impuestas por el Gobierno para proteger su economía, comprar euros o dólares en el mercado oficial, aunque sea para salir al extranjero de vacaciones, cada vez es más complicado. Y comprarlos en el mercado paralelo, cada día más caro.
Los nacidos en España residentes en Argentina eran 96.043 en 2009, al año siguiente disminuyeron a 94.754, en 2011 cayeron a 93.282 y las proyecciones de 2012 los sitúan en 93.739, según las cifras facilitadas por el cónsul de España en Buenos Aires, Pablo Barrios. Y el número de los no residentes, o sea, los que han venido solo por unos meses, fue en 2010 de 1.530 y en 2011 descendió a 688. En los seis primeros meses de este año solo se registraron 325 españoles.
No todo el que llega a Argentina pasa por el consulado a darse de alta. Se puede probar suerte durante tres meses solo con el visado de turista. Para renovar el permiso de estancia por otros 90 días solo es necesario cruzar el río de la Plata hacia Uruguay y volver al cabo de unas horas. Pero si alguien consigue un trabajo estable, lo normal es que procure darse de alta como ciudadano español en las oficinas de la embajada. “En el consulado apenas conocemos a unas cuantas personas que hayan venido por motivos laborales”, indica el cónsul.
“A nosotros nos llega apenas una consulta por semana mediante correo electrónico procedente de algún español interesándose por las oportunidades laborales en Argentina. Y son consultas muy previas a la toma de decisión”, comenta Julio Olmos, consejero de Trabajo en Inmigración de la embajada española.
“Hoy en día, los jóvenes están muy bien informados a través de las redes sociales. Y saben que aquí los salarios no son muy altos y que los precios del mercado inmobiliario son caros”, señala el consejero español de Trabajo. “La sanidad, también es cara. En ese aspecto la situación en España, a pesar de todos los recortes, es mucho mejor que la de aquí, no es comparable. Además, el billete de avión de España a Argentina es caro [alrededor de los mil euros en clase turista] y eso frena mucho. Los que deciden probar fortuna en Reino Unido o Alemania saben que si la cosa sale mal y quieren volverse, con 50 euros o poco más pueden hacerlo. Y de paso, han aprendido o mejorado sus nociones de una segunda lengua”.
En un artículo publicado el 3 de julio en el diario argentino La Nación se citaban “diversas entidades civiles ibéricas en Buenos Aires” para afirmar que la comunidad de españoles en Argentina ha crecido un 15% en tres años. Se aseguraba también que la Embajada española intentaba “minimizar” el fenómeno alegando que esos números solo reflejan el efecto de la llamada ley de la memoria histórica (2007-2011) por la que se le concedió la ciudadanía a cien mil argentinos hijos y nietos de españoles. En la Embajada española, sin embargo, están convencidos de que hay un éxodo de jóvenes españoles en busca de trabajo, pero creen que se dirigen sobre todo a Europa.
“De vez en cuando”, añade el consejero español de Trabajo, “algún canal argentino de televisión me pide teléfonos y contactos de jóvenes que hayan venido a buscar trabajo. Pero son realmente difíciles de encontrar. Buscan un perfil de joven desesperado que huye del paro, que a Argentina de momento no ha llegado. Porque los que vienen llegan acompañando a su pareja. Y también han regresado, eso sí, algunos argentinos de doble nacionalidad de los que se fueron después del corralito. Pero aquí no nos hemos visto en la necesidad de hacer unos trípticos informativos como han hecho en el consulado español de Londres para informar a quienes buscan trabajo. Estamos muy lejos de esa situación”.
Lino Barañao, el ministro argentino de Ciencia, declaró a este periódico el pasado febrero que él había recibido algunas consultas de científicos españoles interesándose por trabajar en Argentina y había pensado cambiar la ley para facilitar los trámites. Desde entonces, el Gobierno no ha movido un dedo en ese aspecto y las estadísticas no reflejan ninguna oleada de científicos españoles en Argentina. Los datos del departamento de Migraciones, dependiente del Gobierno argentino, tampoco ilustran sobre una llegada masiva de españoles. Si bien creció el número de radicaciones desde 2002 (232) hasta 2011 (734), la evolución fue paulatina y se encuentra muy por debajo de los 57.034 peruanos que se radicaron en 2011 en Argentina, los 36.331 bolivianos, los 17.284 peruanos o los 1.719 chinos.
“Siempre hay una emigración entre Argentina y España significativa comparada con el resto de países de Europa, debido a los lazos culturales y familiares. Pero no creo que se haya incrementado en los últimos dos años significativamente”, indica el abogado Fernando Ardanza, experto en tramitar papeles de residencia para extranjeros.
El pasado 22 de julio este periódico publicó un artículo en el que se repasaban las oportunidades que hay en el extranjero para los españoles y se recordaba que en Argentina y México era más fácil conseguir los visados que en países como Brasil o Chile. Y es cierto eso, pero una vez conseguido el visado hay que encontrar trabajo en un mercado laboral donde uno de cada tres empleados cobra en negro, sin ningún tipo de garantías médicas o legales. Y una vez encontrado el empleo, es preciso tener en cuenta que el salario se cobra en pesos argentinos. Si se gana lo suficiente como para ahorrar, no será fácil revertir el dinero a euros. Debido a las trabas cambiarias impuestas por el Gobierno para proteger su economía, comprar euros o dólares en el mercado oficial, aunque sea para salir al extranjero de vacaciones, cada vez es más complicado. Y comprarlos en el mercado paralelo, cada día más caro.
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